El diario norteamericano The New York Times realizó un reportaje sobre la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado. La defensa del medioambiente y los derechos indígenas se enmarcaron en el discurso del líder de la Iglesia Católica.
The New York Times, 20 de enero, 2018.- [Puerto Maldonado] en esta sofocante ciudad amazónica, el papa Francisco ofreció el viernes una conmovedora defensa de los pueblos indígenas de la región, cuyas tierras y formas de vida están amenazadas por la industria y el gobierno, y casi no hay instituciones que los protejan.
Frente a un estadio lleno de gente, donde el escenario principal estaba claramente dividido entre clérigos sentados en sillas y personas indígenas con prendas tradicionales sentados en el suelo, Francisco dijo que entendía los desafíos locales.
Deploraba, por un lado, "la presión que ejercen los grandes intereses comerciales que quieren echar mano del petróleo, el gas, la madera, el oro y las formas de monocultivo agroindustrial" y, por otro lado, las amenazas de las políticas que ostensiblemente pretenden conservar la tierra "sin tomar en cuenta" a sus habitantes.
También criticó a quienes llaman a los derechos indígenas un "obstáculo" para el desarrollo económico. "El hecho es que sus vidas claman contra un estilo de vida que no tiene en cuenta su propio costo real", dijo.
"Es incoherente, es contradictorio, tener un evento para mostrar al mundo los problemas de los pueblos indígenas y no dejar que sus principales autoridades hablen", dijo Julio Cusurichi, Shipibo nativo y presidente de la Federación de Nativos del Río Madre de Dios y sus Afluentes (Fenamad).
"¿De nuevo esperamos ser sometidos por la Iglesia?", preguntó Edwin Vásquez, quien dirige la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca del Río Amazonas (Coica). "Soy católico, creo en Dios, pero aprendí a no confiar en los sacerdotes", concluyó.
Pequeño y remoto, Puerto Maldonado parecía un candidato poco probable para una visita papal. A diferencia de las ciudades más grandes de Perú, su historia no se remonta al pasado colonial de la nación andina, cuando los españoles urbanizaron y evangelizaron al mismo tiempo.
Pero Puerto Maldonado representa la puerta de entrada a dos mundos francamente contradictorios que se ubican dentro de los intereses de Francisco. La ciudad brinda acceso a selvas vírgenes, refugios selváticos y estaciones de investigación de biodiversidad, pero también es el punto de entrada a la fiebre del oro del siglo XXI que no solo ha erosionado los árboles y los ríos, sino también el estado de derecho.
Traducción: José Díaz
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— Servindi (@Servindi) 20 de enero de 2018
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