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Colonialismo verde, energía eólica y justicia climática en territorio sámi

Parque eólico de Øyfjellet. Foto: Ole-Henrik Kappfjell

Un año después de que la Corte Suprema de Noruega emitiera una sentencia sin precedentes a favor de los pastores de renos Sámi y en contra de la desarrolladora de energía eólica Fosen Vind, el gobierno no cumple con su responsabilidad de proteger los derechos de los pueblos indígenas. Ya es hora de que Noruega demuestre sus antecedentes de respeto a los derechos humanos y apoye una transición energética justa de manera seria.

Por Eva Maria Fjellheim*

El cambio verde no es más que la continuación de la extracción de recursos
de las regiones Sámi. (…) La diferencia es que la utilización de los recursos tiene
ahora un color más atractivo: el verde. Lo llamamos “colonización verde”.
Gunn-Britt Retter - Arctic Today

Debates Indígenas, 6 de octubre, 2022.- El 11 de octubre de 2021, la Corte Suprema de Noruega concluyó que la construcción de dos proyectos de Fosen Vind, los parques eólicos de Storheia and Roan, violan los derechos de los pastores de renos Sámi de Fovsen Njaarke, en el condado de Trøndelag. La sentencia se basa en estudios que demuestran el impacto negativo que tendría la construcción y el funcionamiento de la infraestructura sobre esta actividad de subsistencia. Hasta el momento, 151 turbinas, 131 kilómetros de rutas de conexión y el tendido eléctrico han destruido pastos de invierno y rutas de migración cruciales para preservar la sostenibilidad del ancestral pastoreo de renos en el área.

La Corte concluyó que el proyecto amenaza la cultura del pastoreo de renos de los Sámi del sur, lo cual viola el artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que establece: “En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma”.

A diferencia de la Corte de Apelaciones, el máximo tribunal estableció que la alimentación artificial de los renos, para compensar la pérdida de los verdeos de invierno, difiere significativamente de la práctica ancestral basada en pasturas libres y naturales. La resolución también estableció que el derecho de los pastores Sámi a ejercer su cultura a través del pastoreo de renos es absoluto. De este modo, el artículo 27 del Pacto Internacional no permite realizar una evaluación proporcional donde los intereses de la mayoría de la sociedad estén por sobre los intereses de la minoría, incluso si ese interés es producir energía renovable. A su vez, la Corte Suprema remarcó que otras opciones de energía eólica menos intrusivas habían estado disponibles.
 

Migración de primavera. El pastoreo ancestral de renos Sámi se basa en la migración estacional entre los pastos naturales y libres.

Energía eólica y violaciones de los derechos humanos

Tras la histórica decisión de la Corte Suprema, la financiera noruega Storebrand anunció que incluirían a la empresa de energía eólica sueca Eolus Vind AB en su lista de observación por violaciones similares a los derechos de la comunidad de pastoreo de renos de Jillen Njaarke: el parque eólico de Øyfjellet en el condado noruego de Nordland interrumpe la ruta migratoria ancestral y el acceso a uno de los pastos de invierno. El permiso para construir el proyecto fue otorgado por el Ministerio de Petróleo y Energía con la condición de que la compañía llegara a un acuerdo con los Jillen Njaarke sobre las medidas de mitigación que protegerían esa ruta de migración.

Sin embargo, cuando Eolus Vind comenzó a construir la ruta en 2020 no existía ningún acuerdo. La primera migración de los renos durante la primavera a través del área de construcción de la planta eólica fue una verdadera pesadilla ya que los pastores se vieron obligados a perseguir al rebaño, incluso a los animales preñados que son especialmente vulnerables a los disturbios y al estrés. En vez de respetar el comportamiento natural de los animales, los humanos y la naturaleza, los pastores de Jillen Njaarke solo tuvieron un plazo de tres días para realizar la migración y no dos meses como necesitaban.

Si bien la Constitución noruega y el Derecho Internacional protegen al pueblo Sámi en la práctica de su cultura, incluyendo el pastoreo de renos, su cumplimiento ha sido extremadamente difícil.

La sentencia de la Corte Suprema y la decisión de Storebrand constituyen un precedente único. Como las decisiones del sector privado que resguardan los derechos humanos son cada vez de mayor interés global, los países nórdicos tienden a defender su imagen de “los mejores en el mundo” en cuanto al respeto de derechos y sostenibilidad. Simplemente, se percibe que las violaciones a los derechos humanos solamente ocurren en otras regiones y no en un Estado democrático de bienestar como Noruega. Tampoco se considera que las mismas compañías nórdicas puedan violar los derechos en sus países o en el extranjero.

Noruega fue el primer país en ratificar el Convenio 169 de la OIT y adoptó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en 2007. Si bien la Constitución noruega y el Derecho Internacional protegen al pueblo Sámi en la práctica de su cultura, incluyendo el pastoreo de renos, su cumplimiento ha sido extremadamente difícil. En los casos de Fosen y Øyfjellet, las compañías de energía eólica han obtenido la aprobación para construir la infraestructura antes de que el permiso pudiera ser revisado por el sistema legal.
 

Los proyectos Storheia y Øyfjellet, de las compañías Fosen Vind y Eolus Vind, destruyen pastos de invierno y rutas de migración. Izquierda: Per Magnus Appfjell, de Jillen Njaarke, enseña a su hijo cómo marcar las crías para identificar sus renos. Derecha: Maja Kristine Jåma y John Kristian Jåma, de Fovsen Njaarke, en el Tribunal Supremo en 2021. Fotos: Ole-Henrik Kappfjell y Eva Maria Fjellheim

El colonialismo verde y la doble carga del cambio climático

Los proyectos de energía eólica Fosen y Øyfjellet están vinculados a las políticas de “transición verde” y a los compromisos adquiridos por el Estado noruego con el Acuerdo de París, con los objetivos de desarrollo de energía renovable de la Unión Europea y con los reclamos por la electrificación del transporte, la industria y la sociedad.

El término “colonialismo verde” es utilizado frecuentemente por los Sámi como crítica a las políticas hegemónicas contra el cambio climático y, en particular, contra la expansión de la industria de energía eólica en Sápmi, su territorio ancestral. La colonización y la expansión del capitalismo en tierras indígenas son la causa de la actual crisis climática y ecológica. El Ártico padece el incremento de temperatura más alto del mundo debido al cambio climático, lo cual representa serias amenazas para la salud, el sustento y la cultura Sámi.

Recientemente, los pastores de renos Sámi han experimentado pastos de invierno congelados y presencia de hielo inestable para cruzar durante la migración. Al mismo tiempo, la intrusión de las llamadas “industrias verdes” en las tierras de pastoreo reducen la flexibilidad que necesita el pastoreo sostenible. De esta forma, se enfrentan a una doble carga: por un lado, al cambio climático y a las medidas de mitigación; por otro lado, el conocimiento, las prácticas y la gestión territorial Sámi se dejan de lado en los esfuerzos por reducir o limitar el cambio climático.

El movimiento indígena global cuestiona la premisa de la “economía verde” y reclama una aproximación a la justicia climática basada en un enfoque de derechos.

Los conflictos entre la energía eólica y los derechos de los pueblos indígenas en Sápmi no son un caso aislado. El movimiento indígena global cuestiona la premisa de la “economía verde” y reclama una aproximación a la justicia climática basada en un enfoque de derechos. Mientras que el concepto de “colonialismo verde” se usa para describir la situación que se vive en Sápmi, diversos términos están siendo utilizados en diferentes regiones del mundo. En México, por ejemplo, emplean la expresión “colonialismo energético”.

Como en Sápmi, los pueblos indígenas están logrando sentencias judiciales favorables contra las empresas de energía eólica. En México, el Tribunal Agrario de Oaxaca le reconoció a una comunidad indígena Zapoteca el derecho a las tierras comunales al anular la supuesta adquisición legal de tierras de la compañía Demex para un proyecto eólico. En Kenia, la Corte Ambiental y de Tierras de Meru estableció que el proyecto Lake Turkana era “irregular e ilegal” ya que no contaba con el Consentimiento Libre, Previo e Informado de las comunidades indígenas afectadas.
 

Eolus Vind y el proyecto Øyfjellet interrumpen la ruta migratoria ancestral de la comunidad de pastores de renos Jillen Njaarke. Foto: Ole-Henrik Kappfjell

¿Un país que respeta los derechos indígenas?

A un año de la sentencia de la Corte Suprema, el gobierno noruego insiste en que es posible la coexistencia del proyecto de energía eólica y el pastoreo de renos Sámi. El Ministerio de Petróleo y Energía se niega a cumplir con el reclamo de la comunidad afectada que busca desarmar el parque eólico y recuperar los pastos de invierno. Si bien este caso de usurpación de tierras de pastoreo ha sido investigado minuciosamente, el Ministerio sigue insistiendo en que es posible encontrar una solución duradera a través del diálogo y nuevas investigaciones sobre el impacto y las medidas de mitigación.

Es preocupante que el Estado demande una carga de la prueba mayor a la que provee la Corte Suprema y que deje a la cultura del pastoreo de renos Sámi sin ninguna protección legal. Leif Arne Jåma, un pastor de renos de Fovsen Njaarke, califica como “absurdo” al plan de evaluación gubernamental: “Si el Gobierno continúa intentando retorcer la sentencia para proteger los intereses del capital, el resultado probablemente será un serio debilitamiento de la confianza internacional hacia Noruega como país pionero en términos de derechos indígenas”.

Ya es hora de que Noruega demuestre sus “sólidos antecedentes de cumplimiento de los derechos humanos” y apoye una transición energética justa de manera seria.

Mientras que inversores como Storebrand dan pasos en la dirección correcta, el Ministerio de Petróleo y Energía muestra poca voluntad de actuar. Esta situación es seria considerando que la relación entre el Estado y los Sámi enfrenta la mayor pérdida de confianza de la historia. En menos de un año, Jillen Njaarke luchará contra la empresa Eolus Vind en la Corte de Helgeland y la cuestión de la validez del permiso puede quedar pendiente en el sistema legal por varios años (como ocurrió con los proyectos de Fosen Vind). Si bien el Consejo Sámi apoya los esfuerzos para combatir la crisis climática y ecológica, las medidas de mitigación no se pueden implementar a expensas de derechos fundamentales.

En 2018, el Consejo Sámi envió una queja al Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial en nombre de Fovsen Njaarke, después de que el Ministerio de Petróleo y Energía otorgara el permiso sin el consentimiento previo, libre e informado de los pastores de reno. En 2020, el Consejo Sámi se comunicó con el Relator Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y envío una carta a los inversores del proyecto alemán Aquila Capital para informales de la falta de respeto hacia los derechos de los Jillen Njaarke en el proyecto Øyfjellet. En una declaración sobre la decisión de Storebrand de poner a Eolus Vind bajo observación, el Consejo Sámi instó a los inversores “a retirarse del proyecto de energía eólica Øyfjellet y al Gobierno de Noruega a dar seguimiento a sus obligaciones respecto de los derechos humanos”.

Mientras que los pastores de renos, las organizaciones Sámi, los científicos, la Corte Suprema de Noruega, los mecanismos internacionales de derechos humanos e, incluso, los mismos inversores advierten sobre las violaciones de los derechos de los Sámi por parte de las empresas de energía eólica, el gobierno noruego no cumple con su obligación de hacer respetar los derechos indígenas. Ya es hora de que Noruega demuestre sus “sólidos antecedentes de cumplimiento de los derechos humanos” y apoye una transición energética justa de manera seria. Respetar la decisión de la Corte Suprema y poner un freno a las violaciones de derechos contra los pastores de reno en Fovsen Njaarke y Jillen Njaarke sería un comienzo.

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* Eva Maria Fjellheim es una investigadora Sámi del Sur y defensora de los derechos de los pueblos indígenas empleada en el Consejo Sámi. Su investigación se centra en el colonialismo verde y la resistencia Sámi al desarrollo de la energía eólica en las tierras de pastoreo de renos en Noruega.

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Fuente: El presente reportaje fue publicado por el portal Debates Indígenas como parte de su boletín Especial Cambio Climático, correspondiente al mes de octubre: https://debatesindigenas.org/notas/191-colonialismo-verde-energia-eolica-justicia-territorio-sami.html
 
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