Enlace permanente Enviado por Marco Huaco (no verificado) el Lun, 11/05/2012 - 14:18
Interesante entrevista. Muy cierto que no hay dogmas ni uniformidad sobre las relaciones entre empresas y pueblos indígenas. Pero discutible que el Sr. Shuar Velásquez plantee que las propuestas económicas indígenas se limiten a "accionariado", a ser "socios de las empresas" o a que los indìgenas sean los trabajadores de las empresas. Es más complejo que eso, sin que deje de ser parcialmente cierto. Las empresas extractivas no emplean mano de obra local pues no quieren arriesgarse a huelgas de trabajadores nativos por razones ambientales o sociales. El accionariado suena bien, pero en esos casos las comunidades terminan comprometièndose econòmicamente en proyectos extractivos contaminantes y luego pierden la independencia necesaria para reclamar intereses colectivos, debido al dinero recibido. El accionariado tampoco implica un compartir igualitario y suficiente de los beneficios econòmicos generados por la actividad extractiva.
En sí mismas, no son propuestas muy innovadoras, mas bien son tradicionales y mínimas, por eso las aplaude una recalcitrante de la DBA como Cecilia Valenzuela.
¿No hay en el mundo indígena propuestas más audaces sobre cómo compartir los beneficios de las actividades extractivas, sin comprometer el presente ni el futuro, sin perder derechos colectivos?. ¿Sólo pueden beneficiarse desde posiciones de subordinación o marginales como el "accionariado" y el ser mano de obra local?. ¿Bajo qué condiciones institucionales puede un pueblo entrar en negocios con las empresas extractivas y en cuáles no?. ¿Todo se reduce a acuerdos entre empresas y pueblos, o el Estado tiene un rol que jugar para cautelar otros intereses públicos? (¿cómo se los define?).
Cuestionable que Shuar indique que las Constituciones de Ecuador y Bolivia sobre los derechos de la madre tierra sean productos ideológicos ajenos al mundo indígena. Uno se pregunta si conoce el movimiento indígena de esos países, siendo él mismo indígena, o si ha reflexionado en los contenidos indígenas de dichas conquistas constitucionales traducidas en un lenguaje jurídico no indígena.
En fin, varias preguntas que esta entrevista suscita para el debate.
Interesante entrevista. Muy cierto que no hay dogmas ni uniformidad sobre las relaciones entre empresas y pueblos indígenas. Pero discutible que el Sr. Shuar Velásquez plantee que las propuestas económicas indígenas se limiten a "accionariado", a ser "socios de las empresas" o a que los indìgenas sean los trabajadores de las empresas. Es más complejo que eso, sin que deje de ser parcialmente cierto. Las empresas extractivas no emplean mano de obra local pues no quieren arriesgarse a huelgas de trabajadores nativos por razones ambientales o sociales. El accionariado suena bien, pero en esos casos las comunidades terminan comprometièndose econòmicamente en proyectos extractivos contaminantes y luego pierden la independencia necesaria para reclamar intereses colectivos, debido al dinero recibido. El accionariado tampoco implica un compartir igualitario y suficiente de los beneficios econòmicos generados por la actividad extractiva.
En sí mismas, no son propuestas muy innovadoras, mas bien son tradicionales y mínimas, por eso las aplaude una recalcitrante de la DBA como Cecilia Valenzuela.
¿No hay en el mundo indígena propuestas más audaces sobre cómo compartir los beneficios de las actividades extractivas, sin comprometer el presente ni el futuro, sin perder derechos colectivos?. ¿Sólo pueden beneficiarse desde posiciones de subordinación o marginales como el "accionariado" y el ser mano de obra local?. ¿Bajo qué condiciones institucionales puede un pueblo entrar en negocios con las empresas extractivas y en cuáles no?. ¿Todo se reduce a acuerdos entre empresas y pueblos, o el Estado tiene un rol que jugar para cautelar otros intereses públicos? (¿cómo se los define?).
Cuestionable que Shuar indique que las Constituciones de Ecuador y Bolivia sobre los derechos de la madre tierra sean productos ideológicos ajenos al mundo indígena. Uno se pregunta si conoce el movimiento indígena de esos países, siendo él mismo indígena, o si ha reflexionado en los contenidos indígenas de dichas conquistas constitucionales traducidas en un lenguaje jurídico no indígena.
En fin, varias preguntas que esta entrevista suscita para el debate.