Recién hoy he tenido tiempo de hacer una buena revisión de temas que me interesan en Servindi y he encontrado este interesante texto, escrito por gente de la organización Villa Earth, sobre los efectos de parcelación sobre la sociedad y economÃa de la sociedad Lakota. Impresionante los sucesos tan claramente analizados por los autores del texto. No sé si De Soto falsea la realidad de los casos que presenta. En lo que me reafirmo es que falsea la realidad de la amazonÃa peruana y de las posibilidades que puede ofrecer la parcelación de tierras de las comunidades para los indÃgenas. La posibilidad de que un indÃgena en el Perú consiga dinero de los bancos hipotecando su parcela es simplemente irrealizable, primero porque ella no tiene valor para una entidad financiera y segundo porque generar una hipoteca requiere de un proyecto que justifique la operación, algo que sólo puede hacer alguien que esté muy familiarizado con el mundo de los negocios. Si bien el alquiler de tierras es una modalidad que indÃgenas de algunas zonas están usando, se trata de un mecanismo sólo atractivo para pequeños parceleros. Entonces la úinica posibilidad que queda, que es la que justifica las leyes del gobierno de GarcÃa y las propuestas oficiosas de De Soto, es debilitar la unidad social de los indÃgenas para dejarlos librados a la voracidad de empresas interesadas en adquirir sus tierras y conformar grandes propiedades dedicadas a la agroindustria. La simultaneidad de las leyes que apuntan a la frangmentación de las tierras indÃgenas con las que promocionan los cultivos agroindustriales (palma aceitera, caña para biocombustibles) delata esta intención.
Recién hoy he tenido tiempo de hacer una buena revisión de temas que me interesan en Servindi y he encontrado este interesante texto, escrito por gente de la organización Villa Earth, sobre los efectos de parcelación sobre la sociedad y economÃa de la sociedad Lakota. Impresionante los sucesos tan claramente analizados por los autores del texto. No sé si De Soto falsea la realidad de los casos que presenta. En lo que me reafirmo es que falsea la realidad de la amazonÃa peruana y de las posibilidades que puede ofrecer la parcelación de tierras de las comunidades para los indÃgenas. La posibilidad de que un indÃgena en el Perú consiga dinero de los bancos hipotecando su parcela es simplemente irrealizable, primero porque ella no tiene valor para una entidad financiera y segundo porque generar una hipoteca requiere de un proyecto que justifique la operación, algo que sólo puede hacer alguien que esté muy familiarizado con el mundo de los negocios. Si bien el alquiler de tierras es una modalidad que indÃgenas de algunas zonas están usando, se trata de un mecanismo sólo atractivo para pequeños parceleros. Entonces la úinica posibilidad que queda, que es la que justifica las leyes del gobierno de GarcÃa y las propuestas oficiosas de De Soto, es debilitar la unidad social de los indÃgenas para dejarlos librados a la voracidad de empresas interesadas en adquirir sus tierras y conformar grandes propiedades dedicadas a la agroindustria. La simultaneidad de las leyes que apuntan a la frangmentación de las tierras indÃgenas con las que promocionan los cultivos agroindustriales (palma aceitera, caña para biocombustibles) delata esta intención.