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EL CONTRAPUNTEARSE RACISTA DE LA DERECHA PERUANA
HILDEBRANDT VERSUS SUMIRE

Los del partido de la derecha belaundistas gritaron: ¡racismo!. Los cÃnicos fujimontesinistas se tragaron sus bravatas. Entre los partidarios de la derecha peruana se dirimió quién es quién al momento de partir las tortas listas. ¿No es verdad acaso que MarÃa Sumire es miembro del partido derechista de Pérez de Cuellar, Grados y otros dueños del Perú? Esto no es un secreto. ¿No es verdad que Martha Hildebrandt es militante del partido jufimorista, derechista y más corrupto que tuvo el Perú republicano? Es esto harto conocido. ¿Cuándo fue la derecha peruana anti-racistas? Jamás. Por ende, el debate de Hildebrandt versus Sumire es un pleito entre racistas convictas y confesas: en el primer caso abierto, descarado y en el otro caso sumiso, engañoso o algo como un racismo al revés (“yo por tener cara india y hablar el quechua valgo más que tú blanquesinaâ€)
Qué habrÃan pensado en su conciencia Ãntima los incas de la conquista cuando concertaron con sus agresores, por ejemplo, Toparpa o Paullu Inca quienes fueron usados como monaquillos de los curas y gratuitos guÃas contra los heróicos capitanes de la resistencia incaica, asimismo Sayri Túpac otro triste inca que fue a ponerse de rodillas ante un sirviente del rey católico y que, al pretender tener igual valor que el emperador, el mayordomo del señor poderoso le dijera que apenas era “Marqués de Oropesa†y “encomendero de las tierras del Yucay en el Cuscoâ€. En aquella época (1557) de haber existido periodistas oficiosos portadores de cámaras de vÃdeos y celulares, seguramente habrÃan captado un cuadro exquisitamente humillante por parte del virrey Marqués de Cañete y la queja del inca conciliador, mostrando a todo el mundo una hebra del mantel de la mesa donde comieron a dos carrillos, lamentándose lacónicamente: “antes yo era el dueño de todo el mantel ahora soy sólo de esta hilachaâ€. Vaya, qué pena, ¿no?
La señora Hildebrandt defendió o pensó defender su fuero intelectual y los derechos de titulación que tiene razón de haberlo hecho. La señora Sumire no tiene el derecho de autotitularse “doctora†porque aquel tÃtulo y derecho académico se alcanza con gran esfuerzo, aporte y tenaz estudio especializado en alguna materia de las ciencias. Cualquier abogadillo de provincias o de la capital peruana, un mediquillo fanfarrón o un cura de barrio ni bien salen de sus claustros universitarios ya se clavan el tÃtulo de “doctores†sin que jamás hayan sustentado y defendido una tesis doctoral universiaria. ¡Y en qué universidades se forman! En las grande metrópolis europeas y norteamericanas algunas ciudades no pasan de tener más de tres universidades, mientras en Lima abundan las universidades en cada barrio (¡en total 26 universidades, cáspitas merece ser la capital del culteranismo hÃbrido mundial!), unas llamándose “Alas de Moscaâ€, “La Femenina de la PurÃsima Palomaâ€, “La Privada Altos Andinos†y tantos nombres que ni en Macondo se hayan inventado.
Por otra parte, la derecha peruana ahora se da la maña como defensor del indio y su lengua quechua, por ello han resucitado a sus viejas figuras belaundistas incitándoles a escribir libritos de quechua, apadrinados por los dinosaurios de la lengua castellana y los ladrones de museos perdonados por todos los gobiernos solamente con el fin, llegado el tiempo, de hacerles miembros académicos de la lengua quechua. ¿No es verdad acaso que la derecha peruana quiere burocratizar la lengua quechua construyendo un entidad estatal con aquel membrete académico? Por ello el esfuerzo de la Sumire de presentar en el parlamento peruano un proyecto titulado: “Ley para la preservación, uso y difusión de las lenguas aborÃgenes del Perú†que no justifica en nada esa pretención. Apreciando ese proyecto nos damos de cara llena que un gran porcentaje del texto no es más que la recopilación o acopio de decretos leyes de otros paÃses latinoamericanos sobre las lenguas adoptadas por cada uno de esos Estados. El proyecto de la Sumire, en sus parrágrafos sustantivos, demuestra una pobreza conceptual y del lenguaje.
Con esta crÃtica no estoy apoyando a la una ni a la otra parte del debate, sino estoy poniendo al descubierto sus actitudes polÃticas de ambas derechistas que so pretexto de la lenguas originarias desean burocratizar más y mejor, según sus antojos de poder, a la lengua quechua sumergiéndoles más y más en la pobreza y la desigualdad a los quechuahablantes y demás nativos de todos los rincones peruanos. Con esas poses montadas, una cabra espiatoria y la otra Demogorgón terrible, la derecha peruana se perpetúa en el poder polÃtico; reflexionemos y vayamos al fondo del asunto: pura peliculina engañosa de la derecha para ganar adeptos, de una o de otra forma es sumar apoyantes.
Roberto Alva Dofrelas
11/09/07

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