Enlace permanente Enviado por Anselmo Tovar (no verificado) el Lun, 04/16/2012 - 21:09
SE DEBERÍA CREAR LA CÁTEDRA DE
HISTORIA DE LA MARINA CIVIL
12 de octubre de 2010
Es muy importante que las Facultades y Escuelas de Marina Civil se ocupen de estudiar la historia de los descubrimientos, de conocer la aportación real de los marinos civiles a esa etapa histórica, de la participación activa de los marinos civiles en la Casa de Contratación de Sevilla y en los Consulados del Mar. Resultaría asimismo muy positivo que los citados centros universitarios se interesasen por la aportación de los marinos civiles al diseño y construcción de las naves que hicieron posible las grandes empresas náuticas, que investigasen sobre la innovación que supuso el galeón español, sobre los grandes avances de la ciencia náutica, sobre la evolución de la cartografía y la cosmografía, sobre el origen y la evolución de los instrumentos de navegación, sobre las grandes exploraciones marítimo-terrestres, sobre la planificación de nuevas rutas marítimas( Colón, De le Cosa, Vespucio, Cabot, etc), sobre las condiciones de vida y trabajo a bordo de los barcos civiles, etc. En pocas palabras, es necesario que se investigue con el máximo rigor el papel desempeñado por los marinos civiles españoles y portugueses en la etapa más brillante de la historia de la navegación, en los siglos de Oro de la Marina Civil.
Es muy deseable que se aborden estos asuntos desde la objetividad, con rigor científico, con libertad absoluta, al margen de las influencias ideológicas o militaristas de determinado sesgo.
Hay quienes se han empeñado en hacer de un capitán civil tan extraordinario como Cristóbal Colón un patán de los mares y, al mismo tiempo, paradójicamente, el icono más representativo del almirantazgo español. Lo uno y su contrario. La doble faz que adquiere el mismo personaje en función de los intereses que primen en cada circunstancia.
La Historia de la Marina Civil Española ha estado y sigue aún sepultada, manipulada y desvirtuada por múltiples razones, la mayor parte de ellas de sello inconfundible.
Los marinos civiles deberían ocuparse de conocer la Historia de la Marina Civil, simplemente porque es su historia. Quizás hayan de realizar un esfuerzo importante, y por paradójico que resulte, quizás tengan que recurrir a textos extranjeros para evitar los sesgos y la tendenciosidad que se palpan en muchos textos españoles. Quizás el primer paso que haya que dar es desmitificar la figura de Navarrete y otros historiadores clásicos. Habrá que tratar de buscar otras fuentes más fiables. El Archivo General de Indias (Sevilla), el Archivo Histórico de Simancas (Valladolid), el Archivo Histórico Nacional, La Real Academia de la Historia, El Archivo de la Corona de Aragón, la Biblioteca Nacional, el Archivo del Monasterio de El Escorial, la Academia de Historia, el Museo Naval, y otros archivos públicos y privados están repletos de documentos y manuscritos relativos a los descubrimientos y a la rica historia de la Marina Civil Española, en ellos se atesoran las mejores fuentes primarias de conocimiento.
EL DESPRESTIGIO DE LOS PILOTOS Y SU GRAN OBRA.
Hay que advertir asimismo que algunas personas han utilizado su cátedra o su cargo en un Museo para dar lustre a ciertas teorías que buscan el desprestigio de los pilotos de la Carrera de Indias o trasmiten una visión adulterada de la evolución de la Ciencia Náutica; tales actitudes resultan absolutamente repugnantes: se oculta sistemáticamente que Cristóbal Colón, Diego Colón, Hernando Colón, Américo Vespucio, Alonso de Hojeda, Juan de la Cosa, los hermanos Pinzón, Juan Sebastián Elcano, Pedro Medina, Santa Cruz, Cabrillo, Vizcaino, Escalante de Mendoza, García del Palacio, Tomé Cano, Alonso de Chaves, Andrés de Urdaneta, Antonio Gaztañeta, etc. eran marinos civiles, pilotos, maestres y capitanes. Al referirse a estos personajes suelen catalogarlos como navegantes, cosmógrafos, cartógrafos, frailes (caso de Urdaneta), licenciados, bachilleres o se camuflan bajo cualquier otra etiqueta que evite identificar su verdadera condición de marinos civiles.
Siempre ha habido una Marina Civil con señas de identidad propias, incluso en los largos periodos de dictadura. Por el contrario, no siempre ha habido una Marina Militar estructurada y organizada como tal. En los siglos XV a XVII, en España (Coronas de Castilla y Aragón), por ejemplo, no existía más que un conato de Marina Militar.
TINTES DE MILITARISMO
Es difícil, por no decir casi imposible, encontrar un texto histórico que estudie la historia de la Marina Civil Española. La idea de que en España hay una sola Marina, que es la Marina Militar, es intrínsecamente fraudulenta, como lo es de igual modo decir que en España hay dos marinas: la Militar y la Marina Mercante.
La resistencia a reconocer abiertamente que hay una Marina Civil es más que evidente.
Resulta que casi imposible encontrar textos en los que se haga referencia expresa a las titulaciones náuticas de los capitanes, maestres y pilotos, a los que hemos hecho referencia anteriormente. Es decir, se ignora o se se desvirtúa la imagen de los marinos civiles más grandes de la historia de la navegación. Por el contrario, las actuaciones profesionales de estos personajes suelen presentarse bajo tintes militaristas o se da la sensación que pertenecían al estamento militar.
Uno de los datos que llama nuestra atención es que la mayor parte de los trabajos realizados sobre la historia marítima española pertenecen a personas directa o indirectamente vinculadas a la marina militar. Éstos autores suelen ocuparse de determinadas individualidades, de sus gestas, o descubrimientos, pero, salvo excepciones, eluden cualquier referencia a la Marina Civil, a los marinos civiles. La Marina Civil, para ellos, no existe, no ha existido nunca. Siempre rechazan esa denominación. Se quiera o no, niegan la historia marítima de este país. Reconocer la historia de la Marina Civil sería tanto como tener que revisar en profundidad la historia marítima de España y de Portugal.
Quizás en el fondo late la enfermiza idea de establecer una escala jerárquica en la que la Marina Militar ocupa la cúspide, mientras que la Marina Civil (reducida a Marina Mercante) queda supeditada a los dictados y a la tutela de la primera. Este modo de interpretar la relación entre ambas marinas ha sido y es, a nuestro entender, una de las principales razones del secular fracaso marítimo cosechado tanto en la península Ibérica (España y Portugal) como en Centro y Sudamérica.
LA CONFUSIÓN COMO TELÓN DE FONDO
En la inmensa mayoría de los libros que se han publicado en España sobre su historia marítima se juega con el significado de términos tales como: armada, Armada, capitana, capitán general, almirante, almiranta, flota, escuadra, capitán de navío, fragata, general, marino, marinero, navegante, el mar, etc., que, lejos de lo que se pueda pensar, eran términos de uso habitual en el ámbito de la Marina Civil.
Muchos de los autores "manipuladores" traslucen una clara inclinación a desprestigiar, minimizar e incluso ridiculizar las extraordinarias gestas realizadas por los marinos civiles españoles y portugueses. Sin embargo, hay otros, como es el caso capitán de navío Ricardo Cerezo, autor de un extraordinario libro sobre cartografía, que lejos de desvirtuar la figura de capitanes, cartógrafos, cosmógrafos etc. hace mención expresa de sus cargos o títulos. Sin duda su actitud le diferencia y le honra.
UNA HISTORIA POR ENCARGO
Según los comentarios y "ocurrencias" de algunos “historiadores navales”, da la sensación de que la Casa de Contratación, de Sevilla, era una especie de almacén de coloniales, La Universidad de Capitanes, una tertulia de rebotica que no se ocupaba más que de defender negocios gremiales, aunque hubiese sido autorizada a examinar a los pilotos. El Padrón Real, no pasaría de ser algo así una colección de garabatos geográficos de escasas trascendencia. La Junta de Navegantes de Toro o la Junta de Burgos, en la que participaban y asesoraban al rey los capitanes civiles más destacados de la época, ni se mencionan. Se destaca lo negativo: se destaca que algunos pilotos eran analfabetos; en otros casos, se cae de lleno en la xenofobia.
LA CIENCIA NÁUTICA DUERME HASTA QUE LLEGA LA ARMADA
Según la particular visión de tan gloriosos narradores, la Ciencia Náutica no nace hasta el siglo XVIII, lo que no deja de ser una falacia más. Los barcos de los descubrimientos, según ellos, fueron diseñados probablemente por iluminados carpinteros de ribera, no por capitanes, maestres y pilotos. Los galeones se diseñaron presumiblemente por métodos empíricos, sin planos de ningún tipo, "a ojo de buen cubero", lo que no deja de ser otra de las falacias al uso. Los tripulantes eran presidiarios que elegían entre la cárcel o el barco. Los pilotos procedían de la escoria social, etc. Sin embargo, se reclama condición de hidalgos o nobles para aquellos marinos civiles que han sido "militarizados", como es el caso de Colón, Juan de la Cosa, Escalante, Elcano, Urdaneta, etc. Se deja caer, que la cartografía de los descubrimientos fue elaborada por gentes ajenas a la comunidad náutica, lo que también es falso. Juan de la Cosa, como es fácilmente demostrable, fue capitán de la marina civil. Según esos mismos autores, los libros españoles de náutica del S.XVI fueron escritos por personas que no eran náuticos, lo que en buena medida es falso. En resumen, se aprecia una mafiosa falta de rigor y, salvo excepciones, se ha divulgado una sarta de falacias repetidas hasta la saciedad. Se ha creado una historia marítima excluyente, una historia en la que la Marina Civil y los marinos civiles, no existen; una historia carente de fundamentos, construida a base de ir acumulando falacia tras falacia.
La intención parece bien definida. Y lo más grave del caso es que semejantes "cuentadores" de la Historia Náutica probablemente hayan recibido o reciban subvenciones estatales para divulgar tan aberrantes como falaces historietas. No deja de ser muy significativo también que durante siglos los programas de estudio de la carrera de Náutica excluyesen sistemáticamente la asignatura de Historia de la Marina Civil. No deja de ser significativo que durante décadas las Escuelas de Marina Civil no solamente no se ocupasen de la Historia de la Marina Civil, sino que ésta fuese una materia prácticamente vedada.
Esta situación no debería prolongarse por más tiempo. El gobierno debería marcarse como objetivo la creación de una cátedra de Historia de la Marina Civil.
FALACIA EXTENDIDA
No es un problema exclusivo de este país. En un viaje reciente a Portugal, hemos podido comprobar como en el país vecino, náuticamente militarizado, ocurre algo semejante. Hay gente en algún Museo que además de su manifiesta incapacidad para explicar las cosas más elementales sobre astronomía, cartografía, sobre las carabelas y carracas de los descubrimientos portugueses, se dedican a contar a los niños que los tripulantes de los buques del descubrimiento eran presidiarios que elegían entre la cárcel o el barco. Todos ellos eran "marineros" del arrabal, gentes sucias e ignorantes. Colón era un analfabeto que encontró América. Estribor es la parte derecha de un barco. En un panel que pretende ilustrar a los visitantes de un determinado museo sobre el significado de algunos términos náuticos, se dice que la roda se llama rueda. Se divulga que la altura de la estrella polar es exactamente igual a la latitud del observador. Y no le pregunten cómo se tomaba la altura de un astro con la ballestilla, porque no sabrán contestar.
Es lamentable que a estas alturas se utilicen los fondos públicos destinados a fines culturales para colocar en el museo naval al pariente, al amigo o al fiel correligionario.
ES HORA DE PONER TÉRMINO A ESTA SITUACIÓN
Es hora ya de que el Ministerio de Cultura se preocupe de recuperar la historia de la Marina Civil. Es hora de que se cree un gran Museo de Marina Civil. Es hora de que todos archivos de Marina Civil sean digitalizados y puestos a disposición de los ciudadanos. Ya está bien de mantener bajo “custodia militar y acceso restringido" algunos de los documentos esenciales para conocer la historia marítima de este país. Ya esta bien de manipular y militarizar la Historia de la Marina Civil.
Es hora de que este país entienda que la Marina Civil es esencial para su recuperación económica. No hay razones para que la Marina Civil sufra el sometimiento a los poderes fácticos de ideología más angosta, como ocurría en los tiempos del militarismo portador de los "eternos valores patrios”.
Conocer la historia de la Marina Civil nos ayudará a superar el GRAVE déficit marítimo de España.
La presumible pretensión de competir en un mercado internacional a base de narrar "gestas" navales en papel “couché”, no deja de ser un rumbo más a ninguna parte, el mismo probablemente que llevó al “Prestige” a partirse en dos, al “Urquiola” a tropezar con la misma piedra o al “Casón” a la embarrancada planificada en las costas gallegas.
EL PAPEL ESENCIAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los medios de comunicación social, que han jugado un papel esencial en materia de seguridad marítima, sería deseable también que contribuyan recuperar la historia de la Marina Civil de este país.
Puede que resulte absurdo que se pida una revisión en profundidad de la Historia de la Marina Civil, pero no habrá que olvidar que la historia esta repleta de experiencias en las que los errores pervivieron durante siglos. No es totalmente comparable, pero recuérdese como ejemplo de resistencia a la revisión la condena a Galileo por parte de la Inquisición:
“Por cuanto tu Galileo fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber:
1. La proposición de ser el sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras.
2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea en la fe"
Galileo, con 70 años sobre sus espaldas y aquejado de artritis, se vio forzado a retractarse, pero el tiempo y la razón vinieron a confirmar su teoría.
No demos de aceptar como inamovible lo que reclama una profunda revisión desde hace siglos.
No es más "patriota" quien construye su historia sobre falacias y se apropia de lo ajeno.
José A. Madiedo Acota
La Asociación Española de Marina Civil no se hace responsable del contenido de las opiniones y artículos publicados en esta página
SE DEBERÍA CREAR LA CÁTEDRA DE
HISTORIA DE LA MARINA CIVIL
12 de octubre de 2010
Es muy importante que las Facultades y Escuelas de Marina Civil se ocupen de estudiar la historia de los descubrimientos, de conocer la aportación real de los marinos civiles a esa etapa histórica, de la participación activa de los marinos civiles en la Casa de Contratación de Sevilla y en los Consulados del Mar. Resultaría asimismo muy positivo que los citados centros universitarios se interesasen por la aportación de los marinos civiles al diseño y construcción de las naves que hicieron posible las grandes empresas náuticas, que investigasen sobre la innovación que supuso el galeón español, sobre los grandes avances de la ciencia náutica, sobre la evolución de la cartografía y la cosmografía, sobre el origen y la evolución de los instrumentos de navegación, sobre las grandes exploraciones marítimo-terrestres, sobre la planificación de nuevas rutas marítimas( Colón, De le Cosa, Vespucio, Cabot, etc), sobre las condiciones de vida y trabajo a bordo de los barcos civiles, etc. En pocas palabras, es necesario que se investigue con el máximo rigor el papel desempeñado por los marinos civiles españoles y portugueses en la etapa más brillante de la historia de la navegación, en los siglos de Oro de la Marina Civil.
Es muy deseable que se aborden estos asuntos desde la objetividad, con rigor científico, con libertad absoluta, al margen de las influencias ideológicas o militaristas de determinado sesgo.
Hay quienes se han empeñado en hacer de un capitán civil tan extraordinario como Cristóbal Colón un patán de los mares y, al mismo tiempo, paradójicamente, el icono más representativo del almirantazgo español. Lo uno y su contrario. La doble faz que adquiere el mismo personaje en función de los intereses que primen en cada circunstancia.
La Historia de la Marina Civil Española ha estado y sigue aún sepultada, manipulada y desvirtuada por múltiples razones, la mayor parte de ellas de sello inconfundible.
Los marinos civiles deberían ocuparse de conocer la Historia de la Marina Civil, simplemente porque es su historia. Quizás hayan de realizar un esfuerzo importante, y por paradójico que resulte, quizás tengan que recurrir a textos extranjeros para evitar los sesgos y la tendenciosidad que se palpan en muchos textos españoles. Quizás el primer paso que haya que dar es desmitificar la figura de Navarrete y otros historiadores clásicos. Habrá que tratar de buscar otras fuentes más fiables. El Archivo General de Indias (Sevilla), el Archivo Histórico de Simancas (Valladolid), el Archivo Histórico Nacional, La Real Academia de la Historia, El Archivo de la Corona de Aragón, la Biblioteca Nacional, el Archivo del Monasterio de El Escorial, la Academia de Historia, el Museo Naval, y otros archivos públicos y privados están repletos de documentos y manuscritos relativos a los descubrimientos y a la rica historia de la Marina Civil Española, en ellos se atesoran las mejores fuentes primarias de conocimiento.
EL DESPRESTIGIO DE LOS PILOTOS Y SU GRAN OBRA.
Hay que advertir asimismo que algunas personas han utilizado su cátedra o su cargo en un Museo para dar lustre a ciertas teorías que buscan el desprestigio de los pilotos de la Carrera de Indias o trasmiten una visión adulterada de la evolución de la Ciencia Náutica; tales actitudes resultan absolutamente repugnantes: se oculta sistemáticamente que Cristóbal Colón, Diego Colón, Hernando Colón, Américo Vespucio, Alonso de Hojeda, Juan de la Cosa, los hermanos Pinzón, Juan Sebastián Elcano, Pedro Medina, Santa Cruz, Cabrillo, Vizcaino, Escalante de Mendoza, García del Palacio, Tomé Cano, Alonso de Chaves, Andrés de Urdaneta, Antonio Gaztañeta, etc. eran marinos civiles, pilotos, maestres y capitanes. Al referirse a estos personajes suelen catalogarlos como navegantes, cosmógrafos, cartógrafos, frailes (caso de Urdaneta), licenciados, bachilleres o se camuflan bajo cualquier otra etiqueta que evite identificar su verdadera condición de marinos civiles.
Siempre ha habido una Marina Civil con señas de identidad propias, incluso en los largos periodos de dictadura. Por el contrario, no siempre ha habido una Marina Militar estructurada y organizada como tal. En los siglos XV a XVII, en España (Coronas de Castilla y Aragón), por ejemplo, no existía más que un conato de Marina Militar.
TINTES DE MILITARISMO
Es difícil, por no decir casi imposible, encontrar un texto histórico que estudie la historia de la Marina Civil Española. La idea de que en España hay una sola Marina, que es la Marina Militar, es intrínsecamente fraudulenta, como lo es de igual modo decir que en España hay dos marinas: la Militar y la Marina Mercante.
La resistencia a reconocer abiertamente que hay una Marina Civil es más que evidente.
Resulta que casi imposible encontrar textos en los que se haga referencia expresa a las titulaciones náuticas de los capitanes, maestres y pilotos, a los que hemos hecho referencia anteriormente. Es decir, se ignora o se se desvirtúa la imagen de los marinos civiles más grandes de la historia de la navegación. Por el contrario, las actuaciones profesionales de estos personajes suelen presentarse bajo tintes militaristas o se da la sensación que pertenecían al estamento militar.
Uno de los datos que llama nuestra atención es que la mayor parte de los trabajos realizados sobre la historia marítima española pertenecen a personas directa o indirectamente vinculadas a la marina militar. Éstos autores suelen ocuparse de determinadas individualidades, de sus gestas, o descubrimientos, pero, salvo excepciones, eluden cualquier referencia a la Marina Civil, a los marinos civiles. La Marina Civil, para ellos, no existe, no ha existido nunca. Siempre rechazan esa denominación. Se quiera o no, niegan la historia marítima de este país. Reconocer la historia de la Marina Civil sería tanto como tener que revisar en profundidad la historia marítima de España y de Portugal.
Quizás en el fondo late la enfermiza idea de establecer una escala jerárquica en la que la Marina Militar ocupa la cúspide, mientras que la Marina Civil (reducida a Marina Mercante) queda supeditada a los dictados y a la tutela de la primera. Este modo de interpretar la relación entre ambas marinas ha sido y es, a nuestro entender, una de las principales razones del secular fracaso marítimo cosechado tanto en la península Ibérica (España y Portugal) como en Centro y Sudamérica.
LA CONFUSIÓN COMO TELÓN DE FONDO
En la inmensa mayoría de los libros que se han publicado en España sobre su historia marítima se juega con el significado de términos tales como: armada, Armada, capitana, capitán general, almirante, almiranta, flota, escuadra, capitán de navío, fragata, general, marino, marinero, navegante, el mar, etc., que, lejos de lo que se pueda pensar, eran términos de uso habitual en el ámbito de la Marina Civil.
Muchos de los autores "manipuladores" traslucen una clara inclinación a desprestigiar, minimizar e incluso ridiculizar las extraordinarias gestas realizadas por los marinos civiles españoles y portugueses. Sin embargo, hay otros, como es el caso capitán de navío Ricardo Cerezo, autor de un extraordinario libro sobre cartografía, que lejos de desvirtuar la figura de capitanes, cartógrafos, cosmógrafos etc. hace mención expresa de sus cargos o títulos. Sin duda su actitud le diferencia y le honra.
UNA HISTORIA POR ENCARGO
Según los comentarios y "ocurrencias" de algunos “historiadores navales”, da la sensación de que la Casa de Contratación, de Sevilla, era una especie de almacén de coloniales, La Universidad de Capitanes, una tertulia de rebotica que no se ocupaba más que de defender negocios gremiales, aunque hubiese sido autorizada a examinar a los pilotos. El Padrón Real, no pasaría de ser algo así una colección de garabatos geográficos de escasas trascendencia. La Junta de Navegantes de Toro o la Junta de Burgos, en la que participaban y asesoraban al rey los capitanes civiles más destacados de la época, ni se mencionan. Se destaca lo negativo: se destaca que algunos pilotos eran analfabetos; en otros casos, se cae de lleno en la xenofobia.
LA CIENCIA NÁUTICA DUERME HASTA QUE LLEGA LA ARMADA
Según la particular visión de tan gloriosos narradores, la Ciencia Náutica no nace hasta el siglo XVIII, lo que no deja de ser una falacia más. Los barcos de los descubrimientos, según ellos, fueron diseñados probablemente por iluminados carpinteros de ribera, no por capitanes, maestres y pilotos. Los galeones se diseñaron presumiblemente por métodos empíricos, sin planos de ningún tipo, "a ojo de buen cubero", lo que no deja de ser otra de las falacias al uso. Los tripulantes eran presidiarios que elegían entre la cárcel o el barco. Los pilotos procedían de la escoria social, etc. Sin embargo, se reclama condición de hidalgos o nobles para aquellos marinos civiles que han sido "militarizados", como es el caso de Colón, Juan de la Cosa, Escalante, Elcano, Urdaneta, etc. Se deja caer, que la cartografía de los descubrimientos fue elaborada por gentes ajenas a la comunidad náutica, lo que también es falso. Juan de la Cosa, como es fácilmente demostrable, fue capitán de la marina civil. Según esos mismos autores, los libros españoles de náutica del S.XVI fueron escritos por personas que no eran náuticos, lo que en buena medida es falso. En resumen, se aprecia una mafiosa falta de rigor y, salvo excepciones, se ha divulgado una sarta de falacias repetidas hasta la saciedad. Se ha creado una historia marítima excluyente, una historia en la que la Marina Civil y los marinos civiles, no existen; una historia carente de fundamentos, construida a base de ir acumulando falacia tras falacia.
La intención parece bien definida. Y lo más grave del caso es que semejantes "cuentadores" de la Historia Náutica probablemente hayan recibido o reciban subvenciones estatales para divulgar tan aberrantes como falaces historietas. No deja de ser muy significativo también que durante siglos los programas de estudio de la carrera de Náutica excluyesen sistemáticamente la asignatura de Historia de la Marina Civil. No deja de ser significativo que durante décadas las Escuelas de Marina Civil no solamente no se ocupasen de la Historia de la Marina Civil, sino que ésta fuese una materia prácticamente vedada.
Esta situación no debería prolongarse por más tiempo. El gobierno debería marcarse como objetivo la creación de una cátedra de Historia de la Marina Civil.
FALACIA EXTENDIDA
No es un problema exclusivo de este país. En un viaje reciente a Portugal, hemos podido comprobar como en el país vecino, náuticamente militarizado, ocurre algo semejante. Hay gente en algún Museo que además de su manifiesta incapacidad para explicar las cosas más elementales sobre astronomía, cartografía, sobre las carabelas y carracas de los descubrimientos portugueses, se dedican a contar a los niños que los tripulantes de los buques del descubrimiento eran presidiarios que elegían entre la cárcel o el barco. Todos ellos eran "marineros" del arrabal, gentes sucias e ignorantes. Colón era un analfabeto que encontró América. Estribor es la parte derecha de un barco. En un panel que pretende ilustrar a los visitantes de un determinado museo sobre el significado de algunos términos náuticos, se dice que la roda se llama rueda. Se divulga que la altura de la estrella polar es exactamente igual a la latitud del observador. Y no le pregunten cómo se tomaba la altura de un astro con la ballestilla, porque no sabrán contestar.
Es lamentable que a estas alturas se utilicen los fondos públicos destinados a fines culturales para colocar en el museo naval al pariente, al amigo o al fiel correligionario.
ES HORA DE PONER TÉRMINO A ESTA SITUACIÓN
Es hora ya de que el Ministerio de Cultura se preocupe de recuperar la historia de la Marina Civil. Es hora de que se cree un gran Museo de Marina Civil. Es hora de que todos archivos de Marina Civil sean digitalizados y puestos a disposición de los ciudadanos. Ya está bien de mantener bajo “custodia militar y acceso restringido" algunos de los documentos esenciales para conocer la historia marítima de este país. Ya esta bien de manipular y militarizar la Historia de la Marina Civil.
Es hora de que este país entienda que la Marina Civil es esencial para su recuperación económica. No hay razones para que la Marina Civil sufra el sometimiento a los poderes fácticos de ideología más angosta, como ocurría en los tiempos del militarismo portador de los "eternos valores patrios”.
Conocer la historia de la Marina Civil nos ayudará a superar el GRAVE déficit marítimo de España.
La presumible pretensión de competir en un mercado internacional a base de narrar "gestas" navales en papel “couché”, no deja de ser un rumbo más a ninguna parte, el mismo probablemente que llevó al “Prestige” a partirse en dos, al “Urquiola” a tropezar con la misma piedra o al “Casón” a la embarrancada planificada en las costas gallegas.
EL PAPEL ESENCIAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los medios de comunicación social, que han jugado un papel esencial en materia de seguridad marítima, sería deseable también que contribuyan recuperar la historia de la Marina Civil de este país.
Puede que resulte absurdo que se pida una revisión en profundidad de la Historia de la Marina Civil, pero no habrá que olvidar que la historia esta repleta de experiencias en las que los errores pervivieron durante siglos. No es totalmente comparable, pero recuérdese como ejemplo de resistencia a la revisión la condena a Galileo por parte de la Inquisición:
“Por cuanto tu Galileo fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber:
1. La proposición de ser el sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras.
2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea en la fe"
Galileo, con 70 años sobre sus espaldas y aquejado de artritis, se vio forzado a retractarse, pero el tiempo y la razón vinieron a confirmar su teoría.
No demos de aceptar como inamovible lo que reclama una profunda revisión desde hace siglos.
No es más "patriota" quien construye su historia sobre falacias y se apropia de lo ajeno.
José A. Madiedo Acota
La Asociación Española de Marina Civil no se hace responsable del contenido de las opiniones y artículos publicados en esta página