Enlace permanente Enviado por Humberto Corder... (no verificado) el Sáb, 01/17/2015 - 11:47
El cobarde, repudiable e injustificable asesinato de los miembros del equipo del semanario francés Charlie Hebdo ha promovido nuevamente el debate sobre el derecho a la libertad de expresión, respecto de cuyo irrestricto ejercicio no deberían plantearse limitaciones de ninguna índole, ni por parte de agentes gubernamentales, ni por parte de particulares (individuales o colectivos).
Sin embargo, también nos interpela respecto de la responsabilidad de los medios de comunicación en la promoción de diversos valores consustanciales a una Cultura de Paz y a un Estado Democrático de Derecho, tales como la tolerancia, el respeto de las convicciones religiosas de las personas creyentes (cual sea su religión), las diversas prácticas que configuran la integridad moral de las personas, entre otras. Lamentablemente, el semanario francés Charlie Hebdo ha estado lejos de promover tales valores, condescendiendo muchas veces a la maledicencia, la mordacidad y la necedad innecesarias.
Estamos en un contexto más que propicio para recordar aquella reflexión de Viktor Frankl: “Hemos levantado la estatua de la libertad sin haber construido primero la de la responsabilidad”.
El cobarde, repudiable e injustificable asesinato de los miembros del equipo del semanario francés Charlie Hebdo ha promovido nuevamente el debate sobre el derecho a la libertad de expresión, respecto de cuyo irrestricto ejercicio no deberían plantearse limitaciones de ninguna índole, ni por parte de agentes gubernamentales, ni por parte de particulares (individuales o colectivos).
Sin embargo, también nos interpela respecto de la responsabilidad de los medios de comunicación en la promoción de diversos valores consustanciales a una Cultura de Paz y a un Estado Democrático de Derecho, tales como la tolerancia, el respeto de las convicciones religiosas de las personas creyentes (cual sea su religión), las diversas prácticas que configuran la integridad moral de las personas, entre otras. Lamentablemente, el semanario francés Charlie Hebdo ha estado lejos de promover tales valores, condescendiendo muchas veces a la maledicencia, la mordacidad y la necedad innecesarias.
Estamos en un contexto más que propicio para recordar aquella reflexión de Viktor Frankl: “Hemos levantado la estatua de la libertad sin haber construido primero la de la responsabilidad”.