- Uno de los máximos exponentes del violín en el género vernacular. Máximo estuvo siempre ligado a la difusión de la música andina.
Servindi, 13 de febrero, 2015.- El notable violista y amigo leal de José María Arguedas, Máximo Damián falleció el jueves 12 de febrero a las 2:24 de la tarde en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati tras sufrir un cuadro de emergencia por la diabetes que sufría.
Considerado uno de los máximos exponentes del violín en el género vernacular, Máximo estuvo siempre ligado a la difusión de la música andina. El artista falleció a los 79 años. Sus últimos años la pasó en compañía de su esposa, Isabel Asto, en su casa de San Miguel.
El notable músico y leal amigo del escritor José María Arguedas, ingresó al citado hospital tras sufrir un cuadro de emergencia por la diabetes que sufre y por la que debe dializarse tres veces por semana. Pero no solo es eso, también padecia de dolencias del páncreas y la columna vertebral.
El velorio se realizó hasta la mañana del viernes 13 en su casa ubicada en la calle José Gabriel Aguilar 570, Maranga, distrito de San Miguel, a tres cuadras de la Av. Faucett. Luego se trasladaría a la sede del Ministerio de Cultura, en la Av. Javier Prado.
Vida en Lima
A los 14 años, Máximo tuvo que trasladarse a Lima para trabajar como obrero. Sin embargo, eso no lo alejó del violín. Todos los fines de semanas, tocaba y mostraba su habilidad cuando visitaba a sus paisanos.
Tanta fue su destreza con el violín que llamó la atención de un paisano suyo en particular, el escritor José María Arguedas, quien llegó a convertirse en su mejor amigo. No hay que olvidar que Arguedas, más allá de ser escritor, fue un gran difusor del folclor andino.
Junto a Arguedas, Máximo dejó de trabajar como obrero y comenzó a tocar en celebraciones costumbristas y a participar en conferencias sobre la cultura andina. A través de la Casa de la Cultura, ofreció recitales en Caracas, Brasil y Ecuador.
El tayta Arguedas
Quizás el momento más sensible de la vida de Máximo fue tener que participar en el cortejo fúnebre de su amigo, José María Arguedas, que había dispuesto la manera en que debía realizarse sus funerales.
Junto a Máximo estaban los músicos Jaime Guardia, Alejandro Vivanco y los hermanos Chiara, además de otros dos danzantes de tijeras. Todos ellos siguieron a José María tocando sus canciones favoritas.
Años después y cumpliendo la promesa que le hizo a su entrañable amigo siguió difundiendo la música tradicional ayacuchana. Viajó y tocó el violín por todo el mundo.
En 1995, el Instituto Nacional de Cultura le otorgó el reconocimiento de la Medalla Kuntur y la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) lo condecoró por su contribución al folclor. En vida tuvo muchas condecoraciones.
Kachkaniraqmi (Sigo siendo)
En el 2013, Máximo Damián participó en el documental Sigo Siendo del director Javier Corcuera. La cinta expone la vida de grandes músicos, y mediante ellos se detalla la cultura de las regiones.
Uno de los momentos más bellos del documental es ver a Máximo Damián tocando su violín en medio de una romería en homenaje del gran zapateador Amador Ballumbrosio.
“Esa secuencia es muy especial, es uno de los momentos que más me gustan de la película porque Amador Ballumbrosio vuelve a bailar, pero con el violín de Máximo Damián. Viene del otro lado, pero como sigue siendo, vuelve a bailar. Estas identidades del Perú también se tocan y se mezclan, son mestizas, no son conservadoras, se juntan, se abrazan”, confesó una vez su director, Javier Corcuera.
Último homenaje y toque final
El 28 de enero se realizó un sentido homenaje a don Máximo Damián promovido principalmente por el artista Kike Pinto en el que participaron un conjunto de artistas amigos y solidarios como Leo Casas, Julio Humala, Margot Palomino, Marino Martínez y el Conjunto Tradiciones de Huamanga, entre otros.
Al final de la velada se grabó un vídeo mucho más íntimo en la que el maestro Damián acompañó a su esposa Isabel Asto en la interpretación de Coca Qintucha.
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Máximo Damián (1936-2015)
Por Wikipedia
Hijo de Justiniano Damián y Toribia Huamaní, una familia campesina y quechuahablante del pueblo de San Diego de Ishua, distrito de Aucara, provincia de Lucanas, departamento de Ayacucho. Su padre era un maestro violinista que viajaba de pueblo en pueblo ejerciendo su arte, mientras que Máximo, aún niño, se quedaba en casa con su madre a quien ayudaba en las labores cotidianas del campo. No pudo culminar la educación primaria.
Desde temprana edad Máximo se sintió atraído por el arte de tocar el violín pero su padre no quería que aprendiera ello pues según él era un oficio ligado a “borracherías” y deseaba un mejor futuro para su hijo. Pese a ello, Máximo persistió y en una oportunidad, aprovechando una prolongada ausencia paterna, invitó a su casa a los discípulos de su padre para que le enseñaran a tocar el violín. Cuando retornó su padre, éste ya no se opuso y más bien empezó a orientarle y a llevarle consigo en sus giras. A los 13 años Máximo debutó animando una fiesta. Su talento precoz hizo que obtuviera sus primeros contratos.
A los 14 años un percance lo obligó a abandonar su pueblo: un día, mientras pastaba el ganado en el campo, se descuidó y los animales invadieron su chacra causando destrozos. Temeroso del castigo paterno, aceptó acompañar a un tío suyo a Lima, a pesar de que nunca le atrajo la vida en la ciudad. Tras despedirse tristemente de su madre bajó a Nasca y de allí pasó a la capital del Perú, donde empezó a ganarse la vida trabajando como empleado doméstico, para posteriormente ser obrero. Era el año 1950. Un año después su tío le trajo su violín, y desde entonces todos los domingos iba a visitar a sus paisanos para quienes interpretaba su arte musical.
Fue así como fue ganando respeto, admiración y popularidad entre los inmigrantes andinos de la capital, al punto de llamar la atención al escritor José María Arguedas, quien además de literato y etnólogo fue un gran estudioso y difusor del folclore andino. Cuenta Máximo que un día un “señor blancón y de bigote” fue a buscarle en la habitación donde vivía en el distrito de Pueblo Libre. Era Arguedas, quien en quechua le preguntó: «¿Tú eres Máximo Damián? Vengo a contratarte. Quiero que vayas a tocar en Artesanía».
Desde entonces, el escritor invitó a Máximo a tocar en fiestas y celebraciones costumbristas y a asistir a las conferencias sobre cultura andina. El violinista trajo de la sierra a unos danzantes de tijeras y todos juntos trabajaron entonces con el apoyo del escritor. En 1954 viajó a Chile acompañando a Arguedas y realizando presentaciones. Al año siguiente viajó por intermedio de la Casa de la Cultura a ofrecer recitales en Caracas y en 1962 lo hizo en Porto Alegre (Brasil) y Loja (Ecuador).
Nació en San Diego de Ishua, Ayacucho, el 20 de diciembre de 1936, violinista peruano, cultivador de la música andina tradicional. Se hizo célebre por su amistad con el escritor José María Arguedas quien en su testamento pidió que interpretara su arte durante sus funerales. El escritor le dedicó también su obra póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo. Viajó por diversos países de América, Asia y Europa, interpretando su arte. |
Poco antes de suicidarse, Arguedas acordó visitar a Máximo, quien le esperó a la hora del almuerzo con la comida favorita del escritor: sopa y papa sancochada con queso. Pero el escritor nunca llegó. Máximo cuenta que la noche anterior soñó que veía entrar a Arguedas en su cuarto, poniendo su saco al hombro. A la mañana siguiente, cuando fue a comprar el pan, leyó en un periódico un titular impactante: «José María Arguedas se ha suicidado».
Entonces fue al hospital donde agonizaba el escritor, que ya no pudo reconocerlo; dos días después fallecía (2 de diciembre de 1969). Arguedas había dispuesto en uno de sus diarios la manera en que debían realizarse sus funerales, y cumpliendo sus deseos, Máximo Damián acompañó el cortejo fúnebre tocando la música más sentida de su vida, junto con los músicos Jaime Guardia, Alejandro Vivanco y los hermanos Chiara, mientras que dos danzantes de tijeras iban bailando junto al ataúd; la interpretación, compuesta por Damián, se titulaba la “Agonía” de la “Danza de las Tijeras”.
Desde 1975 es maestro de música en la Escuela Nacional de Folclor. En 1992 realizó giras por Alemania, Suiza, Francia, Inglaterra, con motivo de los 500 años del descubrimiento de América. Posteriormente se ha presentado en Dinamarca y Holanda (1994), así como en Nueva York, en el Lincoln Center (2000). También realizó una gira por varias ciudades del Japón en el 2000.
El 18 de enero del 2011, durante la celebración del centenario de nacimiento de Arguedas en el hemiciclo “Raúl Porras Barrenechea” del Congreso de la República del Perú, abrió los actos interpretando el tema preferido del escritor: «Onchuchukucha».
A través del tiempo Máximo Damián ha mantenido el sonido tradicional de la música costumbrista ayacuchana, cumpliendo así uno de los deseos de su entrañable amigo José María Arguedas.
Ha recibido como reconocimientos la Medalla Kuntur del Instituto Nacional de Cultura (1995) y una condecoración de la Universidad Nacional de Ingeniería «por su valiosa contribución al folclor nacional».
El 11 de febrero de 2015 fue internado de urgencia en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martinsde Lima, debido a la diabetes que sufría. Al día siguiente el centro hospitalario emitió un comunicando en el que señaló que "a las 2:24 p.m. el paciente Máximo Damián Huamaní (79), reconocido violinista peruano falleció (...) a pesar de los esfuerzos médicos realizados desde su ingreso a este centro asistencial".
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Fuente: Wikipedia
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