Sin armas letales, y solo con su baston de mando y su unidad, la guardia indígena del Cauca se hace respetar. En la imagen, desalojando de su territorio sagrado a un soldado del Ejército.
- Mientras, seguirán aplicando la justicia indígena para evitar el exterminio y armonizar sus territorios.
Servindi, 2 de mayo, 2013.- Mediante una carta, organizaciones indígenas del departamento de Cauca, en la región sur occidental de Colombia, advirtieron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) que seguirán aplicando la "justicia indígena" a sus guerrilleros y solicitaron iniciar un proceso de diálogo condicionado.
La misiva, firmada con fecha 29 de abril por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) fue dirigida a Timoleón Jiménez, comandante de las Farc.
En ella se acusó a las Farc de no actuar de acuerdo a las conversaciones de paz y humanitarias llevadas a cabo entre indígenas y los guerrilleros tanto en décadas pasadas como recientemente.
“Una cosa es lo que ustedes pregonan en ciertos escenarios, y otra cosa es la realidad que nos toca sufrir en las comunidades debido al accionar de sus subordinados combatientes”, señala el documento.
Del mismo modo, afirmaron que el grupo armado sigue un “cuidadoso plan de guerra” que buscaría también desestabilizar a los gobiernos “autónomos, legítimos y ancestrales” de los pueblos indígenas colombianos.
Los suscritos denunciaron ser víctimas de constantes “señalamientos, reclutamiento de menores, amenazas a líderes y miembros de la guardia indígena” así como de “reiteradas campañas de estigmatización” a sus organizaciones.
Aplicarán la justicia indígena
Los indígenas advirtieron al comandante de las Farc que continuarán aplicando la justicia tradicional de su pueblo, como hicieron recientemente con dos guerrilleros de esa agrupación, a los que condenaron a 40 años de prisión bajo una modalidad especial de custodia indígena en la cárcel de Popayán.
“Así se seguirá haciendo en todo hecho donde resulten involucrados miembros de los grupos armados”, afirmaron en el documento.
Diáloguemos pero... déjennos de matar
Sin embargo, las organizaciones indígenas afirmaron estar dispuestas a dialogar con el grupo armado, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones. Entre ellas, el cese de las agresiones contra sus pueblos. “Que nos dejen de matar, de señalar y de dividir”, indicaron
Asimismo, pidieron que se establezca una agenda para las conversaciones, que se lleve a cabo un diálogo observado por agentes internacionales y las comunidades, y que sea respetado su “ejercicio de control territorial”
“Que asuman Verdad, Justicia y Reparación”, exigieron.
Lea a continuación el documento completo enviado a las Farc por las organizaciones indígenas de Colombia:
Carta al Comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Timoleón Jiménez, y a los demás miembro del Secretariado
Dolidos y preocupados por las consecuencias que deja la guerra en nuestros territorios pero a la vez con esperanza y expectativas porque en la Habana se negocie la terminación del conflicto armado, los indígenas del Cauca agrupados en ACIN, CRIC y ONIC, nos dirigimos a usted señor Timoleón Jiménez, comandante del Estado Mayor de las FARC para expresarle lo siguiente:
Desde nuestra visión de pueblos milenarios y desde nuestras acciones comunitarias autónomas de manera radical decidimos atravesarnos a la guerra, no obstante de los riesgos que esto significa porque nos cansamos de llorar nuestros muertos, reconociendo también el dolor de los demás. Por eso, igual que una gran mayoría de colombianos le apostamos a que en Colombia se abra un verdadero proceso de paz que termine en justicia social, libertad, bienestar y dignidad desde la diversidad para el país. Así se demostró en la gigantesca, diversa y multitudinaria movilización del 9 de abril pasado en donde participamos los indígenas con convicción junto a comunidades que llegaron desde diferentes rincones de Colombia. Anhelo este que igual se manifestó en el pasado Congreso Nacional de Paz que se realizó en la ciudad de Bogotá entre el 19 y el 22 de abril en la sede de la Universidad Nacional. La gente quiere vivir en paz igual que ustedes señor comandante. En ambos espacios, con sus palabras, ustedes presentaron sus saludos, su vocación de paz y su compromiso con la sociedad por alcanzarla o ayudarla a construir. Así lo entendimos nosotros.
Desafortunadamente las conversas para abordar asuntos humanitarios que hemos realizado en diversas ocasiones con ustedes en la región por allá a finales de los 80s, en los 90s y los últimos realizados alrededor de los actuales diálogos de paz en La Habana, solo terminaron en discursos vacíos de parte de ustedes porque una cosa es lo que ustedes pregonan en ciertos escenarios, y otra cosa es la realidad que nos toca sufrir en las comunidades debido al accionar de sus subordinados combatientes. Lo decimos con dignidad y responsabilidad porque sabemos que ningún guerrillero, miliciano o comandante acciona las armas sin consentimiento, orden y directriz previa de los comandantes supremos, o sea ustedes. Mejor dicho señor comandante, todo esto hace parte de un cuidadoso plan de guerra finamente elaborado que no solo busca desestabilizar al gobierno oligárquico de Colombia, sino también a los gobiernos autónomos, legítimos y ancestrales de los pueblos indígenas del país. Es innegable que el modus operandi, las víctimas, los métodos son los mismos que ustedes utilizan en el Cauca, Nariño, Valle del Cauca, el Chocó, la Orinoquia, la Sierra Nevada entre otras regiones. Mire no mas señor comandante, tal y como sucedió en la década de los 80s, solo en los últimos tres meses han sido asesinados ocho comuneros entre los que se encuentran cuatro The'walas - Médicos Tradicionales del pueblo nasa - asesinados por milicianos de la organización que usted dirige, situación que se agrava si le sumamos los constantes señalamientos, el reclutamiento de menores, amenazas a líderes y miembros de la guardia indígena y las reiteradas campañas de estigmatización a nuestras organizaciones. Por eso nos toca decir que somos víctimas de toda una política sistemática para exterminar nuestro proceso. Quien haya dado la orden de muerte de nuestros The Walas – Médicos Tradicionales - señor comandante, odia nuestra cultura, y evidentemente no es un revolucionario.
Por eso y al no ver voluntad expresa por mejorar las cosas por parte de las fuerzas guerrilleras que operan en la región, el día 29 de abril del año en curso, haciendo uso legítimo en el marco de los Usos y Costumbres, aplicamos remedio a 2 milicianos de su organización, responsables del asesinato de nuestro guía espiritual Benancio Taquinás del resguardo de Jambaló. Reiterándole que así se seguirá haciendo en todo hecho donde resulten involucrados miembros de los grupos armados.
Pero como es costumbre en los pueblos indígenas, no obstante de estas dificultades, hoy volvemos a reiterar nuestra vocación de diálogo para superar precisamente estas dificultades. Por eso las condiciones que exigimos para el diálogo son: que nos dejen de matar, de señalar y de dividir. Que establezcamos como primer punto una agenda de diálogo como mecanismo satisfactorio de verificación internacional y de las propias comunidades. Que respeten nuestras autoridades indígenas y comunidad en general, y sobre todo, que respeten nuestro ejercicio de control territorial y que asuman Verdad, Justicia y Reparación. Si así lo considera usted señor comandante, la invitación pública y expresa a usted y a todo el secretariado para conversar, queda abierta para la fecha, la hora y el lugar que se acuerde. Por nuestra parte cuente con toda la disposición para preparar un posible encuentro. Quedamos atentos y esperamos encontrar eco positivo a nuestra solicitud.
C.c. Mesa de diálogo y negociación de la Habana
Atentamente,
Autoridades indígenas, Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
Toribío -. Cauca - Colombia, abril 29 de 2013.
Añadir nuevo comentario