En momentos en que el gobierno peruano se desvive por que Estados Unidos apruebe el tratado de libre comercio con el Perú nuestro amigo Jorge Pérez nos reenvía tres citas sobre los tratados de libre comercio (TLC) escritas por los premios nóbel Jose Saramago, Joseph Stiglitz y Adolfo Pérez Esquivel. Estos textos nos indican hacia dónde apunta el pensamiento inteligente frente a estos tratados entre países asimétricos y desiguales.
La soberanía de los países queda en entredicho con los TLC
"Los famosos tratados de libre comercio son el instrumento máximo de los Estados Unidos para gobernar a los pueblos desde México hasta la Patagonia... No tienen solo aspectos comerciales sino, también, temas políticos y sociales... No son libres, sino que tienen que ver con deseos de dominación estratégica, militar y política.... La autonomía, la independencia y la soberanía de los países de América queda en entredicho en el momento que los tratados entren en vigor. Estos tratados son una especie de campanada de advertencia. Si los pueblos no imponen a sus gobiernos la defensa de sus derechos esto acabará mal".
José Saramago, Premio Nobel de Literatura
Estados Unidos no negocia, impone
"En la asimétrica negociación de tratados comerciales no priman la equidad o la democracia, sino los intereses de grupos particulares como las farmacéuticas y las petroleras, o al menos esos son los intereses que representa la oficina comercial de E.U.... Los países que firman TLC creen que les van a traer inversión y no hay evidencia de que eso pase. Es solo un sueño... Si la firma del TLC tuviese negociaciones reales y posibilidades de beneficiar a los países, sí lo recomendaría, pero Estados Unidos no negocia sino que demanda o impone... los acuerdos bilaterales son una desventaja porque EEUU subsidia su agricultura y no dejaría a otros países tomar medidas en contra de eso... los TLC no son tan libres ya que se solicita o se impone comprar cierta cantidad de materia prima de Estados Unidos, como parte de los convenios... Los TLC no son buenos, no son justos, porque traen más perjuicios que beneficios".
Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía
Hay pueblos que no claudican
"La firma del TLC con los EEUU llevaría a Costa Rica a transformarse en una colonia norteamericana; agregar una estrellita más a su bandera. El fracaso de los EEUU de implantar en el nivel continental ... el TLC, es una muestra clara y contundente que hay pueblos que no claudican que resisten a las fuertes presiones y que tienen el coraje de defender sus derechos. Otros lamentablemente han claudicado y han hipotecado la vida de sus pueblos, traicionando su libertad y autonomía. Han privilegiado el capital financiero, sobre el capital humano y sometido a sus pueblos a la dependencia. Frente a estos desafíos cabe preguntarse qué quiere el pueblo costarricense."
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz
Fuente: Recopilado por Roberto Guadamuz Hidalgo, enviado por Jorge Pérez
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Guyunusa en el Parlamento
¿Cómo no serÃa Guyunusa, una de las integrantes de los llamados “últimos charrúasâ€, el sÃmbolo por antonomasia de las mujeres uruguayas? Sin desconocer los aportes étnicos colonizadores europeos, luego inmigrantes, y también africanos de la aciaga esclavitud que confluyeron en la formación de la sociedad vernácula, la figura paradigmática de la indÃgena heroica exhibida en ParÃs, se convierte indiscutiblemente en impronta ejemplar insuflada de epopeya local.
El exterminio que pretendió ser masivo de la nación charrúa sublimado en Salsipuedes a manos del genocida Fructuoso Rivera, fue determinante en la extinción como grupo de los hermanos que nos precedieron en la propiedad de estas tierras, dueños por derecho natural de las mismas.
El después, es el relato polÃtico entre la mentira y el mito, subproducto de la aculturación y consecuencia lógica del mismo. Hilachas de la historia censurada que permitieron fuera contada y nos obligaron a beber como remedio en los programas de educación escolar.
Si en el encierro del arroyo Salsipuedes en Villa MarÃa de Tiatucurá, localidad de Guichón en Paysandú, el general con nombre de avenida emboscó y mató a muchos de ellos fundamentalmente hombres-caciques, con intención de borrarlos literalmente del mapa, seguramente las mujeres, niñas y niños escapados de la cobarde ejecución, se reprodujeron y de ellos guardamos descendencia hasta nuestros dÃas.
Es razonable observar que la sangre indÃgena exista actualmente como realidad biológica, además de haberse transformado en vÃnculo cultural en honor a los pueblos originarios. Este volver a los primeros pobladores que guardan Ãntimas raÃces, se presenta con fuerza colectiva de regreso a la esencia.
La pena es que al ser disueltos como comunidad, nuestros aborÃgenes fueron forzados a asimilar el europeizado modelo dominante no pudiendo conservar su linaje y costumbres, desapareciendo literalmente entre la multitud a la vista de todos.
Hoy sabemos que arrinconar y quitarle a un colectivo su forma de ser es matar socialmente o genocidio, figura delictual tipificada internacionalmente en derecho penal como crimen de lesa humanidad.
Duele pensar que la patria se formó como institución desplazando a algunos de quienes lucharon por su libertad.
La vergüenza histórica de la matanza charrúa protagonizada por el primer presidente constitucional del Uruguay, sumada a los intereses de las fracciones partidarias que tomaron el poder por más de un siglo y dirigieron la manipulada enseñanza, produce y alimenta el fenómeno de la negación, gestando el casi invencible etnocidio ideológico con incontables armas diestramente disimuladas, plenas de discurso y reproducidas en forma autómata.
Apropiados los recién llegados de todo lo que era bueno e inventada la nueva estructura societaria, no hubo lugar para los “salvajes†y fue conveniente asesinarlos en el imaginario popular.
En nuestros dÃas, dada la dominación cultural reinante a partir de las colonias y el posterior imperio del imperialismo económico, la oposición y el ninguneo desde el poder, han sido instrumentos de invisibilización para los que evocamos ancestros nativos. Pertenecer a una subcategorÃa ciudadana por promover la matriz africana o indÃgena es habitual.
El reconocimiento a las bases de nuestra identidad tarda en abrirse paso y parece no llegar del todo.
Este DÃa del Indio en especial, quiero pensarlo de la India reivindicando la memoria de la eterna y tribal heroÃna que parió en cautiverio a una niña libre nunca encontrada, y ofrendarlo a todas las guyunusas habitantes de este hermoso paÃs, sin distinguir colores polÃticos o de la piel. Ese espÃritu libertario que nos alienta, tiene sin dudas lo mejor de cada una de las razas que hoy nos encuentran uruguayos, provenientes de los que aventuraron sus destinos, fueron forzados a venir o nacieron acá. Y de entre ellos tendrán prioridad en la tradición los aborÃgenes como primeros habitantes, a quienes tenemos deber y derecho a recordar en la dimensión integral del dolor de la masacre.
Susana Andrade
Viernes, 11 de abril, 2008 - AÑO 9 - Nro.2876 La República
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