- Nadie recuerda el exterminio de 95 por ciento de la población indígena.
- Dos pueblos se disputan el derecho de ser las primeras comunidades de EE.UU.
- En paralelo, desde 1970 algunos pobladores indios decretan un día de luto nacional.
Por David Brooks, Corresponsal de La Jornada
La Jornada, 22 de noviembre 2007. Casi todo mundo aquí suspendió sus actividades para participar en el curioso ejercicio de negar un holocausto, participar en un rito nacional de consumo masivo, ofrecer algunas migajas del banquete a unos cuantos pobres, y expresar la gratitud de todo esto al celebrar en familia y con amigos el Día de Acción de Gracias.
Este día festivo forma parte de una mítica fiesta nacional para celebrar la primera cosecha exitosa y la sobrevivencia de los primeros colonos en estas costas para establecerse en el país a principios del siglo XVII. Ahora hay una disputa entre dos comunidades sobre cuál de ellas fue la primera de Estados Unidos, y por lo tanto, sede del origen de lo que se celebra este día.
Plymouth Rock, en Massachussets, considera que fue la primera comunidad y ahí se celebró en 1621 lo que sería después declarado como el Día de Gracias. Pero Jamestown, Virginia, insiste en que hace justo 400 años se estableció la primera comunidad permanente en estas costas.
Pero el hecho es que ninguno de estos dos pueblos fue el primero, ya que los primeros americanos fueron los indígenas.
El mito de este día gira en torno del festejo de los primeros europeos –los Pilgrimsque celebraron en 1621 en Plymouth su estadía permanente en el nuevo mundo, y a veces esta imagen se pinta con la presencia de líderes indígenas Wampanoag en la cena. Parte de esta historia tal vez sea verdad, pero también es un hecho que para 1637 el gobernador de Massachussets John Winthrop estaba proclamando las gracias por la matanza de cientos de hombres, mujeres y niños del pueblo indígena Pequot, en lo que sólo sería el inicio de un genocidio que acabaría con más de 95 por ciento de los indígenas americanos de Estados Unidos durante las siguientes décadas, como recuerda Robert Jensen, profesor de periodismo de la Universidad de Texas en un ensayo publicado por Alternet.
Puesto de manera simple: el Día de Acción de Gracias es el día en que la cultura blanca dominante (y tristemente la mayoría la población no blanca, pero no indígena) celebra el inicio de un genocidio que fue, de hecho, bendecido por los hombres que elogiamos como nuestros heroicos padres fundadores, escribió Jensen.
Es por esto que cada Día de Acción de Gracias algunos indígenas y sus aliados han celebrado, desde 1970, un Día Nacional de Luto cerca de Plymouth, marcando el día como el inicio de una historia de robo de sus tierras, sangre, muerte y la destrucción de la forma de vida indígena en este país. Hoy, según el censo, la población indígena estadunidense suma 4.5 millones (incluyendo los multirraciales), esto es, 1.5 por ciento de la población total.
Un aspecto irónico de esta celebración de lo que fueron técnicamente los primeros inmigrantes se realiza ahora en medio de un año de intensificación de medidas contra los que intentan llegar a este país: la construcción de muros, redadas, encarcelamiento, expulsiones, intimidaciones, retiro de servicios públicos y más. Peor aún, es casi seguro que los pavos y las verduras (se calcula que unos 50 millones de pavos se consumieron hoy, acompañados de, en el menú tradicional, calabazas, camotes y maíz, o sea, todo el alimento indígena), fueron procesados y cosechados por manos de inmigrantes, en su gran mayoría latinoamericanos.
Pero mas allá de datos históricos y sociales, el Día de Acción de Gracias también marca el arranque de la temporada de consumo más activa del año, se extiende hasta la Navidad, y como siempre, las filas ya se empezaban a armar frente a las tiendas desde esta noche. El año pasado, unos 140 millones, casi la mitad de la población, visitaron tiendas durante este puente, y sólo el viernes después del Día de Gracias (se celebra el cuarto jueves de noviembre cada año), considerado como el día más activo del año para el consumo, las ventas alcanzaron más de 8 mil millones de dólares.
Así, las familias se reúnen, comen un menú indígena y niegan la realización de un holocausto, se preparan para el shopping y, bueno, dan gracias por todo.
Fuente: La Jornada
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