La Comunidad Internacional está advirtiendo su preocupación en el trabajo sin dilación que conlleven al reconocimiento de los Derechos IndÃgenas y en la concreción de una concientización autonómica sociocultural de pueblos dentro de la organización del Estado; sin que ello, oriente a una ruptura, mas si, como un elemento cohesionante en la convivencia social y democrática que está siendo vulnerada con acciones a costa de ignorar consultas a los mismos, pues poco o nada se les escucha en los asuntos que conciernen a la explotación de recursos naturales y estratégicos. Los pueblos indÃgenas vienen de una antigua tradición agrÃcola; y, esta se ve anulada por las aspersiones aéreas que traen consigo efectos negativos a su salud y al ecosistema a corto, mediano y largo plazo con la consecuente irrecuperabilidad de los espacios geográficos ocupados y tratados, y que están ajenos al desarrollo sustentable. Esta problemática étnica actual es repetitiva en la región aún con naciones culturales diversas. Sin embargo, debemos estar atentos a la creación de una normatividad que no debilite o sacrifique unos derechos por otros nuevos o más débiles, o sacrificar unos derechos por otros bajo el eufemismo integracionista. Un tratamiento normativo que tome en cuenta los aspectos fundacionales, porque la igualdad formal ante la Ley rompe sus estructuras comunitarias y su posesión ancestral de tierras y acentúa un aislacionismo y diferencialismo -lo no oficial dentro de su paÃs, una nación dentro de otra-. La armonización a una legislación efectiva que no lleve implÃcita una subordinación tendiente a desaparecerla, mas si, un reconocimiento a los derechos colectivos de corte consuetudinario dentro del orden jurÃdico nacional con garantÃas individuales y sociales; sin que ello oriente a una vaga interpretación; mas, con el claro tenor de protección de sus lenguas, usos y costumbres, en tanto, sean compatibles con los Derechos Humanos configurados en las leyes del paÃs y en los Tratados Internacionales. Mi estancia en Colombia corroboró las acciones de sus ciudadanos y autoridades hacia una profunda transformación del Estado con pertinencia a una pluralidad aglutinante, un compromiso insoslayable.
Por ello, saludo a CECOIN por tan importante labor.
Ynés M. Trujillo Vidal Consejero PolÃtico Lima-Perú
La Comunidad Internacional está advirtiendo su preocupación en el trabajo sin dilación que conlleven al reconocimiento de los Derechos IndÃgenas y en la concreción de una concientización autonómica sociocultural de pueblos dentro de la organización del Estado; sin que ello, oriente a una ruptura, mas si, como un elemento cohesionante en la convivencia social y democrática que está siendo vulnerada con acciones a costa de ignorar consultas a los mismos, pues poco o nada se les escucha en los asuntos que conciernen a la explotación de recursos naturales y estratégicos. Los pueblos indÃgenas vienen de una antigua tradición agrÃcola; y, esta se ve anulada por las aspersiones aéreas que traen consigo efectos negativos a su salud y al ecosistema a corto, mediano y largo plazo con la consecuente irrecuperabilidad de los espacios geográficos ocupados y tratados, y que están ajenos al desarrollo sustentable. Esta problemática étnica actual es repetitiva en la región aún con naciones culturales diversas. Sin embargo, debemos estar atentos a la creación de una normatividad que no debilite o sacrifique unos derechos por otros nuevos o más débiles, o sacrificar unos derechos por otros bajo el eufemismo integracionista. Un tratamiento normativo que tome en cuenta los aspectos fundacionales, porque la igualdad formal ante la Ley rompe sus estructuras comunitarias y su posesión ancestral de tierras y acentúa un aislacionismo y diferencialismo -lo no oficial dentro de su paÃs, una nación dentro de otra-. La armonización a una legislación efectiva que no lleve implÃcita una subordinación tendiente a desaparecerla, mas si, un reconocimiento a los derechos colectivos de corte consuetudinario dentro del orden jurÃdico nacional con garantÃas individuales y sociales; sin que ello oriente a una vaga interpretación; mas, con el claro tenor de protección de sus lenguas, usos y costumbres, en tanto, sean compatibles con los Derechos Humanos configurados en las leyes del paÃs y en los Tratados Internacionales. Mi estancia en Colombia corroboró las acciones de sus ciudadanos y autoridades hacia una profunda transformación del Estado con pertinencia a una pluralidad aglutinante, un compromiso insoslayable.
Por ello, saludo a CECOIN por tan importante labor.
Ynés M. Trujillo Vidal
Consejero PolÃtico
Lima-Perú