Repasamos aspectos a considerar este 12 de octubre en el Día Nacional de la Lucha contra la Biopiratería, un flagelo que afecta los recursos y conocimientos tradicionales.
Servindi, 11 de octubre, 2022.- Cada 12 de octubre el Perú conmemora el Día Nacional de la Lucha contra la Biopiratería en razón de la fecha de entrada en vigor de una norma ambiental que protege la diversidad biológica.
Por eso, en esta nota repasamos algunos aspectos a tener en cuenta este día para comprender mejor qué es la biopiratería y por qué debería preocuparnos si pensamos en los pueblos indígenas.
¿Qué es la biopiratería?
Según la normativa peruana, la biopiratería es el acceso y uso no autorizado y no compensado de los recursos biológicos o conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas.
Esta forma de piratería biológica se puede dar en dos niveles: al acceder a los recursos sin una autorización y al patentar un conocimiento tradicional, de acuerdo al especialista Andrés Valladolid.
El primero ocurre cuando se accede al recurso genético sin un contrato de acceso previo otorgado por las autoridades pertinentes; siendo el más difícil de detectar.
Esto, porque los recursos obtenidos provienen de diversas áreas con organismos competentes distintos, y no siempre es posible detectar en qué área se obtuvo el recurso.
El segundo se da cuando la empresa o persona intenta apropiarse del conocimiento tradicional de los pueblos indígenas mediante una patente, siendo más fáciles de identificar, explicó Valladolid a OjoPúblico.
Es más fácil porque resulta más factible detectar que alguien accedió ilegalmente al recurso o conocimiento cuando intenta patentar el producto o la investigación derivada de un recurso biológico en otro país.
¿Por qué debería preocuparnos?
Como sabemos, Perú es un país rico en biodiversidad. Posee más de 20 000 especies vegetales, de las cuales 5 000 son endémicas, es decir, que solo crecen en este territorio.
El problema con la biopiratería aparece entonces al permitir que un tercero se haga acreedor del conocimiento o de un insumo que no descubrió ni inventó, pero con el que puede conseguir importantes ganancias económicas.
Basta con tener acceso al recurso biológico (como podría ser la semilla de cierta especie) para luego tener un acceso a la genética, o adentrarse en ciertos grupos indígenas y hacerse de sus tradiciones para beneficio propio.
Esto puede terminar afectando económica y culturalmente a los pueblos indígenas que ven arrebatados sus conocimientos tradicionales, como el descubrimiento de los beneficios de una planta medicinal.
Un reportaje de la agencia alemana Deutsche Welle (DW) expone cómo grandes consorcios se apoderan de estos conocimientos y obtienen grandes beneficios, sin recompensar a las comunidades indígenas.
¿Qué se está haciendo para enfrentarla?
Algunos análisis de expertos consultados por el portal Actualidad Ambiental y OjoPúblico coinciden en señalar que el Perú tiene un gran avance en cuanto a normas para proteger los recursos biológicos.
De hecho, Perú también forma parte del Protocolo de Nagoya, que establece obligaciones para asegurar “la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de recursos genéticos”.
Perú firmó dicho Protocolo en 2010 y este entró en vigor cuatro años más tarde, el 12 de octubre de 2014. Esta fecha da pie, precisamente, al Día Nacional de la Lucha contra la Biopiratería.
Pero no es todo. Previamente, en 2004, el Perú creó la Comisión Nacional contra la Biopiratería (CNB), convirtiéndose en un referente mundial, pues es la única de este tipo en el mundo.
Esta Comisión se encuentra adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros y es presidida por el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi).
La CNB, que monitorea las bases de datos de patentes de más de 100 oficinas en el mundo, busca evitar que se concrete el otorgamiento ilegal de patentes vinculados a recursos biológicos peruanos en el mundo.
Hasta octubre del 2021, había detectado 181 de estos casos; de los cuales, 66 se resolvieron favorablemente para Perú, es decir, no se les entregó la patente sobre recursos biológicos peruanos.
El total de casos estuvo relacionado con 30 especies, destacando la maca (con 37 casos), la sangre de grado (con 35 casos) y el marañón (con 17 casos), según un reporte de OjoPúblico.
Un año antes, en 2020, identificó 42 casos de procesos de patentes –un 75% más que en el 2019– en diferentes oficinas de patentes del mudo.
Dichos casos están vinculados a recursos biológicos peruanos como: maca, sangre de grado, sacha inchi, ungurahui, maíz morado, camu camu, tara, pasuchaca, yacón, aguaje, entre otros.
Desafíos contra la biopiratería
Sin embargo, los expertos también coinciden en señalar que la labor de la CNB es limitada, pues detecta los casos cuando la empresa que desea patentar ya tuvo acceso al recurso genético.
Es decir, ya se dio la biopiratería, y el hecho de que su patente no sea aceptada o que la empresa abandone el proceso para patentar el recurso, no implica que deje de utilizar el recurso o el producto derivado de este.
Así como esto, hay otros aspectos que aún faltan mejorar para tener una lucha más frontal contra la biopiratería en el país y que van más allá de los avances normativos que el Perú ha demostrado tener.
Entre ellos, lo complejo que resulta controlar la salida de los recursos del país –por ser pequeños o salir como productos para consumo– o porque la mayoría de recursos peruanos son compartidos con otros países de la región.
Además de las trabas que existen para obtener, de manera formal y legal, los permisos para acceder a los recursos biológicos y los conocimientos tradicionales peruanos, como explicó OjoPúblico.
Esto último ayudaría a prevenir la infracción y asegurar que estas autorizaciones beneficien a ambas partes, tanto al país que posee el recurso y al investigador o empresa que desee trabajar con este.
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