Enlace permanente Enviado por rafael saavedra (no verificado) el Mar, 05/22/2012 - 13:43
A propósito del Celta, he aquí un relato de 200 palabras, sobre éste discutido personaje:
Y EL CELTA CUMPLIÓ SU SUEÑO
Se oían con suma nitidez las campanadas del viejo reloj anunciando las tres de la mañana; los ojos despabilados, pretendían cerrarse involuntariamente vencidos por el cansancio y la tensión de las horas, pero el sheriff impasible le dijo: - Apúrate que la hora nos gana; en efecto cuatro robustos hombres lo levantaron en vilo y pese a su larga humanidad, fue metido en un saco de yute, que se hacía con esa planta que los ingleses aclimataron en la Amazonía y cuyas fibras se transportaban a Londres en la Booth Line. Ni un solo quejido, pese al insoportable dolor en el bajo vientre por los apuros del día. Fue conducido por un zaguán y arrojado dentro del carruaje que recogía la bazofia del penal. Perezosamente prosiguió su marcha por un extraño camino con dirección al océano. Muchos días después de pasar el bamboleado mar, arribó al Magdalena donde sigilosamente fue recibido por sus amigos alemanes Herber y Hans, que conducían una línea aérea; durante algunos meses fue entrenado para pilotar modernos hidroaviones. En un avión Falcón 01 se enfrentó, en Gueppí, a Francisco Secada. Muriendo en combate. El celta finalmente había cumplido su sueño.
A propósito del Celta, he aquí un relato de 200 palabras, sobre éste discutido personaje:
Y EL CELTA CUMPLIÓ SU SUEÑO
Se oían con suma nitidez las campanadas del viejo reloj anunciando las tres de la mañana; los ojos despabilados, pretendían cerrarse involuntariamente vencidos por el cansancio y la tensión de las horas, pero el sheriff impasible le dijo: - Apúrate que la hora nos gana; en efecto cuatro robustos hombres lo levantaron en vilo y pese a su larga humanidad, fue metido en un saco de yute, que se hacía con esa planta que los ingleses aclimataron en la Amazonía y cuyas fibras se transportaban a Londres en la Booth Line. Ni un solo quejido, pese al insoportable dolor en el bajo vientre por los apuros del día. Fue conducido por un zaguán y arrojado dentro del carruaje que recogía la bazofia del penal. Perezosamente prosiguió su marcha por un extraño camino con dirección al océano. Muchos días después de pasar el bamboleado mar, arribó al Magdalena donde sigilosamente fue recibido por sus amigos alemanes Herber y Hans, que conducían una línea aérea; durante algunos meses fue entrenado para pilotar modernos hidroaviones. En un avión Falcón 01 se enfrentó, en Gueppí, a Francisco Secada. Muriendo en combate. El celta finalmente había cumplido su sueño.