Por Marcos Terena*
La idea no es solamente transmitir un mensaje, y sí, hacer una celebración dentro de las bases de la costumbre indígena como la oralidad. Pero, en la modernidad donde también estamos, los intercambios indígenas también se hacen por escritos, y no podemos simplemente pensar que estamos integrales y nada nos ha afectado durante los últimos tiempos de contactos.
Como Diciembre también vivimos las presiones de la Navidad, comprando, regalando y esperando regalo, quisiera compartir con usted toda una noción de vida para la propia vida, que es la celebración. La Navidad creada por cristianos no tenía al principio, el sentido comercial o totalmente religioso, pero si de recordar el amor al próximo y el amor a Dios.
En el mensaje de este año de 2008 tenemos que despertar como indígenas, la capacidad y coraje de afirmar nuestra ancestralidad como el respecto al grande Creador, sea el nombre que le pongamos, donde lo más importante seria celebrar la magia de la vida, la existencia de la naturaleza y con ella, nuestra calidad de vida.
Como Pueblos Indígenas tenemos que demostrar nuestra firme solidaridad con pueblos, comunidades y personas no indígenas que no tienen derecho a comer, a estudiar, a tener una vivienda, porque los parámetros de la economía necesita que toda persona, comprueba su capacidad de generar renta y no solo de usufructar de la renta.
De otro lado, la Madre Tierra que comienza a reaccionar como el animal herido ante toda la ambición del colonizador y sus basuras que promueven la destrucción del medio ambiente y los cambios climáticos y nuevas formas de enfermedades como el sida, el cáncer y en caso de las comunidades indígenas, hambre, diabetes, etc.
Entonces, celebrar el Natalicio es celebrar la vida como hermanos que son solidarios con otras personas, en especial nosotros los pueblos indígenas, en la búsqueda de nuestra dignidad, respeto y soberanía individual a los propósitos del bien común.
La Navidad puede tener regalos físicos, materiales, pero dentro de los principios indígenas, la mayor celebración es mirar los montes, el cielo, las aguas, la naturaleza y dar gracias por su poder de mantenerse, recuperarse y compartir con toda la humanidad la vida sana, aunque con todas las diversidades y construcción de plataformas de desarrollo sin compromiso con el propio pueblo, incluso en la solidariedad.
El ejemplo indígena que tradicionalmente no tiene la costumbre cristiana o comercial de la Navidad, es que cuando miramos un niño descubrimos nuestra capacidad de ser justo, solidario y compañeros por una vida de dignidad material y espiritual, porque todo esto viene con la tierra, territorialidad o hábitat, ¡nuestra marca de vida!
¡Feliz Navidad 2008!.
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* Marcos Terena es indígena del pueblo Terena, miembro de la Cátedra Indígena Itinerante (CII)
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