Enlace permanente Enviado por Fermin Rodrígue... (no verificado) el Vie, 02/05/2010 - 16:32
Es urgente apoyar a las comunidades y asociaciones indígenas del Cenepa en su oposición a las actividades de la Empresa Afrodita que ha entrado a la brava en territorio awajún asentándose -sin permiso de nadie autorizado- nada menos que en la cumbre de la mítica Sierra del Condor única fuente viva madre de tods las quebradas y ríos que riegan el distrito del Cenepa.
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Porque es vergonzoso que, después de la tragedia del 5 de Junio que ha conmovido a todo el país -pero sobre todo a los pueblos indígenas- esta empresa, insensible al sufrimiento del pueblo, se empeñe en iniciar sus actividades como si nada hubiese sucedido el año pasado recurriendo, además, a procedimientos engañosos y corruptos que se han venido cumpliendo no sólo en la más absoluta impunidad sino protegidos por las fuerzas policiales del Estado como ha quedado patente en las imágenes de los recientes lamentables sucesos protagonizados por la empresa minera Chinalco en Morococha.
Los EIA son unos importantísimos instrumentos legales que han de ser tratados con el máximo respeto, transparencia y responsabilidad porque ese Estudio, realizado a cabalidad, nos debería proporcionar los datos científicos de los previsibles daños (impactos negativos) que las actividades extractivas van a provocar en contra de la naturaleza y del hombre y comunidades que en ella viven.
Este Estudio científico debería ser elaborado por una institución independiente y nunca por la misma empresa, ni por otra de ella dependiente, porque desde muy antiguo el hombre sabe que nadie puede actuar a un mismo tiempo como juez y parte.
Un Estado ideal -consciente de que la naturaleza y el hombre son el máximo capital confiado a su custodia, administración y desarrollo por el pueblo soberano- podría ser la institución fiable que realizase con la mayor responsabilidad ese estudio o lo costease a otra empresa profesional capacitada e independiente. Pero si el Estado muestra mayor interés por contentar a la empresa extractiva que por cumplir su misión constitucional de servicio a la naturaleza y el hombre que la habita, habrá que recurrir a otra instancia más responsable.
Lo sucedido en el taller informativo llevado a cabo en Santa María de Nieva para presentar el EIA de las actividades exploratorias de Afrodita, fue un acto de manifiesta irresponsabilidad que supone un desprecio a la capacidad intelectual que existe, y debe suponerse, en el pueblo. La actitud actual del pueblo awajún del Cenepa frente a las pretensiones de Afrodita es una muestra de su capacidad crítica para pensar por propia cuenta y tomar decisiones importantes en defensa de su territorio y sus derechos.
La reciente noticia de la prohibición de actividades llevadas a cabo por el Grupo Romero en Barranquita son, por otra parte, un buen signo de que un diálogo llevado a cabo con constancia y transparencia puede tener buenos resultados. Ojalá sea un diálogo semejante, aunque pueda ser a gritos si una parte se hace sorda, lleve la paz a la sierra del Condor amenazada.
Es urgente apoyar a las comunidades y asociaciones indígenas del Cenepa en su oposición a las actividades de la Empresa Afrodita que ha entrado a la brava en territorio awajún asentándose -sin permiso de nadie autorizado- nada menos que en la cumbre de la mítica Sierra del Condor única fuente viva madre de tods las quebradas y ríos que riegan el distrito del Cenepa.
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Porque es vergonzoso que, después de la tragedia del 5 de Junio que ha conmovido a todo el país -pero sobre todo a los pueblos indígenas- esta empresa, insensible al sufrimiento del pueblo, se empeñe en iniciar sus actividades como si nada hubiese sucedido el año pasado recurriendo, además, a procedimientos engañosos y corruptos que se han venido cumpliendo no sólo en la más absoluta impunidad sino protegidos por las fuerzas policiales del Estado como ha quedado patente en las imágenes de los recientes lamentables sucesos protagonizados por la empresa minera Chinalco en Morococha.
Los EIA son unos importantísimos instrumentos legales que han de ser tratados con el máximo respeto, transparencia y responsabilidad porque ese Estudio, realizado a cabalidad, nos debería proporcionar los datos científicos de los previsibles daños (impactos negativos) que las actividades extractivas van a provocar en contra de la naturaleza y del hombre y comunidades que en ella viven.
Este Estudio científico debería ser elaborado por una institución independiente y nunca por la misma empresa, ni por otra de ella dependiente, porque desde muy antiguo el hombre sabe que nadie puede actuar a un mismo tiempo como juez y parte.
Un Estado ideal -consciente de que la naturaleza y el hombre son el máximo capital confiado a su custodia, administración y desarrollo por el pueblo soberano- podría ser la institución fiable que realizase con la mayor responsabilidad ese estudio o lo costease a otra empresa profesional capacitada e independiente. Pero si el Estado muestra mayor interés por contentar a la empresa extractiva que por cumplir su misión constitucional de servicio a la naturaleza y el hombre que la habita, habrá que recurrir a otra instancia más responsable.
Lo sucedido en el taller informativo llevado a cabo en Santa María de Nieva para presentar el EIA de las actividades exploratorias de Afrodita, fue un acto de manifiesta irresponsabilidad que supone un desprecio a la capacidad intelectual que existe, y debe suponerse, en el pueblo. La actitud actual del pueblo awajún del Cenepa frente a las pretensiones de Afrodita es una muestra de su capacidad crítica para pensar por propia cuenta y tomar decisiones importantes en defensa de su territorio y sus derechos.
La reciente noticia de la prohibición de actividades llevadas a cabo por el Grupo Romero en Barranquita son, por otra parte, un buen signo de que un diálogo llevado a cabo con constancia y transparencia puede tener buenos resultados. Ojalá sea un diálogo semejante, aunque pueda ser a gritos si una parte se hace sorda, lleve la paz a la sierra del Condor amenazada.