Por Katu Arkonada*
Hoy en día nadie duda que vivimos algo (mucho) más que una crisis financiera. Vivimos una crisis financiera, pero también epistemológica, social, política, climática, alimentaria en definitiva, una crisis de vida, de modelo estructural y civilizatorio, occidental y moderno, por supuesto.
Rafael Correa, presidente de Ecuador, dice que no vivimos una época de cambios, sino un cambio de época. Sin saber si pensamos en el mismo paradigma, es cierto que la profundidad de esta crisis estructural que vivimos nos hace mirar hacia nuevos (aunque antiguos) paradigmas de vida, y ahí surge con fuerza la idea que los pueblos originarios del Abya Yala nos transmiten, el de la cultura de la vida, criar la vida, la visión comunitaria ese nuevo paradigma que llamamos Vivir Bien.
El Vivir Bien no nace ahora, es producto de la cosmovisión milenaria de los pueblos indígenas del continente, de hecho ni siquiera como concepto es algo nuevo, aunque precisamente en estos tiempos cobra más fuerza que nunca. Cuando las ONG comenzaron a preguntarse cómo se podría traducir el término desarrollo al quechua, se dieron cuenta que no había una traducción, y lo mismo sucedió con el aymara, guaraní en ninguna de las lenguas de las civilizaciones indígenas, orientales, existía una palabra para designar nuestro concepto de desarrollo occidental. Esta contradicción aparente refleja bien la división entre las dos matrices civilizatorias, entre oriente y occidente.
Por eso comenzaron a acuñarse términos que se acercan a ese concepto de Vivir Bien, Suma Qamaña en aymara, Sumaj Kausay en quechua, Ñande Reko (vida armoniosa) en guaraní, Teko Kavi (vida nueva) Ivi Maraei (tierra sin mal) o Qhapaj Ñan (camino o vida noble), conceptos que la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (aprobada en referéndum en enero del 2009) ya recoge como bases fundamentales cuando habla de los Principios, Valores y Fines del Estado.
Asimismo ha quedado recogido el Vivir Bien en la Constitución Política de Ecuador, de octubre de 2008, dando un paso importante también con la consagración de los Derechos de la Naturaleza, porque Vivir Bien es también salir de la dicotomía entre ser humano y naturaleza, es despertar la conciencia de que somos parte de la Pachamama, de la Madre Tierra y con ella nos complementamos.
Es bien interesante, y hay que seguir profundizando en su desarrollo, las formas hibridas que se están dando entre conceptos de matrices diferentes, como en este caso un concepto occidental y moderno, como derechos unido a un concepto oriental y milenario como Pachamama, Madre Tierra.
El Vivir Bien nos acerca y enseña conceptos como complementariedad, reciprocidad, comunitarismo (aunque no se puede entender la comunidad como un conjunto de individuos) que chocan frontalmente con nuestros esquemas establecidos. La cultura de la vida es comunitaria, no puede ser de otra manera, frente a un capitalismo individualista, depredador, o incluso un socialismo que aunque preocupado de mejorar las condiciones de vida de la sociedad, solo la entiende como el conjunto de personas que viven, sin considerar para nada a la Madre Tierra como algo vivo, y que puede llegar a ser tan industrial y depredador como el capitalismo (aunque, y este es otro debate, quizás un socialismo comunitario es hoy en día la mejor opción para Occidente).
Nos han educado y enseñado a vivir mejor, pero no a Vivir Bien. Y para realmente acercarnos a este concepto, tenemos que, en un proceso complejo, deconstruirnos. No primar el YO (primer pronombre en las lenguas occidentales) sino el NOSOTROS (primer pronombre en quechua o aymara por ejemplo), no ver el tiempo como algo lineal, en el que prima el individuo que viene de un pasado, se sitúa en un presente y va hacia el futuro, sino el tiempo como algo circular, en el que el presente es continuo y el pasado y el futuro son uno solo, el pasado esta por delante y el futuro está por venir y esta atrás.
Pero en el continente americano, después de 517 años de colonialismo, no podemos concebir el Vivir Bien sin unirlo a un verdadero proceso de descolonización, igual que no podemos concebir esa descolonización sin cambiar el paradigma de la educación.
Una educación individualista y basada en un sistema competitivo, en el que el individuo es medido, juzgado, en base a las calificaciones obtenidas. Incluso en las formas de educación más humanistas seguimos un esquema occidental, impuesto por los colonizadores. Formamos buenos estudiantes, con una buena ética y moral, siguiendo patrones occidentales, cristianos, y no personas que viven en armonía consigo mismos, con sus semejantes y con la Madre Tierra.
Vivir Bien, Descolonizaciónconceptos amplios y que merecen debates más en profundidad, mirarnos hacia y desde dentro, utilizar la naturaleza, pero sin dañarla, racionalizar y redistribuir el consumo, para no sobreexplotar los recursos naturales que la Madre Tierra nos da, garantizando el futuro a todo lo que viene detrás nuestro, vivir en armonía entre los pueblos, complementándose entre sí, practicando formas de democracia comunitaria.
Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, nos decía el otro día que antes los intelectuales en Europa pensaban y teorizaban, y después en América Latina se intentaba poner en práctica esas teorías, y hoy en cambio aquí en Bolivia, en América Latina, se están dando procesos de cambio donde los intelectuales tienen que venir a intentar teorizar que está pasando. Es totalmente cierto, hoy en día nuestro norte es el Sur, la praxis de los Pueblos en la búsqueda de nuevos paradigmas para superar la crisis de civilización nos ha llevado a nuevas formas de hacer política, de repensar el Estado y las interrelaciones entre las personas así como una conciencia en torno a la hecatombe climática que estamos provocando.
Todavía queda mucha interacción entre teoría y práctica que hacer, para llegar a una praxis política diaria con el horizonte de nuevos paradigmas, dentro de los cuales el Vivir Bien es un elemento de aproximación, de aprendizaje, dentro de todo lo que los pueblos indígenas tienen para enseñarnos.
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*Katu Arkonada es investigador y analista en el centro boliviano Centro de Estudios Aplicados a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CEADESC)
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