Enlace permanente Enviado por Jorge Marreros,... (no verificado) el Mar, 05/24/2016 - 09:30
El Industrialismo se asocia con el Capitalismo del que Alberto Einstein comentó un defecto de lesa humanidad:
“Se inculca una actitud competitiva exagerada …, para adorar el éxito codicioso (del ciudadano que origina y/o acrecienta su Propiedad Privada robándole a la Propiedad Pública) … y esta mutilación (el exitismo por lo que sea, como sea y por cuanto sea) de los individuos (respecto de su socialidad humana) es el peor mal del capitalismo”.
Además,el Cristianismo infiltra, en nuestras culturas amazónicas y andinas, un pensamiento extraño: la fe en el progreso perpetuo hacia un mundo imaginario –el “paraíso”-- tras la muerte. Se predica que se ama al Creador que no se le ve, pero se destruye la Creación que si se ve, porque "está escrita la destrucción de este mundo". Sobre esto Albert Einstein aconseja que “El comportamiento ético de una persona, deberá basarse con eficacia, en la compasión por el prójimo, en la educación, y en el compromiso con las necesidades sociales; no es necesaria ninguna base religiosa. La persona iría realmente por mal camino, si se viera restringida por el miedo al castigo y por la esperanza de la recompensa tras la muerte”.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
El Industrialismo se asocia
El Industrialismo se asocia con el Capitalismo del que Alberto Einstein comentó un defecto de lesa humanidad:
“Se inculca una actitud competitiva exagerada …, para adorar el éxito codicioso (del ciudadano que origina y/o acrecienta su Propiedad Privada robándole a la Propiedad Pública) … y esta mutilación (el exitismo por lo que sea, como sea y por cuanto sea) de los individuos (respecto de su socialidad humana) es el peor mal del capitalismo”.
Además,el Cristianismo infiltra, en nuestras culturas amazónicas y andinas, un pensamiento extraño: la fe en el progreso perpetuo hacia un mundo imaginario –el “paraíso”-- tras la muerte. Se predica que se ama al Creador que no se le ve, pero se destruye la Creación que si se ve, porque "está escrita la destrucción de este mundo". Sobre esto Albert Einstein aconseja que “El comportamiento ético de una persona, deberá basarse con eficacia, en la compasión por el prójimo, en la educación, y en el compromiso con las necesidades sociales; no es necesaria ninguna base religiosa. La persona iría realmente por mal camino, si se viera restringida por el miedo al castigo y por la esperanza de la recompensa tras la muerte”.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.
SER HUMANO DE RÍOBOSQUE
La Amazonia es una formación material de energías físicas de los ríos, energías vivas de los bosques y energías sociales de los humanos. Un sistema río-bosque-humano.
En la conciencia humana están las imágenes del espacio físico donde habitan los vegetales, los animales acuáticos y terrestres, y las personas: este espacio es la “Madre Tierra” que hace sostenible los alimentos para todos los seres vivos, abrazada por el calor solar y el frío pluvial.
El lenguaje humano representa, con signos coloridos y sonoros, y con signos hablados, que a la vida se la sostiene, se la comparte y se la comunica, gracias a la “Madre Tierra” que provee de “espíritu” al humano, al animal y al vegetal. Ella es un amplio Espacio cuyo Tiempo se piensa como sucesivos ciclos: día-noche, merma-creciente del río, lluvia-calor, luna-oscuridad, vida mortal-muerte vital, padres-hijos. Además, se piensa bondadosamente que la “Madre-Tierra” unifica los “espíritus” de los ríos, bosques y humanos.
Es el Buen Vivir en la tierra húmeda y cálida, con energías que se intercambian como río-bosque-humano. Este intercambio es la unidad dinámica, que se conserva productivamente, porque el impulso individual de cada persona obedece al hábito y virtud del deber social: coger solamente lo necesario para vivir. Se cree que las energías se renuevan y se tiene fe en la Madre Tierra. Todo esto es un mito de vida, porque ayuda a sostener, compartir la vida, o sea, al Buen Vivir. No es una vida de mitos cristianos del invasor que miente, abusa, roba y mata, desde hace 500 años de evangelización.