Enlace permanente Enviado por Fermin Rodrígue... (no verificado) el Mar, 06/08/2010 - 00:04
Hermosos y muy oportunos relatos en el aniversario del día 5 de Junio. Entonces, hace un año, cuando se silenció la balacea de los AKM comenzó la balacea de los insultos más desaforados dirigidos contra todo un pueblo desde las más altas instancias del poder. Bochornoso espectáculo del más primitivo racismo el que sufrimos todos los espectadores aquel lamentable día. Aquellos insultos dolían más que las mismas balas porque estos francotiradores disparaban muy lejos del campo de batalla cómodamente sentados ante los micrófonos y con la pésima intención de desviar la atención y satanizar a todo un pueblo por encubrir otras responsabilidades. Cualquiera que conozca a este pueblo awajún-wampís y ha tenido la oportunidad de compartir, aunque fuesen breves momentos, su casa no olvidará su hospitalidad que brindan a cualquier visitante y especialmente al menos conocido. Una mujer awajún me decía que su madre le habia enseñado a tratar con especial atención al forastero desconocido que llegue a su casa porque es enviado por Dios mismo que quiere saber cómo le recibirías. Muchas gracias, José Alvarez, por tus anécdotas como florecillas franciscanas de la selva.
Hermosos y muy oportunos relatos en el aniversario del día 5 de Junio. Entonces, hace un año, cuando se silenció la balacea de los AKM comenzó la balacea de los insultos más desaforados dirigidos contra todo un pueblo desde las más altas instancias del poder. Bochornoso espectáculo del más primitivo racismo el que sufrimos todos los espectadores aquel lamentable día. Aquellos insultos dolían más que las mismas balas porque estos francotiradores disparaban muy lejos del campo de batalla cómodamente sentados ante los micrófonos y con la pésima intención de desviar la atención y satanizar a todo un pueblo por encubrir otras responsabilidades. Cualquiera que conozca a este pueblo awajún-wampís y ha tenido la oportunidad de compartir, aunque fuesen breves momentos, su casa no olvidará su hospitalidad que brindan a cualquier visitante y especialmente al menos conocido. Una mujer awajún me decía que su madre le habia enseñado a tratar con especial atención al forastero desconocido que llegue a su casa porque es enviado por Dios mismo que quiere saber cómo le recibirías. Muchas gracias, José Alvarez, por tus anécdotas como florecillas franciscanas de la selva.