Por Adolfo Pérez Esquivel*
La comunidad internacional, los gobiernos y pueblos latinoamericanos no pueden avalar las elecciones inmorales e ilegitimas realizadas en Honduras.
El gobierno de los EEUU es cómplice y gestor del golpe de Estado en ese país; un golpe realizado para someter al pueblo e imponer políticas de dominación y saqueo en la región. El manifiesto apoyo del gobierno de Obama al llamado a elecciones por la dictadura, es intentar justificar lo injustificable, ocultar y desconocer a la soberanía de todo un pueblo y al Presidente Manuel Zelaya, quien se encuentra prácticamente encarcelado en la Embajada de Brasil desde hace ya dos meses, soportando la permanente agresión de los golpistas. Daña profundamente a las democracias en todo el continente y la posibilidad de que EE.UU. pueda construir relaciones de respeto con sus vecinos, volviendo más bien a ratificar que otros países que no respondan a los intereses de los EE.UU., pueden sufrir situaciones semejantes.
No puedo dejar de señalar el lamentable sometimiento de parte del Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, a los designios del Departamento de Estado. Apoyar a los golpistas en el llamado a elecciones ilegítimas y guardar silencio sobre las violaciones de los derechos humanos que sufre el pueblo hondureño nunca puede ser el camino de construcción de la Paz.
En Honduras fueron detenidos ayer nuestro compañero Gustavo Cabrera, Coordinador General del Servicio Paz y Justicia en América Latina, y el Pastor Menonita Cesar Cárcamo, integrantes de una misión de observación internacional de las iglesias. Aunque hayan sido ya liberados, este hecho demuestra que la dictadura hondureña busca impedir al mundo saber la verdad de lo que ocurre en el país, ocultando las graves violaciones de los derechos humanos y en especial, las condiciones represivas en las cuales se llevaron adelante los comicios.
Con esta farsa electoral se pretende ocultar los verdaderos motivos del golpe en Honduras, que es mantener a los pueblos en la miseria y la opresión, para poder seguir enriqueciéndose unos pocos, a costa además de la propia naturaleza. Busca contrarrestar el aumento del salario mínimo y garantizar mayores ganancias a las maquilas; reabrir el país a las concesiones mineras y forestales; expandir las privatizaciones y los beneficios del libre comercio para las transnacionales de EEUU y Europa; evitar acuerdos solidarios con países latinoamericanos; revertir el ingreso de Honduras al ALBA; profundizar y amarrar al país de acuerdo a sus intereses, económicos, políticos y militares.
Vuelvo a señalar que el golpe de Estado en Honduras es un golpe contra los pueblos de toda la región. Imponer elecciones, sin primero restituir el orden constitucional y el legítimo gobierno del presidente Manuel Zelaya, no puede hacerse sin el acuerdo y la complicidad del Departamento de Estado, del Pentágono y de la CIA. Junto a la imposición de los grandes proyectos de infraestructura para el saqueo, como el Plan Puebla Panamá en Mesoamérica y el IIRSA aquí en el Sur, y la remilitarización del continente con las siete bases militares norteamericanas nuevas en Colombia, otras más siendo propuestas en países como Panamá y Perú, la presencia militar de los EE.UU. en la Triple Frontera Paraguay, Brasil y Argentina -, y la IV Flota en los mares del Sur, entre otras políticas, pone en evidencia que los mecanismos de dominación están en funcionamiento. No terminaron con las dictaduras militares impuestas en el continente a través de la Doctrina de Seguridad Nacional, con un alto costo en vidas humanas con miles de muertos, torturados, encarcelados y desaparecidos y la destrucción de la capacidad productiva de los pueblos, ni tampoco con la sangría neoliberal provocada por el endeudamiento ilegítimo, los consecuentes ajustes estructurales, las privatizaciones y la desregulación.
Los grandes medios de comunicación, verdaderos monopolios al servicio de los intereses de dominación impuestos, desatan campañas nacionales e internacionales contra gobiernos que tienen pensamiento propio y buscan la independencia y soberanía de sus pueblos. Si su bombardeo cultural y los golpes de mercado no alcanzan, sobrevienen la agresión y los intentos de golpe de Estado por la CIA y el Departamento de Estado, como lo ocurrido en Venezuela, Bolivia y la agresión contra Ecuador por parte de Colombia.
Está claro, sin embargo, que el camino elegido por los golpistas no puede prosperar. El pueblo de Honduras está puesto de pie para defender su libertad y sus derechos; después de 154 días de resistencia no-violenta en las calles y comarcas de todo el país, ayer se replegaron mayormente a sus casas, dándole una digna e inequívoca respuesta a la fraudulenta convocatoria electoral. Son muchos los gobiernos del continente, y del mundo entero, que se han negado a conocer al gobierno golpista y que han ratificado su desconocimiento de estos comicios.
Reclamamos a los demás gobiernos de la región, a los organismos internacionales como la OEA , la ONU , el Parlamento Europeo y la Unión Europea , desconocer también este intento de blanqueo del golpe de estado. Hay que insistir en el restablecimiento del orden constitucional y la restitución del Presidente Zelaya y la suspensión de cualquier forma de apoyo, sea éste financiero, comercial, o militar, mientras tanto.
Llamamos a los organismos de derechos humanos, sociales, culturales y religiosos a asumir solidariamente la defensa de la soberanía y el Estado de derecho del pueblo hondureño, rechazando cualquier complicidad que pretende bastardear el ejercicio democrático.
La Paz es el fruto de la Justicia; no hay otro camino posible. Por eso también es necesario escuchar la voz del pueblo hondureño que sigue llamando a la realización de una Asamblea Constituyente Nacional para refundar el país sobre bases de igualdad e inclusión. Sólo así será posible gobernar.
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* Adolfo Pérez Esquivel es Premio Nobel de la Paz 1980.
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