Servindi, 9 de diciembre, 2019.- Un reciente reportaje del portal periodístico Mongabay Latam reveló que los mineros ilegales desalojados de la zona conocida como La Pampa, en Madre de Dios, se habrían trasladado a áreas cercanas a la Reserva Comunal Amarakaeri (RCA).
Las nuevas presiones contra la RCA estarían ocurriendo a través del río Nusinuscato y la comunidad nativa San José de Karene. Frente a ello, el Ejecutor de Contrato de Administración de la Reserva Comunal Amarakaeri (ECA-RCA) viene ejecutando acciones de vigilancia.
“Tenemos la obligación de cuidar medio millón de hectáreas, de allí la importancia de este patrullaje: la población de Camanti tiene que familiarizarse con nuestro trabajo, estamos cuidando lo que nos pertenece”, declaró Luis Tayori, directivo de ECA-RCA.
Y es que la zona de Quincemil, en el distrito de Camanti, ubicada en la provincia cusqueña de Quispicanchi, limita con la reserva y es un área netamente minera.
“En esta ciudad la presencia del Estado, sobre todo de las dependencias vinculadas a la protección ambiental, pareciera que pone en riesgo la actividad principal del distrito”, denuncia César Gutiérrez, uno de los funcionarios del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) en Quincemil.
Drones y celulares
Jaime Corisepa, técnico de ECA, detalló que vienen utilizando drones para determinar la presencia de los mineros ilegales dentro de los límites de la reserva.
“Estos avioncitos, bien utilizados por nuestra gente, son tan eficientes como un perro mitayero”, soslayó.
Sin embargo, los vigilantes comunales también se enfrentan a situaciones adversas. Y es que cuando ingresan a realizar acciones, los mineros ilegales ya abandonan el lugar ya que “cuentan con recursos operativos, incluso armas, mucho más sofisticados”.
“Tenemos que batirnos en condiciones desiguales, eso es evidente, aun así estamos ganando la batalla”, refiere Asvín Florez, jefe de la RCA.
“La minería ilegal, salvo casos muy excepcionales que hemos resuelto satisfactoriamente, no ha ingresado a la reserva y ese es un éxito indudable del modelo de cogestión entre el Estado y las comunidades nativas, nuestros trece guardaparques y cuatro vigilantes comunales están haciendo bien su trabajo”, agrega.
Por su parte, Jen Castro, de Digital Demcracy, se encarga de facilitar el funcionamiento del software para que los vigilantes comunales realicen los monitores desde sus teléfonos celulares.
“Se trata de una tecnología sencilla, de fácil uso que posibilita que cada vigilante, esté donde esté, pueda georreferenciar al detalle cada punto del territorio comunal y estar al tanto de lo que ocurre en su interior”, detalla.
Lee el reportaje completo en el siguiente enlace:
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— Servindi (@Servindi) November 21, 2019
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