Enlace permanente Enviado por Oscar Chávez Go... (no verificado) el Mar, 07/10/2007 - 12:37
Excelente tÃtulo "EL monstruoso contrasentido" Mientras que Alan GarcÃa encabezó la campaña por Machu Picchu, dos congresistas quechuas, hijas de los constructores de esta obra y la cultura andina, no son permitidas jurar en quechua. TÃpica actitud colonial: "Sólo hay que valorar aquel pasado histórico fosilizado (monumentos, momias, etc.), que en este mercado capitalista ingrese dinero al servicio de unos pocos y de las transnacionales de turismo". En cambio, los hijos, los herederos directos de la cultura andina, en la actualidad vivitos y coleando, somos invisibilizados, excluidos, marginados. Es increÃble lo que pasa.
Además, desde cuándo una maravilla se determina por votación?. Cuánto recurso (tanto público como privado) se ha invertido en la campaña?, ¿quienes se beneficiarán con el llamado "triunfo peruano" a costa de la destrucción de esta expresión cultural realizada por nuestros padres?
Machu Picchu es una muestra de tantos otras expresiones, conocimientos, sabidurÃa, biodiversidad, etc. que tienen nuestros pueblos originarios que no es reconocido abiertamente por esta sociedad y este gobierno homogenizantes. Lo que se está haciendo con este monumento es como utilizar la vestimenta multicolor originaria, tejida con un fino arte, de nuestras mujeres andinas para fotografiarlas y venderlas al turista, sin dejarle un solo centavo a la dueña del vestido ni a los maestros y maestras que las han tejido. A veces la ganancia ni siquiera va al fotógrafo, sino una parte queda con el empresario para quien trabaja el fotógrafo, la otra parte va a la agencia internacional con la que viene el turista. No se si la analogÃa sea pertinente. Pero lo que estoy muy seguro es que Machu Picchu será un elemento utilitario de este mercado irracional, llamado "mercado mundial". Adiós al turismo nacional. Con el tiempo, ni siquiera los peruanos podremos visitar a nuestra propia maravilla, sencillamente porque no tendremos los privilegios económicos de los que vienen de fuera, ya que los costos de ingreso serán cada vez inalcanzables.
Excelente tÃtulo "EL monstruoso contrasentido" Mientras que Alan GarcÃa encabezó la campaña por Machu Picchu, dos congresistas quechuas, hijas de los constructores de esta obra y la cultura andina, no son permitidas jurar en quechua. TÃpica actitud colonial: "Sólo hay que valorar aquel pasado histórico fosilizado (monumentos, momias, etc.), que en este mercado capitalista ingrese dinero al servicio de unos pocos y de las transnacionales de turismo". En cambio, los hijos, los herederos directos de la cultura andina, en la actualidad vivitos y coleando, somos invisibilizados, excluidos, marginados. Es increÃble lo que pasa.
Además, desde cuándo una maravilla se determina por votación?. Cuánto recurso (tanto público como privado) se ha invertido en la campaña?, ¿quienes se beneficiarán con el llamado "triunfo peruano" a costa de la destrucción de esta expresión cultural realizada por nuestros padres?
Machu Picchu es una muestra de tantos otras expresiones, conocimientos, sabidurÃa, biodiversidad, etc. que tienen nuestros pueblos originarios que no es reconocido abiertamente por esta sociedad y este gobierno homogenizantes. Lo que se está haciendo con este monumento es como utilizar la vestimenta multicolor originaria, tejida con un fino arte, de nuestras mujeres andinas para fotografiarlas y venderlas al turista, sin dejarle un solo centavo a la dueña del vestido ni a los maestros y maestras que las han tejido. A veces la ganancia ni siquiera va al fotógrafo, sino una parte queda con el empresario para quien trabaja el fotógrafo, la otra parte va a la agencia internacional con la que viene el turista. No se si la analogÃa sea pertinente. Pero lo que estoy muy seguro es que Machu Picchu será un elemento utilitario de este mercado irracional, llamado "mercado mundial". Adiós al turismo nacional. Con el tiempo, ni siquiera los peruanos podremos visitar a nuestra propia maravilla, sencillamente porque no tendremos los privilegios económicos de los que vienen de fuera, ya que los costos de ingreso serán cada vez inalcanzables.