No cabe ninguna duda de que Loreto necesita inversión, como tampoco hay duda de que con frecuencia los Loretanos la ahuyentamos con nuestras actitudes, protestas y posiciones polÃticas radicales. Pero de ahà a aceptar la inversión bajo cualquier condición (incluyendo la enajenación de extensos territorios de Loreto) hay una gran distancia. No toda la plata que venga disfrazada de inversión es buena ni ventajosa, y no todas las condiciones impuestas por los inversionistas son necesariamente “aceptables†para nosotros.
Los que preconizan las bondades de la llamada “Ley de la Selvaâ€, el proyecto de ley que impulsa el ejecutivo para promover la inversión en reforestación y agroforesterÃa, se olvidan de algunas realidades de nuestra región:
1)Se olvidan de que en Loreto (como en Ucayali o en Madre de Dios) no existen grandes áreas deforestadas libres o “eriazasâ€, es decir, sin derechos adquiridos sobre ellas. Para promover la inversión de grandes capitales en reforestación se necesitan grandes extensiones continuas, parcelas de varios miles de ha (hasta 40,000, según este proyecto de ley). Sin embargo, luego de consultar con expertos, y sobre la base de mi experiencia de 20 años recorriendo rÃos y quebradas, puedo afirmar que va a ser muy difÃcil que encuentren en Loreto siquiera 100 ha contiguas de áreas deforestadas “libresâ€, es decir, que no tengan un dueño, formal o no. Debemos recordar que el modelo agrÃcola tradicional de tala y quema, empleado por los campesinos e indÃgenas, implica dejar en descanso por 10 ó 20 años el terreno cansado para que se empurme y se recuperen los nutrientes del suelo. La mayorÃa de las purmas en Loreto tienen dueño, aunque carezcan de tÃtulo.
2)Se olvidan de que, de las cerca de 2,500 comunidades indÃgenas y campesinas que hay en Loreto, menos de 500 están tituladas, y el resto carece de ningún documento que certifique sus derechos de posesión sobre chacras, purmas y bosques que usan y han usado por cientos de años para su subsistencia. Desgraciadamente, dados los precedentes en nuestra región, es demasiado real el riesgo de que sean ignorados estos derechos –pese a que legislación internacional como el Convenio 169 de la OIT los protege-, y de que sus purmas o bosques sean calificados por funcionarios de “mano blanda†como “terrenos eriazos†listos para subasta al mejor postor.
Amigos, transcribo un artÃculo sobre el tema publicado hoy en el diario La Región, de Iquitos.
LEY DE LA SELVA Y DESARROLLO REGIONAL
José Ãlvarez Alonso
No cabe ninguna duda de que Loreto necesita inversión, como tampoco hay duda de que con frecuencia los Loretanos la ahuyentamos con nuestras actitudes, protestas y posiciones polÃticas radicales. Pero de ahà a aceptar la inversión bajo cualquier condición (incluyendo la enajenación de extensos territorios de Loreto) hay una gran distancia. No toda la plata que venga disfrazada de inversión es buena ni ventajosa, y no todas las condiciones impuestas por los inversionistas son necesariamente “aceptables†para nosotros.
Los que preconizan las bondades de la llamada “Ley de la Selvaâ€, el proyecto de ley que impulsa el ejecutivo para promover la inversión en reforestación y agroforesterÃa, se olvidan de algunas realidades de nuestra región:
1)Se olvidan de que en Loreto (como en Ucayali o en Madre de Dios) no existen grandes áreas deforestadas libres o “eriazasâ€, es decir, sin derechos adquiridos sobre ellas. Para promover la inversión de grandes capitales en reforestación se necesitan grandes extensiones continuas, parcelas de varios miles de ha (hasta 40,000, según este proyecto de ley). Sin embargo, luego de consultar con expertos, y sobre la base de mi experiencia de 20 años recorriendo rÃos y quebradas, puedo afirmar que va a ser muy difÃcil que encuentren en Loreto siquiera 100 ha contiguas de áreas deforestadas “libresâ€, es decir, que no tengan un dueño, formal o no. Debemos recordar que el modelo agrÃcola tradicional de tala y quema, empleado por los campesinos e indÃgenas, implica dejar en descanso por 10 ó 20 años el terreno cansado para que se empurme y se recuperen los nutrientes del suelo. La mayorÃa de las purmas en Loreto tienen dueño, aunque carezcan de tÃtulo.
2)Se olvidan de que, de las cerca de 2,500 comunidades indÃgenas y campesinas que hay en Loreto, menos de 500 están tituladas, y el resto carece de ningún documento que certifique sus derechos de posesión sobre chacras, purmas y bosques que usan y han usado por cientos de años para su subsistencia. Desgraciadamente, dados los precedentes en nuestra región, es demasiado real el riesgo de que sean ignorados estos derechos –pese a que legislación internacional como el Convenio 169 de la OIT los protege-, y de que sus purmas o bosques sean calificados por funcionarios de “mano blanda†como “terrenos eriazos†listos para subasta al mejor postor.
3)Se olvidan de lo cuestionado que es en paÃses como Malasia o Brasil el modelo de desarrollo basado en grandes plantaciones de palma aceitera, caña de azúcar o soya, que convierten a la selva tropical megadiversa en un desierto verde de tierras estériles saturadas de pesticidas y fertilizantes quÃmicos, y de rÃos contaminados vacÃos de peces, y a la población indÃgena en una masa de peones mal pagados apiñados en barrios miseria y plagados de lacras sociales. ¿Eso queremos para el futuro de Loreto? Cuanto menos deberÃa haber un debate regional sobre el tema, y deberÃan ser consultados los campesinos e indÃgenas, que son los legÃtimos propietarios de los bosques y las tierras que algunos llaman “eriazasâ€, a ver qué opinan. De momento, algunos lÃderes regionales como Yván Vásquez -en un artÃculo publicado recientemente en el Comercio- preconizan un modelo de desarrollo que no ignore a las comunidades locales o las reduzca a simple mano de obra barata, sino que sean consideradas por los inversionistas como socios estratégicos en su calidad de legÃtimos posesionarios de la selva y de sus recursos.
4)Se olvidan de que no podemos confiar en el Gobierno Central en temas de gestión de los recursos de la selva: el Presidente GarcÃa ha hablado de suspicacias injustificadas y de dar un voto de confianza al Gobierno en este tema. ¿Cómo vamos a confiar en el Gobierno después de lo que pasó en Jenaro Herrera, donde casi 50,000 ha. de bosques casi vÃrgenes fueron calificados por INRENA como áreas degradadas, y entregadas a empresas de la capital para, supuestamente, hacer “reforestaciónâ€? ¿Cómo confiar en el Gobierno si entregó casi cinco millones de ha de bosques en concesiones forestales sin verificar primero si habÃa comunidades dentro, o si algunos de esos bosques eran territorios tradicionales de comunidades, usados para aprovechar recursos esenciales para su subsistencia, como de hecho lo eran? Tenemos muchas razones para ser suspicaces ante cualquier proyecto que se geste desde la capital para la Selva, especialmente si, como en el caso de la “Ley de la Selvaâ€, no se ha consultado en absoluto a los amazónicos, y hay tantas ambiciones y tantos intereses en juego sobre los recursos de la AmazonÃa.