Colombia buscará integrar a su sociedad tras acuerdo de paz

Tras más de 50 años de conflicto interno, el Estado de Colombia y las FARC firmaron el acuerdo de paz, en un acto que contó con la presencia de mandatarios de diversas partes del mundo. En adelante queda la ardua tarea de construir una nación integrada con todos sus sectores sociales. 

Por José Carlos Díaz Zanelli

Servindi, 26 de setiembre, 2016.- Una de las noticias más importantes que ha tenido lugar en Latinoamérica en los últimos años, ha sido sin duda alguna la firma del acuerdo de paz entre el Estado de Colombia y las FARC, luego de una guerra de guerrillas que comenzó hace más de medio siglo. Con la presencia de diversos mandatarios de diversas partes del mundo, se cerró uno de los periodos más sangrientos de la historia del vecino país.

Pero, ¿qué implicancias tiene este acuerdo de paz? Uno de los análisis propuestos a la ardua negociación que tuvo lugar en La Habana (Cuba), ha sido desarrollado por el antropólogo colombiano del Colectivo de Trabajo Jenzerá, Efraín Jaramillo, quien resalta dentro de todo la capacidad de negociación de ambas partes luego de tantas décadas:

“El gobierno entendió que las FARC no accederían a desmovilizarse sin una rebaja substancial de penas y un ingreso con garantías a la vida política del país (...) Las FARC por su parte entendieron que el modelo neoliberal no estaba en discusión. Era la línea roja puesta por el gobierno, que no podían pasar”.

Símbolos de la guerra

Uno de los actos simbólicos más importantes de la jornada de hoy, ha sido que la firma del acuerdo de paz dada entre el presidente colombiano, Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, se realizó con un “balígrafo”. Es decir un bolígrafo fabricado con los restos de la bala de un fusil, un emblema de la violencia que Colombia deja atrás.

No obstante, Efraín Jaramillo resalta otro actor importante en el escenario de negociaciones que tuvo lugar durante varios meses en La Habana: los pueblos indígenas. Ellos formaron un contrapeso importan para exigir durante las rondas de negociación, mayor inserción social de parte del estado colombiano.

“Los indígenas y los afrocolombianos han manifestado reiteradamente que le apuestan a la paz, pues saben que si no hay paz en Colombia, ellos tampoco la tendrán. No obstante estos pueblos no están dispuestos a aceptar cualquier tipo de paz (…) Somos del convencimiento de que el futuro de los pueblos étnico-territoriales dependerá de la capacidad de sus organizaciones para insertarse en un proceso democrático de transformación y reconstrucción del Estado y la sociedad”, concluye Jaramillo. 

¿Podrá Colombia convertirse en una nación democrática, pacífica y de convivencia integrada entre el Estado y todos sus sectores sociales? Solo el tiempo lo dirá.