En un reciente artículo Sandro Venturo(1) lanza siete consideraciones contra-indigenistas que a la fecha no han tenido respuesta de los indigenistas. ¿Poca disposición al debate? ¿Carencia de espacios para dar su opinión? ¿Indiferencia frente a la provocación? Quizás para ellos las posiciones de Venturo sean irrelevantes, pero al contener ciertas falacias vale la pena pasar a revisarlas y quizás animar la discusión sobre un tema que es fundamental para millones de personas en nuestro país.
I
Desde Juan Velasco, nuestros ciudadanos del campo se autodefinen campesinos. No se consideran indígenas. (2) Como todavía pueden recordar los mayores de cuarenta, es el Estado liderado por Velasco el que decidió que se dejara de usar la denominación oficial indio y reemplazarla por aquella de campesino, por considerarla denigrante. Esta apuesta estatal asociada al clasismo de la nueva izquierda, llevó a que el término se popularizara. Aquel cambio que transformó las vidas de los ciudadanos del campo, no impidió que la elite criolla siguieran viéndolos como sus subordinados.
II
Lo que hoy consideramos prehispánico, y por lo tanto andino, es en realidad una versión derivada de la cultura occidental. Según este argumento la matriz cultural andina sería occidental, cuando por el contrario, la llamada cultura andina es la transformación de lo que existía originalmente en los Andes antes de la llegada de los españoles, que se convirtió en algo distinto como producto de dicho encuentro o choque. Nadie en su sano juicio afirmaría que Macchu Picchu, Chan Chan o Chavin son derivaciones de Occidente salvo aquellos devotos de textos ocultistas entre los cuales se que no se encuentra Sandro Venturo.
III
Mi gran temor es que estemos valorando al quechua con la misma consideración con la que miramos los objetos que nos ofrecen los museos, esto es, con el cariño y la admiración que nos provoca lo hermoso e inerte. Ojala así fuera aunque sea para que cuando la extinción anunciada por el autor, algo quede. El problema es que valorar no es lo mismo que conservar o exhibir. Darle valor al idioma es darle uso cotidiano ahí donde éste vive.
IV
Que los idiomas nativos persistan y se actualicen de forma permanente dependerá básicamente de las poblaciones que lo necesitan y de su capacidad para incluirse a esta nación desigual y poco integrada. Incluirse en su propia lengua. Los idiomas persisten porque existe la necesidad de usarlos, para los fines más diversos. Sin embargo esto no basta; es necesaria una política estatal que promueva el uso de la lengua. No es solo el mercado el que determina los usos de la lengua, es también aquello que el Estado y las elites que lo controlan le propongan al resto de la sociedad. Un Estado que no le habla en su idioma materno a sus ciudadanos, no es un Estado democrático y mucho menos un Estado eficiente.
V
Cuando uno lee las traducciones de cantos quechuas toma conciencia de una forma de nombrar la vida que los códigos de comunicación contemporáneos no nos ofrecen. Eso nos ocurre a todos los que leemos los Himnos Órficos, el Poema de Gilgamesh, o la Divina Comedia, eso es lo que nos ocurre cuando leemos textos escritos en tiempos lejanos. Al parecer para Venturo el quechua ya es una lengua muerta, antigua y extinta. ¿Será cierto?.... si es así, resulta inexplicable la frondosa producción musical en idioma quechua no son acaso contemporáneos Carlos Falconi, Manuelcha Prado o los poemas sobre la violencia política que se muestran en la galería virtual Yuyarisun de la cual el autor fue curador?
VI
Pero poco avanzarán dichos esfuerzos si no existe una avanzada social 'indígena' dispuesta a alfabetizar en su lengua, así como a comprar y vender, a negociar y seducir, a enfrentar y concertar. No existen acaso? No se negocia en innumerables ferias en la sierra del Perú en quechua? No se seduce en ese mismo idioma en las fiestas de carnaval? No se toman decisiones en cientos de asambleas en comunidades y centros poblados en ese idioma? Acaso las empresas mineras, ong y el Estado no solicitan profesionales que lo hablen? Acaso no hay medio millón de quechua hablantes en la ciudad de Lima?
VII
Nuestra occidentalidad está invadida de ciertos espíritus indígenas que celebran su trascendencia invisible. Suponemos que el autor se refiere a sus lectores occidentales y la comunidad a la que siente que pertenece, a la matriz cultural en la que él negocia, concerta, seduce y que reconoce como moderna y contemporánea. A pesar de la voluntad inclusiva y su apuesta por la modernidad Venturo cae en el viejo discurso que a lo largo de la república buscó erradicar el quechua de la vida de millones de peruanos, sea por la vía educativa, militar, religiosa o subversiva. Sin embargo a lo largo y ancho del territorio, el amor y los negocios se siguen haciendo en ese idioma.
Notas:
(1) El Quechua y los dilemas del indigenismo, publicado el 11 de setiembre en Perú 21
(2) Todas las cursivas, son extractos del texto de Venturo.
Comentarios
La verdad es que Sandro Venturo trabaja para las mineras, tiene su empresa TORONJA que le hace publicidad a varias mineras, y busca provocar.
Sandro Venturo está en otra autopista, no veo por qué pueda ser importante tomar en cuenta sus conceptos, que por lo demás no son nada originales. La muerte de la cultura nativa del Perú fue el expreso deseo de todos los extirpadores de idolatrÃas y él sólo manifiesta en clave de miedo lo que los chapetones intentaron en clave de crueldad. Desde los opuestos hacen una sola unidad, de la cual está excluida la cultura peruana porque esta desarrolla en otras dimensiones que Ventura ni siquiera se huele.
Perú 21 es un periódico para cierta clase social limeña. Escribir en un periódico de Lima es, desde ya, un acto de comunicación entre un redactor(a) y cierto tipo de personas que :
a) leen en idioma español
b) compran ese periodico
c) leen periodico
d) leen esa sección (conceptuosa)del periodico
No podemos sustraernos a quién comunica y a quiénes comunica, cuando intentamos "meter la cuchara" en esos debates. Los cronistas españoles jamás hicieron la historia de los quechuas sino para comunicar claves de dominación al trono de España. Lo mismo sucede con los historiares, comunicadores (o pensadores de nuestra cultura nativa-peruana)que no revisan sus códigos de comunicación. Ellos están en la misma carretera de comunicación con los descendientes criollos del ocupante. La comunicación del runa, que cuenta sobre su historia y su linea de evolución, está registrada en la arquitectura Ãntima de sus idiomas, en sus códigos estéticos, en sus diseños, colores, formas, costumbres. Recomiendo intensamente a los mestizos y criollas de buena voluntad que, antes de escribir piedras, analicen la carga simbólica de sus comunicaciones. Tengo entendido que el Museo de Arte va a abrir un curso-taller de semiologÃa aplicada a la estética... puede ser un buen inicio.
Suscribo plenamente la reflexión de Carmen Luz Gorriti, a la que debo añadir que en la otra orilla de la posición de personas como Venturo, hay esfuerzos meritorios de los que han entendido, asimilado y trabajan en la dirección opuesta, de hacer del quechua un real instrumento de comunicación para integrar, progresar y recuperar una cultura milenaria, llena de sabidurÃa y valores, creo incluso en muchos aspectos superiores a la occidental. Citaré el ejemplo de la Luz MarÃa Alvarez- Calderon Fernandini, tempranamente fallecida, una mujer valerosa, que racialmente no tenÃa nada de quechua y fundó la Universidad para el Desarrollo Andino en Huancavélica para impulsar la inclusión del hombre andino, sin renunciar a su lengua, cultura y valores, donde la lengua oficial de la enseñanza, de los profesores y alumnos, es el quechua. Los colonialistas españoles, que llegaron al extremo de sacrificar indÃgenas para arrojar las carnes de sus cuerpos mutilados a los perros, mataron sus cuerpos, pero no su cultura. Allà está concitándonos, alertándonos, invitándonos para concertar juntos una nueva sociedad, donde el quechua y el castellano, sean lenguas con la misma estatura, con la misma responsabilidad y con el mismo desafÃo, y si en esta fraternal interacción la primera llegara a recuperar el sitial que tuvo en el Tahuantinsuyo, en buena hora. Esta tarea de reivindicación, redención e integración está en sus comienzos, a pesar de los avances, pero hay un camino abierto por nuestros protointegradores, como Luz MarÃa, que nos estimula a creer en que se producirá, al fin y al cabo, un verdadero encuentro cultural.
No creo que Sandro Venturo este en "otra pista". Lo que pasa que él suele, deliberadamente, ser un provocador, para remover aguas tranquilas. De ello hay mucha evidencia en su obra.
Aqui va mi opinión:
Si somos democráticos, no pretendamos colocarnos en una posición dominante, queriendo que los peruanos que hablan idiomas nativos: quechua, aymara, aguaruna, campa, cashivo, y muchos otros, renunciando a su lengua materna, asuman el uso del idioma castellano. ¿Por que no asumimos lo cotrario?
Hoy que esta de moda la "fusión" ¿Por que no fusionamos el hablar de todos los peruanos?
Concuerdo el autor de la réplica, Javier Torres Seoane, cuando dice: "Un estado que no le habla en su idioma materno a sus ciudadanos, no es un estado democrático".
Nada más cierto en esta hora de barbárie.
8 de Junio del 2009.
Añadir nuevo comentario