Por Génesis Gatica Porcayo
Conacyt, 25 de agosto, 2017.- Los desastres hídricos causan entre seis y ocho millones de muertes o enfermedades relacionadas con el agua y conlleva a pérdidas económicas de 250 a 300 billones de dólares por año, como resultado del crecimiento de la población en zonas vulnerables a estos fenómenos, de acuerdo con cifras recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
Los cambios sociales y ambientales relacionados con el manejo de los recursos hídricos tienen un impacto directo en la calidad de vida de las sociedades. La doctora Blanca Jiménez Cisneros, directora de Ciencias de Agua y secretaria del Programa Hidrológico Internacional de la Unesco, compartió la importancia que tiene conocer y actuar eficientemente en materia del agua para saber cuál es su curso en el mundo en los próximos años.
A través del ciclo de Charlas con Premios Nacionales 2017, llevada a cabo en las instalaciones de la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (FCE), la especialista en temas de tecnologías para el tratamiento de agua potable, agua residual y reutilización, entre otros, señaló principalmente que los cambios sociales y ambientales relacionados con el manejo de los recursos hídricos tienen un impacto directo en la calidad de vida de las sociedades.
La especialista comentó que las actividades humanas han influido en las alteraciones de los regímenes hidrológicos y ecológicos naturales y el número de fatalidades y consecuencias económicas, que son causadas por desastres hídricos como sequías, derrumbes, inundaciones o hundimientos, ha tenido un incremento considerable a escala mundial.
Se estima que 85 por ciento de la población mundial vive en la parte más seca de la Tierra y hay alrededor de dos billones de habitantes en zonas con estrés hídrico, especialmente en África y Asia, lo que causa una mayor demanda del recurso y del servicio.
“Sin una acción coordinada de la comunidad internacional, la mitad de la población mundial estará en riesgo de vivir en condiciones de severo estrés hídrico de 40 por ciento en todos sus usos para el año 2030”.
La escasez de agua, pese a que es un fenómeno natural, también puede ser inducido por el hombre y se demanda la importancia de invertir en programas en favor de la protección del ambiente natural para la conservación de recursos hídricos y que estos sean utilizados de manera eficiente.
Tener una sequía o una lluvia intensa es un fenómeno natural normal, tener un efecto o impacto que sea un desastre tiene que ver con la exposición de la población a este problema.
Las sequías son diez veces más costosas que las inundaciones (...) ya que llegan a durar hasta diez años y es muy difícil cuantificar costos y efectos porque durante ese periodo hay otros eventos que afectan; sin embargo, la gente se impresiona más con las inundaciones porque son más fotogénicas
Las sequías son diez veces más costosas que las inundaciones, mencionó la especialista, ya que llegan a durar hasta diez años y es muy difícil cuantificar costos y efectos porque durante ese periodo hay otros eventos que afectan; sin embargo, la gente se impresiona más con las inundaciones porque son más fotogénicas.
Blanca Jiménez explicó que la frecuencia de las sequías se incrementó en 360 por ciento y las inundaciones en 266 por ciento, lo que puede ser un aumento ocasionado por el fenómeno del cambio climático.
“Las sequías también tienen otros efectos en ámbitos que no tienen que ver con la falta de agua únicamente, sino también con la falta de desarrollo económico, por ejemplo”.
La Unesco tiene un Programa Hidrológico Internacional (PHI) que es un programa intercontinental que se creó en 1985 y es el único de índole intergubernamental del sistema de las Naciones Unidas dedicado a la investigación, educación y fortalecimiento de capacidades en materia de hidrología.
Es a través de este programa como la doctora Blanca Jiménez comentó sobre la importancia de la educación y cultura del agua como la clave para tener seguridad hídrica, en la que se requiere trabajo interdisciplinario para que las acciones destinadas permitan mejorar las condiciones de acceso y abastecimiento de agua en los próximos años.
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