Enlace permanente Enviado por Jorge Marreros ... (no verificado) el Sáb, 01/07/2017 - 18:20
Desde 1970, se redujo las horas escolares, de 6 días a 5 días a la semana, de 8 horas a 5 horas diarias. Y se redujo el trabajo universitario a 17 semanas de estudios superficiales (con poca comprensión lectora y poco razonamiento lógico, acentuados por las proyecciones electrónicas de resúmenes en el aula)) aprendizajes inciertos (memorísticos y teoréticos) y capacitaciones pospuestas para cuando recién el egresado consiga "chamba" (muchas veces burocráticas e improductivas) En 4 meses y 1 semana, el universitario de pre grado, en la universidad pública principalmente, está obligado a consumir una cantidad de 7, 8 hasta 10 cursos, o en la universidad privada a consumir "3 semestres" en 1 año. ¿Acaso todo esto no es de una "calidad" cientificista caracterizada por “la copia y dependencia de conocimientos ya transitados” (Javier Sota, diario “La Primera” 5/11/2011) y que “No innova ni crea conocimientos” (Sota Nadal)?; pues sí, mientras se sature de contenidos cognoscitivos al alumno; acostumbrándole a pensar dispersamente la realidad peruana, mediante cursos amontonados, inconexos y des-contextualizados. Quienes ahora disputan los "co-gobiernos" universitarios, se han formado en esa calidad cientificista, y en el régimen académico aun vigente, solo quieren continuar su "carrera" profesional hacia el "éxito" codicioso, en vez de hacer el servicio a la investigación científica y tecnológica que la peruanidad nos exige. De este proceso cientificista universitario, también proceden los "demócratas" de la inversión capitalista electoral y los "republicanos" de las ganancias privadas a costa de los bienes públicos, y que ahora disputan gobiernos locales, regionales y nacionales, para darle continuismo a la Constitución del 93. Con respecto a las inversiones extractivistas, lo correcto sería enseñar a los pueblos a exigir los "altos estándares de responsabilidad ambiental y social", pero también a confiar en la República (comunidad ciudadano que comparte los bienes y servicios públicos) y en la Democracia (intercambio ciudadano entre deberes y derechos en el uso y usufructo de los bienes y servicios públicos), convocando sus votos para un Referendo por Constitución de Productividad, Federalidad Regional e Interculturalidad, para que se redacte en tiempo de gobierno democrático. ¡No al fundamentalismo ideológico de contra ni de pro a la inversión extractivista! Viva la Promesa de la Vida Peruana, con plazo hacia el Bicentenario y que Jorge Basadre lo rescató de los próceres y precursores que consteruyen la peruanidad desde las resistencias indígenas hace más de 500 años.
Desde 1970, se redujo las
Desde 1970, se redujo las horas escolares, de 6 días a 5 días a la semana, de 8 horas a 5 horas diarias. Y se redujo el trabajo universitario a 17 semanas de estudios superficiales (con poca comprensión lectora y poco razonamiento lógico, acentuados por las proyecciones electrónicas de resúmenes en el aula)) aprendizajes inciertos (memorísticos y teoréticos) y capacitaciones pospuestas para cuando recién el egresado consiga "chamba" (muchas veces burocráticas e improductivas) En 4 meses y 1 semana, el universitario de pre grado, en la universidad pública principalmente, está obligado a consumir una cantidad de 7, 8 hasta 10 cursos, o en la universidad privada a consumir "3 semestres" en 1 año. ¿Acaso todo esto no es de una "calidad" cientificista caracterizada por “la copia y dependencia de conocimientos ya transitados” (Javier Sota, diario “La Primera” 5/11/2011) y que “No innova ni crea conocimientos” (Sota Nadal)?; pues sí, mientras se sature de contenidos cognoscitivos al alumno; acostumbrándole a pensar dispersamente la realidad peruana, mediante cursos amontonados, inconexos y des-contextualizados. Quienes ahora disputan los "co-gobiernos" universitarios, se han formado en esa calidad cientificista, y en el régimen académico aun vigente, solo quieren continuar su "carrera" profesional hacia el "éxito" codicioso, en vez de hacer el servicio a la investigación científica y tecnológica que la peruanidad nos exige. De este proceso cientificista universitario, también proceden los "demócratas" de la inversión capitalista electoral y los "republicanos" de las ganancias privadas a costa de los bienes públicos, y que ahora disputan gobiernos locales, regionales y nacionales, para darle continuismo a la Constitución del 93. Con respecto a las inversiones extractivistas, lo correcto sería enseñar a los pueblos a exigir los "altos estándares de responsabilidad ambiental y social", pero también a confiar en la República (comunidad ciudadano que comparte los bienes y servicios públicos) y en la Democracia (intercambio ciudadano entre deberes y derechos en el uso y usufructo de los bienes y servicios públicos), convocando sus votos para un Referendo por Constitución de Productividad, Federalidad Regional e Interculturalidad, para que se redacte en tiempo de gobierno democrático. ¡No al fundamentalismo ideológico de contra ni de pro a la inversión extractivista! Viva la Promesa de la Vida Peruana, con plazo hacia el Bicentenario y que Jorge Basadre lo rescató de los próceres y precursores que consteruyen la peruanidad desde las resistencias indígenas hace más de 500 años.