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Estimado Efraín

Comparto tu preocupación. Respaldo tu postura respetuosa pero crítica.

Nuestra organización CROISZ A.C. aprendimos de nuestro Pueblo Nawua de Soledad Atzompa, Veracruz, México que "los derechos individuales son legítimos mientras que no atenten en contra de los derechos de la comunidad".

También observamos que existen elementos de la tradición que no deben continuar normando nuestras relaciones internas como son que la mujer no tiene derecho a heredar bienes; que es mal vista cuando la nombran como representante de padres de familia en las escuelas porque unos hombres no quieren ser “mandados” por una mujer; o que cuando se traslada la familia a algún lado, el varón camina adelante y la mujer atrás, si tienen bestia de carga el varón va montado en el burro o caballo mientras que la mujer camina atrás y a veces lleva cargando a una criatura. Estos son algunos casos entre muchos.

Nuestras sociedades indígenas tenemos virtudes y defectos como cualquier otra sociedad. No debemos olvidar que muchos elementos culturales actuales no son originarios de nuestros pueblos sino que los hemos mamado generacionalmente de la cultura de los invasores y otros más son producto de la interculturalidad que de hecho existe. Valdría la pena investigar cuáles son cuáles.

Comparto contigo que son elementos culturales perniciosos que pueden y deben ser eliminados. Pero yo acoto que deben ser eliminados de manera gradual y solo por nosotros mismos, de modo que catalicemos un proceso de culturización en valores de equidad de género.

La renovación de los elementos culturales perniciosos se debe dar en condiciones de autonomía y libre determinación pues solo nosotros nos entendemos y conocemos profundamente. El proceso de cambio se da en la medida en que la familia asimila los elementos culturales alternativos, en especial por los niñ@s y jóvenes que pueden crecer con nuevos valores culturales. Los cambios culturales por lo general se procesan y dan sus frutos a nivel generacional.

En nuestro caso nuestra organización es como una escuela para nuestros hermanos dirigentes comunitarios. Les mostramos con el ejemplo que los hombres pueden y deben cargar a sus hijos y besarlos; pueden y deben participar (no solo ayudar) en labores domésticas y no por ello perderán virilidad. Promovemos que nuestros compañeros den las mismas oportunidades de crecimiento académico, profesional a hijos e hijas. En términos generales defendemos el derecho consuetudinario o indígena frente al derecho positivo, pero si una mujer se le pretende negar su derecho de herencia o se quiere abusar de ella para despojarla de la posesión de una propiedad, la defendemos primeramente por la ley indígena y si no obtenemos resultados entonces no dudamos en recurrir al derecho positivo.

Después de 25 años de trabajo comunitario nuestro y ahora también de muchas otras organizaciones tenemos el privilegio de observar una evolución positiva a nivel de sociedad. Ya existe tolerancia y respeto interreligioso e interpartidario y cuando se trata de defender el interés comunitario se unen todos incluyendo a las mujeres también; los jóvenes ya miran a la sociedad no indígena sin agacharse, con dignidad; los esposos jóvenes ya bajan a mercar a la ciudad en compañía de sus esposas y de sus hijos hombres y mujeres. Ya hay mujeres profesionistas o empleadas ,por ejemplo una caja de ahorro y préstamo que tiene la política interna de contratar a jóvenes indígenas locales y en especial a mujeres, éstas ya son vistas como sus interlocutoras válidas y de respeto. Vamos lento pero avanzando.

En cuanto al comentario que hizo una persona en el que cuestiona a los llamados “derechos especiales” solo quiero abundar lo siguiente:
Los Pueblos Indígenas somos sociedades originarias que sobrevivimos a las condiciones de genocidio y etnocidio, de destrucción de nuestros centros administrativos e instituciones de reproducción cultural y religioso. Sobrevivimos a centurias de vida de esclavos y una política de Estado de aculturización que se promovió desde el Instituto Interamericano Indigenista y en México del Instituto Nacional Indigenista ahora llamado CDI desde la segunda mitad del siglo pasado hasta el presente.

El del comentario seguramente no tiene idea de todo lo anterior y por eso dice que somos iguales. No. Solo somos iguales ante Dios que es dador de vida y es amor. Pero ante el Estados y los no indígenas por razones de segregación étnica hemos sido excluidos estructural e históricamente del desarrollo y progreso de las nuevas naciones llamados países independientes. Por eso y en principio demandamos nuestro derecho a existir siendo diferentes cultural y étnicamente porque lo somos y siempre lo hemos sido y el derecho a coexistir con la sociedad no indígena en condiciones de interculturalidad, de tolerancia y respeto a la diferencia.

Le envío mi respeto y mis deseos de paz

Tlakatenco Julio Atenco Vidal.
Presidente de CROISZ
[email protected]

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