Servicios en comunicación Intercultural

Argentina: La papa de Troya y el Cambio Biológico Global...

- ¿Qué tienen en común Tartagal, el nuevo cultivo transgénico de Basf y los desmontes?

Por Raúl A. Montenegro*

La nueva papa, cuya mayoría de genes procede de ancestros andinos, tiene entre sus agregados de bioingeniería un gen resistente a los antibióticos. Éste gen podría transmitirse a bacterias que viven en el tracto intestinal.

Esta enzima puede inactivar antibióticos beta lactámicos como la ampicilina, y conferirle a la bacteria portadora una mayor resistencia. Pese a los potenciales riesgos sanitarios de la papa transgénica, los burócratas europeos -más sensibles a los reclamos de la Organización Mundial de Comercio que al Principio Precautorio- consideraron que la evidencia era irrelevante.

Hace apenas unas horas la Comunidad Europea aprobó cinco expedientes de organismos genéticamente modificados u OGM, el cultivo de la papa Amflora para uso industrial (no apta para consumo humano), el uso de la fécula producido por esta papa y la comercialización de tres maíces transgénicos de Monsanto (1). Hacía 12 años que la comunidad no adoptaba decisiones tan críticas. Detrás de la aprobación está el visto bueno de la poderosa Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) y la incapacidad de los países miembro para adoptar decisiones conjuntas sobre organismos genéticamente modificados.

El Ministro de Agricultura de Italia, Luca Zaia, ya se pronunció en contra de la medida adoptada por la Comunidad Europea y anticipó la posibilidad de formar un frente de países "para defender la salud de los ciudadanos y la identidad de la agricultura europea".

Estas contradicciones no deben sorprendernos. En el viejo continente se entremezclan hipocresía, codicia corporativa, corrupción y una sociedad cada vez más reticente al consumo de OGM "visibles". No es casual que las especies con comercialización permitida (pero cultivadas fuera de Europa) superen abrumadoramente las pocas especies autorizadas para cultivo local. Su percepción social es diferente. Aunque los granos importados son insumos clave para numerosas industrias europeas de la alimentación, los consumidores locales no siempre conocen el recorrido total de los transgénicos pese al complejo sistema de marbetes.

Recién en 1998 la Comunidad Europea aprobó un organismo genéticamente modificado para cultivo local, el maíz 810 de Monsanto (MON810). El segundo cultivo permitido, esta vez de papa transgénica, acaba de aprobarse 12 años después.

Tras completar el desarrollo de la papa Amflora, Basf presentó el correspondiente pedido de aprobación a la Comunidad Europea. Esto ocurrió hace 6 años. Su autorización repitió formatos anteriores. Al no lograrse consenso entre los países miembro, la Comunidad decidió unilateralmente, y aprobó Amflora.

La papa transgénica produce espesantes que serán utilizados en la fabricación de papel y su alto contenido en almidón permitirá que los residuos de la producción industrial puedan ser empleados como alimento para animales. Curiosamente, la Comunidad Europea aprobó en un solo acto administrativo los dos usos, el cultivo y la utilización de pienso. Como ya sucedió con el maíz 810 de Monsanto, seguramente habrá aceptaciones y prohibiciones, país por país. Pero el mensaje fue claro. La papa de Troya ingresó a Europa desde uno de sus países miembro. La puerta se abrió -acompañada de otras tres autorizaciones emblemáticas- y nada sugiere que vaya a cerrarse.

La nueva papa, cuya mayoría de genes procede de ancestros andinos, tiene entre sus agregados de bioingeniería un gen resistente a los antibióticos. Éste gen podría transmitirse a bacterias que viven en el tracto intestinal. Un efecto similar ya fue detectado en el maíz genéticamente modificado, que contiene el gen de la beta lactamasa. Esta enzima puede inactivar antibióticos beta lactámicos como la ampicilina, y conferirle a la bacteria portadora una mayor resistencia. Pese a los potenciales riesgos sanitarios de la papa transgénica, los burócratas europeos -más sensibles a los reclamos de la Organización Mundial de Comercio que al Principio Precautorio- consideraron que la evidencia era irrelevante. De este modo el experimento pasa a su etapa social. Aunque después de algunos años se confirmen los efectos negativos de la Amflora sobre la salud y algunos países prohíban su cultivo, las empresas ya habrán obtenido ganancias descomunales. Vendrá entonces un nuevo cultivo transgénico, otra aprobación unilateral y el repetido experimento social.

Existe sin embargo otro peligro, mucho mayor y menos predecible. A corto, mediano y largo plazo la estabilidad ambiental de los países depende de sus biodiversidades naturales, es decir, de los ecosistemas con sus miles de especies vivas. Sin superficies importantes de ambiente nativo dejan de funcionar las fábricas naturales de suelo y de agua. Al mismo tiempo disminuye peligrosamente la resistencia de estos ambientes degradados a los cambios –incluido los cambios por modificación del clima, grandes terremotos y maremotos e incendios. Haití mostró con una didáctica feroz que la destrucción de los ambientes nativos y del tejido social magnifican escandalosamente los efectos de una lluvia intensa, un huracán o un terremoto.

La expansión de los cultivos transgénicos empieza consumiendo superficie de ambientes naturales. El desmonte ya produjo en Argentina la desaparición del 80% de sus bosques nativos, y en provincias como Córdoba –dominada por la soja transgénica- solo queda el 5% de los bosques nativos cerrados que tenía originalmente. Al reducirse la superficie de los ecosistemas naturales disminuye también la "distribución" de la biodiversidad.

Cuando desaparecen por ejemplo 50.000 hectáreas de bosque chaqueño en el oeste de Formosa –en la zona más caliente de América del Sur, la "isla de Prohaska"- también desaparecen germoplasmas (códigos genéticos) que estaban adaptados a las particularidades de "ese" ambiente. Aunque distintos sectores del bosque Chaqueño tengan fisonomías similares, cada uno de ellos posee información única e irrecuperable en tiempos humanos.

Proteger una pequeña superficie del total original de bosques, pastizales o lagunas –ya sea como parque provincial o nacional- es críticamente insuficiente para mantener los pulsos ambientales que necesitamos (agua, suelo, estabilidad microclimáticas). Lamentablemente la soja RR y otros cultivos transgénicos están "devorando" ambientes nativos. Esto simplifica peligrosamente la biodiversidad de Argentina y reduce su resistencia ambiental. En momentos de cambios extremos tener escasa superficie de ambiente nativo y baja biodiversidad es la peor estrategia.

Todo el dinero acumulado por la codicia de la soja RR no alcanzará para cubrir los daños y la pérdida de estabilidad ambiental que sufriremos en los próximos años. Tartagal 1 y 2 son apenas muestras de lo que vendrá. Se pueden exportar porotos de soja a la Comunidad Europea o China, pero no podemos importar ecosistemas que nos protejan.

Existe además un riesgo adicional tan grave como el anterior. En momentos de mínima superficie con ambientes nativos, y menor biodiversidad –es lo que caracteriza a la Argentina actual- la irrupción de materiales genéticos extraños en grandes cantidades (solamente la soja cubre en Argentina más de 17 millones de hectáreas) genera un experimento biológico sin precedentes. Introducimos especies transgénicas que contaminan con sus genes a las especies nativas (esto ya ocurrió por ejemplo con el maíz en México) o crean situaciones genéticas absolutamente nuevas en momentos con valores críticamente bajos de biodiversidad natural. No solamente tenemos la resistencia ambiental más baja de toda la historia: también ofrecemos la menor resistencia genética.

La biodiversidad nativa no es destrozada solamente por las topadoras y por las especies genéticamente modificadas. También actúan a gran escala los plaguicidas. Matando distintos tipos de vida –pues los plaguicidas son ecológicamente analfabetos- sus complejas moléculas mantienen bajos niveles de biodiversidad en los cultivos, y afectan la biodiversidad de ambientes naturales ubicados incluso a grandes distancias de los lugares de aplicación. Entre los seres vivos impactados estamos nosotros, desde embriones, fetos y bebés hasta niños, adolescentes y adultos.

Las bajas dosis de plaguicidas rompen nuestros sistemas hormonales y de defensa, y crean cócteles de contaminantes que ninguna regulación prevé ni controla. La legislación argentina solo toma en cuenta las dosis letales de cada principio activo, no sus bajas dosis, ni los cócteles de sustancias. Omite además la acumulación ambiental de plaguicidas y el traspaso intergeneracional de organoclorados.

Nuestra propia diversidad humana sufre los efectos colaterales del alto precio de la soja, de la Mesa de Enlace, de las corporaciones químicas y biotecnológicas y de los gobiernos ausentes. No se conserva ni la biodiversidad, ni las fábricas de suelo y agua, ni la salud de la mayoría de las personas. Se privilegian los rindes, los beneficios económicos de las grandes empresas, el consumismo ciego, y el crecimiento a cualquier precio.

La invasión de los cultivos industriales expulsa además comunidades campesinas que conviven con los ambientes de bosque desde hace varias generaciones, y arrebata las tierras donde viven pueblos originarios. Extinguimos la biodiversidad, pero también la diversidad cultural, y al hacerlo perdemos comunidades, conocimientos y herramientas prodigiosamente adaptadas a nuestros ambientes nativos. Disminuye así nuestra resistencia ambiental, pero también nuestra resistencia social para enfrentar los cambios.

Curiosamente uno de los temas dominantes es el cambio climático global. Nos dejamos seducir por las incoherentes propuestas de Al Gore, seguimos obsesivamente a través de los medios de comunicación social lo que sucedió en Copenhague y observamos el cielo con temor cuando aparecen nubes oscuras, o cuando no aparecen por meses. Es cierto que hay cambio climático, y que lo alimenta mayoritariamente el exceso de efecto invernadero. Pero existen otros dos cambios de gran escala, mucho más perversos e inmanejables: el cambio biológico global, y el cambio terrestre global. Recién los leemos cuando llueve copiosamente sobre serranías quemadas y sin vegetación, y una inundación violenta arrastra personas y viviendas.

En Argentina estamos en rojo, esos cambios han sido extremos, y no cesan. Disminuye la superficie ocupada por ambientes nativos, la CONABIA sigue aprobando organismos genéticamente modificados y no vigila sus poblaciones, el SENASA habilita nuevos plaguicidas, o deja sin revisión los existentes, y el país se transforma, con rapidez, en un monocultivo de soja, consumismo feroz, vanidades y codicia. Si no hacemos mayores esfuerzos para entender nuestro ambiente, nuestra sociedad y nuestras propias contradicciones, y no asumimos compromisos urgentes de cambio, las tragedias seguirán pareciéndonos naturales. www.ecoportal.net

Nota:

(1) Las tres formas aprobadas son MON683xMON810, MON683xNK603 y MON683xMON810xNK603

---

*El profesor Dr. Raúl A. Montenegro es Biólogo Presidente de la Fundación para la defensa del Ambiente (FUNAM) Asimismo es profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba y Premio Nóbel Alternativo 2004 (RLA-Estocolmo, Suecia), Premio Global 500 de Naciones Unidas 1989 (UNEP-Bruselas, Bélgica), Nuclear Free Future Award 1998 (Salzburgo, Austria) y Premio a la Investigación Científica (Universidad de Buenos Aires, Argentina)

----

Fuente: Ecoportal

Valoración: 
0
Sin votos (todavía)

Comentarios

Se invento la papa del fin de la humanidad
Buenas noches:
Por fin el universo puede metabolizar en paz, pues el ser más depredador de la galaxia (el homo sapiens) esta a punto de ser exterminado, ello es debido a un importante descubrimiento de una compañía La Basf.
Dicha compañía ha inventado una papa transgenica que tiene un gen que hace resistentes a las bacterias contra poderosísimos antibióticos de amplio espectro como la ampicilina y la vancomicina, muchas de esas bacterias viven en el tracto gastrointestinal no es que la estuve buscando la noticia sino que entro a mi correo electronico, (http://www.servindi.org/actualidad/23468?utm_source=feedburner&utm_mediu...) y la otra de la BBC de hoy día http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/03/100324_tuberculosi...
Da cuenta de una tuberculosis inmune a cualquier tratamiento no es la multidrogo resistente o súper tuberculosis sino de otra mas mortífera y del cual se muere la tercera parte así tenga dinero y a la que llaman tuberculosis ultra resistente, el articulo d e la BBC hace énfasis en Perú como el país líder de tuberculosis en América latina (ya saben señores de CNN cuando vengan a Perú y se contagien no hay cura.)
Cuando a uno lo atacan las bacterias el cuerpo se defiende pero algunas son tan poderosas y creadas artificialmente entonces el cuerpo no las puede combatir y para eso están los antibióticos, pero cuando los menos potentes fallan se recurren a los mas potentes como la ampicilina pero si esta es derrotada viene en auxilio la vancomicina que es una especie de querubín o general de división antimicrobiano pero ya este esta siendo derrotado.
Y las enfermedades que no podrán ser derrotadas como ya lo dice la BBC que es la tuberculosis ultra resistente y la wikipedia informa una bacteria carnívora que te ataca en enjambre o como las pirañas o como los escarabajos carnívoros de la película la momia entonces uno se duerme con su herida y al día siguiente, la bacteria como el estafilococo dorado (staphylococcus aureus ) digamos se come la pierna de uno La mitad de todas las infecciones de S. aureus en EE.UU. son resistentes a penicilina, meticilina, tetraciclina y eritromicina y la primera S.A. resistente a la vancomicina aprecio en Japón en 1996 y en EEUU en 2002 ver wikipedia resistencia a los antibióticos)( http://es.wikipedia.org/wiki/Resistencia_a_antibi%C3%B3ticos ) también la linezolida ha sido derrotada en 2003.
También el enterococcus feaesium ha derrotado a la vancomicina y a la linezolida.
Un jinete del Apocalipsis que no podrá ser derrotado es el streptococcus faesium que si le da a uno así sea millonario y lo atienda una sumatoria de premios Nóbel de medicina con 100% de seguridad se muere uno.(creo que es cuando te invade pues la wikipedia dice que son sensibles a la penicilina)
Otro jinete del Apocalipsis que no podrá ser derrotado con facilidad es de una variedad de neumonía llamado streptococcus neumoníae con resistencia a la penicilina y a otros beta-lactamos (justo este es el gen que tiene la papa y hace a los microbios resistentes a los antibióticos (¿será casualidad? justo en Puno y en Bolivia donde están las poblaciones anti EEUU, cuando se mueran dirán es el frió gélido del clima alto andino) ) y se está incrementando en todo el mundo.
“Se cree que el MRSA de los animales se deriva del de los humanos.7
Actualmente se estima que más del 70% en volumen de los antibióticos producidos en EE.UU. se usa en alimentación animal (pollos, cerdos y vacas) en ausencia de enfermedad. El uso de algunos antibióticos en la alimentación animal se ha asociado con la emergencia de cepas de bacterias resistentes a los antibióticos, incluyendo Salmonella, Campylobacter Escherichia coli y Enterococcus, entre otros. Existen pruebas sólidas en EE.UU. y en la Unión Europea de que esas bacterias resistentes causan infecciones resistentes a los antibióticos en los seres humanos. La Asociación Americana de Microbiología (ASM), la Asociación Americana de Salud Pública (APHA) y la Asociación Médica Americana (AMA) han solicitado restricciones en el uso de los antibióticos en la alimentación animal, incluyendo la supresión de todos los usos no terapéuticos. Las industrias de alimentación animal y farmacéuticas han presionado duramente para evitar estas regulaciones. Por ejemplo, en 2000 la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) anunció su intención de revocar la autorización del uso de la fluoroquinolona en la producción avícola puesto que se había comprobado que causó la aparición de infecciones de Campylobacter resistentes a la fluoroquinolona en seres humanos. La decisión final de la prohibición del uso de las fluoroquinolonas en la producción avícola no se produjo hasta cinco años más tarde por los trucos legales de las industrias de alimentación animal y farmacéuticas”(extraído d e la wikipedia)
………………….
Note que dice que la papa inventada no es comestible para los humanos pero es como decirle a un niño que no coma chocolates, o si uno se muere de hambre hoy no va a pensar en que se puede enfermar en el futuro con una súper enfermedad (pienso que es un error de traducción pero miré varias paginas y decían lo mismo) podría ser que tengan genes para hacer resistentes a las bacterias fijadoras de nitrógeno y rindan mas los cultivos.
Saludos desde Perú ya sabe peru macchu picchu , tuberculosis extremadamente resistente.
Argentina: La papa de Troya y el Cambio Biológico Global…
http://www.servindi.org/actualidad/23468?utm_source=feedburner&utm_mediu...
- ¿Qué tienen en común Tartagal, el nuevo cultivo transgénico de Basf y los desmontes?
Por Raúl A. Montenegro*
La nueva papa, cuya mayoría de genes procede de ancestros andinos, tiene entre sus agregados de bioingeniería un gen resistente a los antibióticos. Éste gen podría transmitirse a bacterias que viven en el tracto intestinal. Esta enzima puede inactivar antibióticos beta lactámicos como la ampicilina, y conferirle a la bacteria portadora una mayor resistencia. Pese a los potenciales riesgos sanitarios de la papa transgénica, los burócratas europeos -más sensibles a los reclamos de la Organización Mundial de Comercio que al Principio Precautorio- consideraron que la evidencia era irrelevante.
Hace apenas unas horas la Comunidad Europea aprobó cinco expedientes de organismos genéticamente modificados u OGM, el cultivo de la papa Amflora para uso industrial (no apta para consumo humano), el uso de la fécula producido por esta papa y la comercialización de tres maíces transgénicos de Monsanto (1). Hacía 12 años que la comunidad no adoptaba decisiones tan críticas. Detrás de la aprobación está el visto bueno de la poderosa Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) y la incapacidad de los países miembro para adoptar decisiones conjuntas sobre organismos genéticamente modificados.
El Ministro de Agricultura de Italia, Luca Zaia, ya se pronunció en contra de la medida adoptada por la Comunidad Europea y anticipó la posibilidad de formar un frente de países “para defender la salud de los ciudadanos y la identidad de la agricultura europea”.
Estas contradicciones no deben sorprendernos. En el viejo continente se entremezclan hipocresía, codicia corporativa, corrupción y una sociedad cada vez más reticente al consumo de OGM “visibles”. No es casual que las especies con comercialización permitida (pero cultivadas fuera de Europa) superen abrumadoramente las pocas especies autorizadas para cultivo local. Su percepción social es diferente. Aunque los granos importados son insumos clave para numerosas industrias europeas de la alimentación, los consumidores locales no siempre conocen el recorrido total de los transgénicos pese al complejo sistema de marbetes.
Recién en 1998 la Comunidad Europea aprobó un organismo genéticamente modificado para cultivo local, el maíz 810 de Monsanto (MON810). El segundo cultivo permitido, esta vez de papa transgénica, acaba de aprobarse 12 años después.
Tras completar el desarrollo de la papa Amflora, Basf presentó el correspondiente pedido de aprobación a la Comunidad Europea. Esto ocurrió hace 6 años. Su autorización repitió formatos anteriores. Al no lograrse consenso entre los países miembro, la Comunidad decidió unilateralmente, y aprobó Amflora.
La papa transgénica produce espesantes que serán utilizados en la fabricación de papel y su alto contenido en almidón permitirá que los residuos de la producción industrial puedan ser empleados como alimento para animales. Curiosamente, la Comunidad Europea aprobó en un solo acto administrativo los dos usos, el cultivo y la utilización de pienso. Como ya sucedió con el maíz 810 de Monsanto, seguramente habrá aceptaciones y prohibiciones, país por país. Pero el mensaje fue claro. La papa de Troya ingresó a Europa desde uno de sus países miembro. La puerta se abrió -acompañada de otras tres autorizaciones emblemáticas- y nada sugiere que vaya a cerrarse.
La nueva papa, cuya mayoría de genes procede de ancestros andinos, tiene entre sus agregados de bioingeniería un gen resistente a los antibióticos. Éste gen podría transmitirse a bacterias que viven en el tracto intestinal. Un efecto similar ya fue detectado en el maíz genéticamente modificado, que contiene el gen de la beta lactamasa. Esta enzima puede inactivar antibióticos beta lactámicos como la ampicilina, y conferirle a la bacteria portadora una mayor resistencia. Pese a los potenciales riesgos sanitarios de la papa transgénica, los burócratas europeos -más sensibles a los reclamos de la Organización Mundial de Comercio que al Principio Precautorio- consideraron que la evidencia era irrelevante. De este modo el experimento pasa a su etapa social. Aunque después de algunos años se confirmen los efectos negativos de la Amflora sobre la salud y algunos países prohíban su cultivo, las empresas ya habrán obtenido ganancias descomunales. Vendrá entonces un nuevo cultivo transgénico, otra aprobación unilateral y el repetido experimento social.
Existe sin embargo otro peligro, mucho mayor y menos predecible. A corto, mediano y largo plazo la estabilidad ambiental de los países depende de sus biodiversidades naturales, es decir, de los ecosistemas con sus miles de especies vivas. Sin superficies importantes de ambiente nativo dejan de funcionar las fábricas naturales de suelo y de agua. Al mismo tiempo disminuye peligrosamente la resistencia de estos ambientes degradados a los cambios –incluido los cambios por modificación del clima, grandes terremotos y maremotos e incendios. Haití mostró con una didáctica feroz que la destrucción de los ambientes nativos y del tejido social magnifican escandalosamente los efectos de una lluvia intensa, un huracán o un terremoto.
La expansión de los cultivos transgénicos empieza consumiendo superficie de ambientes naturales. El desmonte ya produjo en Argentina la desaparición del 80% de sus bosques nativos, y en provincias como Córdoba –dominada por la soja transgénica- solo queda el 5% de los bosques nativos cerrados que tenía originalmente. Al reducirse la superficie de los ecosistemas naturales disminuye también la “distribución” de la biodiversidad.
Cuando desaparecen por ejemplo 50.000 hectáreas de bosque chaqueño en el oeste de Formosa –en la zona más caliente de América del Sur, la “isla de Prohaska”- también desaparecen germoplasmas (códigos genéticos) que estaban adaptados a las particularidades de “ese” ambiente. Aunque distintos sectores del bosque Chaqueño tengan fisonomías similares, cada uno de ellos posee información única e irrecuperable en tiempos humanos.
Proteger una pequeña superficie del total original de bosques, pastizales o lagunas –ya sea como parque provincial o nacional- es críticamente insuficiente para mantener los pulsos ambientales que necesitamos (agua, suelo, estabilidad microclimáticas). Lamentablemente la soja RR y otros cultivos transgénicos están “devorando” ambientes nativos. Esto simplifica peligrosamente la biodiversidad de Argentina y reduce su resistencia ambiental. En momentos de cambios extremos tener escasa superficie de ambiente nativo y baja biodiversidad es la peor estrategia.
Todo el dinero acumulado por la codicia de la soja RR no alcanzará para cubrir los daños y la pérdida de estabilidad ambiental que sufriremos en los próximos años. Tartagal 1 y 2 son apenas muestras de lo que vendrá. Se pueden exportar porotos de soja a la Comunidad Europea o China, pero no podemos importar ecosistemas que nos protejan.
Existe además un riesgo adicional tan grave como el anterior. En momentos de mínima superficie con ambientes nativos, y menor biodiversidad –es lo que caracteriza a la Argentina actual- la irrupción de materiales genéticos extraños en grandes cantidades (solamente la soja cubre en Argentina más de 17 millones de hectáreas) genera un experimento biológico sin precedentes. Introducimos especies transgénicas que contaminan con sus genes a las especies nativas (esto ya ocurrió por ejemplo con el maíz en México) o crean situaciones genéticas absolutamente nuevas en momentos con valores críticamente bajos de biodiversidad natural. No solamente tenemos la resistencia ambiental más baja de toda la historia: también ofrecemos la menor resistencia genética.
La biodiversidad nativa no es destrozada solamente por las topadoras y por las especies genéticamente modificadas. También actúan a gran escala los plaguicidas. Matando distintos tipos de vida –pues los plaguicidas son ecológicamente analfabetos- sus complejas moléculas mantienen bajos niveles de biodiversidad en los cultivos, y afectan la biodiversidad de ambientes naturales ubicados incluso a grandes distancias de los lugares de aplicación. Entre los seres vivos impactados estamos nosotros, desde embriones, fetos y bebés hasta niños, adolescentes y adultos.
Las bajas dosis de plaguicidas rompen nuestros sistemas hormonales y de defensa, y crean cócteles de contaminantes que ninguna regulación prevé ni controla. La legislación argentina solo toma en cuenta las dosis letales de cada principio activo, no sus bajas dosis, ni los cócteles de sustancias. Omite además la acumulación ambiental de plaguicidas y el traspaso intergeneracional de organoclorados.
Nuestra propia diversidad humana sufre los efectos colaterales del alto precio de la soja, de la Mesa de Enlace, de las corporaciones químicas y biotecnológicas y de los gobiernos ausentes. No se conserva ni la biodiversidad, ni las fábricas de suelo y agua, ni la salud de la mayoría de las personas. Se privilegian los rindes, los beneficios económicos de las grandes empresas, el consumismo ciego, y el crecimiento a cualquier precio.
La invasión de los cultivos industriales expulsa además comunidades campesinas que conviven con los ambientes de bosque desde hace varias generaciones, y arrebata las tierras donde viven pueblos originarios. Extinguimos la biodiversidad, pero también la diversidad cultural, y al hacerlo perdemos comunidades, conocimientos y herramientas prodigiosamente adaptadas a nuestros ambientes nativos. Disminuye así nuestra resistencia ambiental, pero también nuestra resistencia social para enfrentar los cambios.
Curiosamente uno de los temas dominantes es el cambio climático global. Nos dejamos seducir por las incoherentes propuestas de Al Gore, seguimos obsesivamente a través de los medios de comunicación social lo que sucedió en Copenhague y observamos el cielo con temor cuando aparecen nubes oscuras, o cuando no aparecen por meses. Es cierto que hay cambio climático, y que lo alimenta mayoritariamente el exceso de efecto invernadero. Pero existen otros dos cambios de gran escala, mucho más perversos e inmanejables: el cambio biológico global, y el cambio terrestre global. Recién los leemos cuando llueve copiosamente sobre serranías quemadas y sin vegetación, y una inundación violenta arrastra personas y viviendas.
En Argentina estamos en rojo, esos cambios han sido extremos, y no cesan. Disminuye la superficie ocupada por ambientes nativos, la CONABIA sigue aprobando organismos genéticamente modificados y no vigila sus poblaciones, el SENASA habilita nuevos plaguicidas, o deja sin revisión los existentes, y el país se transforma, con rapidez, en un monocultivo de soja, consumismo feroz, vanidades y codicia. Si no hacemos mayores esfuerzos para entender nuestro ambiente, nuestra sociedad y nuestras propias contradicciones, y no asumimos compromisos urgentes de cambio, las tragedias seguirán pareciéndonos naturales. www.ecoportal.net
Nota:
(1) Las tres formas aprobadas son MON683xMON810, MON683xNK603 y MON683xMON810xNK603

*El profesor Dr. Raúl A. Montenegro es Biólogo Presidente de la Fundación para la defensa del Ambiente (FUNAM) Asimismo es profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba y Premio Nóbel Alternativo 2004 (RLA-Estocolmo, Suecia), Premio Global 500 de Naciones Unidas 1989 (UNEP-Bruselas, Bélgica), Nuclear Free Future Award 1998 (Salzburgo, Austria) y Premio a la Investigación Científica (Universidad de Buenos Aires, Argentina)
—-
……………………..
Tuberculosis más resistente que nunca
http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/03/100324_tuberculosi...
BBC Ciencia

La bacteria de tuberculosis se ha vuelto resistente a los medicamentos más efectivos.
La tuberculosis resistente a los medicamentos ha alcanzado niveles sin precedentes, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En algunas zonas del mundo -afirma el organismo-, cuatro de cada diez personas con tuberculosis ya no puede ser tratadas con los antibióticos comunes.
Y agrega que los programas de salud enfrentan un enorme desafío para poder reducir las tasas de esta variantes la enfermedad.
La tuberculosis (TB) es una afección que, cada año, causa más de nueve millones de casos cada año en el mundo y cerca de dos millones de muertes.
Pero lo que preocupa a los expertos actualmente es la nueva forma de la enfermedad llamada tuberculosis multirresistente a los medicamentos (o MDR).
La MDR es provocada por una bacteria que es resistente a los dos tratamientos más efectivos que existen actualmente para tratar la afección.
Sin precedentes
Según el informe de la OMS, en 2008 se registraron 440.000 casos de tuberculosis MDR y la tercera parte de estos pacientes murieron.
También circula en el mundo una forma de la enfermedad llamada tuberculosis ultrarresistente (o XDR), causada por una bacteria resistente no sólo a los medicamentos de primera línea sino también a los de reserva y que es casi siempre letal.
"Estamos documentando por primera vez el nivel más alto de MDR que se ha registrado en el mundo", dijo a BBC Mundo el doctor Matteo Zignol, experto en tuberculosis de la OMS y uno de los autores del informe.
Perú, que es el país del continente con la incidencia más alta de tuberculosis, también tiene el nivel más alto de MDR
Dr. Matteo Zignol
"Hablamos de regiones en las que una de cada cuatro personas con tuberculosis padece esta forma multirresistente de la enfermedad".
"Y lo que más nos preocupa es que en estos casos se trata de individuos que nunca habían tenido tuberculosis y que, cuando empiezan a mostrar síntomas, se los diagnostica la forma MDR".
"Esto quiere decir que la bacteria multirresistente está ya circulando en la comunidad y contagiando a pacientes", advierte el investigador.
En el pasado, lo que ocurría con frecuencia era que el paciente enfermo de tuberculosis desarrollaba la resistencia debido al abandono o mal manejo del tratamiento.
Propagación
Los expertos afirman que la MDR se está transmitiendo de la misma forma como se propaga la tuberculosis, es decir, entre personas que comparten o viven bajo un mismo techo, ya que la bacteria se propaga en el aire cuando el individuo contagiado tose o estornuda.
"No es tan transmisible como la influenza pero, para una familia, el riesgo de contagio es muy alto", dice el doctor Zignol.

Muchos países carecen de tecnología para diagnosticar la enfermedad.
Según la OMS, los países más afectados con la MDR son China e India, donde se calcula que ocurre el 50% de los casos de la enfermedad.
Aunque en América el problema de la MDR es menos grave que en otras regiones del mundo, la OMS dice que 20 de los 35 países del continente han reportado casos de tuberculosis MDR.
"Por ejemplo Perú, que es el país del continente con la incidencia más alta de tuberculosis, también tiene el nivel más alto de MDR", afirma el doctor Zignol.
"Se calcula que cerca de 6% de los nuevos casos de tuberculosis en Perú son pacientes con la forma MDR de la enfermedad. Pero hay otros países de la región, como Ecuador y República Dominicana, donde la situación debe considerarse seria", agrega.
La OMS cree, sin embargo, que sólo el 7% de los pacientes con la MDR son diagnosticados en el mundo, por lo que se necesita con urgencia mejorar los métodos de diagnóstico y tratamiento.
Diagnóstico
Actualmente muchos países no cuentan con la tecnología necesaria para diagnosticar la enfermedad en dos días y puede tomar hasta cuatro meses consegurilo.
Pero lo peor -dice la OMS- es la falta de nuevas terapias efectivas contra la enfermedad, ya que las actuales terapias para la MDR son muy largas y costosas.
Se necesitan fondos para investigación y desarrollo de tratamientos
Dr. M. Zignol
"El tratamiento actual contra la MDR dura dos años y es una combinación de fármacos altamente tóxica", explica Zignol.
"Y para la forma XDR ya no quedan opciones para tratarla, por lo cual casi siempre es letal".
En este momento se están probando dos nuevos medicamentos que podrían estar disponibles en dos o tres años. Entre tanto -afirma el experto-, las opciones para combatir la enfermedad son muy limitadas.
"Se necesitan fondos para investigación y desarrollo de tratamientos, pero mientras tanto creemos que es posible controlar la tuberculosis MDR, incluso con los fármacos actuales, si se ponen en práctica medidas como el diagnóstico temprano para evitar que la gente propague la enfermedad".
"Y una vez que se diagnostica, es necesario que el paciente reciba el cóctel de fármacos actual, que aunque es tóxico y costoso, sí es capaz de curar esta forma de la enfermedad", completa el experto.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
This question is for testing whether or not you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.