Los planes de vida orientan el desarrollo de las comunidades para un fin colectivo que garantiza el mantenimiento de saberes, recursos, etc. en aras de alcanzar aspiraciones comunes que permitan dar sostenibilidad a cada una de las creencias, espiritualidades y saberes en forma de piedra angular para la construcción local, y por supuesto como un instrumento de gestión ambiental.
Por César Machaca Escobar
25 de setiembre, 2019.- Para empezar, las aspiraciones y las necesidades del hombre son ilimitadas más aun a nivel colectivo. Pues, para alcanzar todo ello se requiere de los planes de vida que comprende los ideales comunitarios. Ya que, incentiva el desarrollo local, las capacidades locales y el mantenimiento del patrimonio inmaterial, es decir, son medios de salvaguarda de los saberes, formas de vida, mantenimiento de la identidad y una estrategia de mitigación de la crisis ambiental causado por el cambio climático, por los gases del efecto invernadero ocasionado por las grandes industrias.
Ahora bien, para su concreción se requiere el conocimiento y comprensión por parte de los servidores y funcionarios de cada una de las instancias del aparato estatal, ya sean nacional, regional y local. No obstante, la indiferencia, el desapercibimiento y la miopía en la gestión pública hacen que se burocratice la reglamentación de la Ley de Consulta Previa del Cambio Climático, que está en pleno proceso de revisión, modificación y evaluación.
Asimismo, el enfoque intercultural será un recurso para su real aplicación, de lo contrario las brechas y necesidades continuarán. Pues para ello, la identidad y la cultura darán mayor acuciosidad para una adecuada comprensión sociocultural. Todo ello, por una pertinencia cultural y social a fin de constituirlo en un instrumento de gestión para recoger los saberes y las visiones de las comunidades, sin trastocar el modus vivendi de manera autónoma sobre las poblaciones rurales garantizando la participación estatal y no estatal, en favor de las acciones sobre las zonas rurales para el recojo de la problemática en el ámbito de la gestión ambiental.
pensar en el desarrollo de la ruralidad implica la construcción de aspiraciones orgánicas
Por un lado, la crisis climática, de otro lado, recurrir a insumos locales hasta los órganos nacionales. En cambio, las singularidades culturales en nuestra región y el país hacen que las poblaciones rurales exijan el respeto y el cumplimiento de los acuerdos de la Ley de la Consulta Previa, en razón del marco del derecho internacional, al igual que su génesis data de las poblaciones locales del suma jakaña / suma kawsay ‘buen vivir’ que son parte de las comunidades ancestrales, asimismo, tiene una procedencia en la filosofía existencial.
Entonces, pensar en el desarrollo de la ruralidad implica la construcción de aspiraciones orgánicas, de hecho, para que sean más productivos la ganadería, la agricultura y demás actividades socio productivas centradas en la chacra, en los recursos hídricos; a su vez, los ritos que son parte de los saberes y el patrimonio inmaterial.
En resumen, los planes de vida orientan el desarrollo de las comunidades para un fin colectivo que garantiza el mantenimiento de saberes, recursos, etc. en aras de alcanzar aspiraciones comunes que permitan dar sostenibilidad a cada una de las creencias, espiritualidades y saberes en forma de piedra angular para la construcción local, y por supuesto como un instrumento de gestión ambiental.
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Fuente: Publicado en el diario Los Andes.
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— Servindi (@Servindi) December 20, 2014
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