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Perú: "Tenemos el reto fundamental de convivir dignamente con lo diverso" afirma López Soria

Jose Ignacio Lopez Soria, foto ServindiPor Jorge Agurto

Una interesante conferencia brindó el filósofo e historiador español -radicado en el Perú- José Ignacio López Soria el miércoles 10 de octubre en la Casa Museo José Carlos Mariátegui.

Presentamos un resumen de su disertación dedicada al tema: Interculturalidad y Pensamiento, donde plantea que un reto fundamental de la democracia es ¿cómo convivir dignamente juntos siendo y respetándonos como diferentes?

El proyecto Moderno y sus patologías

El proyecto moderno se incuba en el periodo de los siglos XV y XVIII y se lleva a la práctica en el siglo XIX. La promesa básica del proyecto moderno es la promesa de la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad o Solidaridad, la cual se expresa tanto en el liberalismo como en el socialismo. Es decir, tanto la propuesta como el propio pensamiento crítico cae en las garras de la modernidad.

La modernidad pasa por varias etapas siendo una de ellas el debilitamiento de su credibilidad y el cuestionamiento de su racionalidad. En esta etapa surgen lo que podrían calificarse patologías de la modernidad.

A partir de los años 80 la duda se convierte en perplejidad. La perplejidad es el estado de escucha de la complejidad. La perplejidad surge porque la realidad se vuelve más compleja, con muchas variables, y se debilitan las ideas, las ideologías, los criterios para gestionar las diversas variables sobre la realidad.

Ingresamos a una época en que se liberan las diferencias, surgen y toman la palabra las diversidades, Las culturas toman la palabra por sí mismas frente a la opresión del estado nación, que nunca ha tenido oídos para escuchar su propia historia.

Es cierto que la lengua española aplastó al quechua pero ¿a cuántas lenguas originarias aplastó el quechua? se pregunta José Ignacio. El estado actual solo oye el castellano. Si alguien quiere defenderse legalmente tiene que hacerlo en castellano. Cómo es posible que otras lenguas no tengan este derecho jurídico. Esto resulta porque es mucho más fácil gestionar lo homogéneo que lo heterogéneo.

Una de las características de estos tiempos es la des-universalización de los valores, la des-universalización de nuestras creencias. Los occidentales estamos acostumbrados a universalizar nuestras creencias, cuando el pensamiento occidental es solo un pensamiento particular y no el pensamiento universal. Este pensamiento occidental no tiene por qué ser válido para todas las culturas y tampoco es universal.

El problema fundamental de nuestro tiempo es precisamente cómo poner en práctica la interculturalidad que atraviesa todos los problemas de la actividad humana. El punto de partida para acceder al problema de la interculturalidad es reconocer que "yo" soy "yo mismo" y no "todos los demás".

El pensamiento occidental nos ha acostumbrado a preferir "lo uno" que "lo múltiple". Solemos partir de un concepto para tratar de reducirlo todo a este concepto. La historia del pensamiento occidental nos brinda ejemplos de esto. En un momento fue el concepto de "phisis", en otro el de "logos" o el concepto de "Dios".

Los occidentales han tratado de occidentalizar y homogenizar el mundo pero las culturas han resistido. 500 grupos de lenguas vivas y más de 5 mil grupos étnicos son la prueba de esta resistencia. Actualmente convivimos en contextos diversos, en un mundo poli-lingüistico, multi-simbólico, multi-axiológico.

Para el pensamiento occidental la diversidad es vista como un problema o un desafío por que piensa en términos de homogenizarnos en lo dominante. Pero la diversidad es una ventaja en dos sentidos: a) En el sentido personal de enriquecimiento, pues nos brinda un mayor acceso a la riqueza humana, y b) también porque nos brinda mayores posibilidades de enriquecimiento social.

Ser diversos no es una dificultad. El problema es ¿cómo aprender a gestionar esa diversidad? El problema no se resuelve con una democracia de "mayorías" y "minorías". El problema es que teóricamente no tenemos de dónde agarranos, de dónde cogernos para aprender a gestionar la diversidad. En este sentido el problema fundamental de la democracia es:

¿cómo hacer para convivir dignamente juntos siendo y respetándonos como diferentes?

No se trata solo de convivir o tolerarnos. Se trata de una convivencia digna, gozosa, que nos llene de alegría y plenitud. Esta convivencia digna y gozosa se reconoce cuando me permito dialogar con el otro, con el diferente. La verdad del diálogo está en el diálogo y no en el resultado. Y la verdad es comunicación, consenso que se produce dialógicamente.

López Soria describió algunos elementos del mundo occidental que obstruyen el diálogo. Estos son elementos de violencia que dificultan el diálogo. La baja autoestima de algunos pueblos no es porque valgan menos sino que los tratamos como de menos valor.

Un ejemplo de esta imposición cultural es la visión occidental de la historia. ¿Acaso en el currículo escolar de la historia del Perú hay un capítulo sobre los aguarunas? ¿Acaso los aguarunas no son peruanos? ¿Cuando los aguarunas nos contaran su historia del Perú? se pregunta López Soria.

Los occidentales solemos imponer verdades absolutas, pero no hay verdades absolutas ni relativas sino verdades históricas. Los relativismos son pequeños absolutismos. Asimismo, respecto de los hechos no hay hechos absolutos sino interpretaciones de los hechos.

La pertenencia a una cultura es un factor insuperable, pero tampoco es un obstáculo o una atadura. Debemos tener una cultura electiva pues la cultura no es imperativa o un mandato. La importancia del reconocimiento cultural es esencial para la formación de la identidad, que se concreta día a día por medio de negociaciones.

¿Adiós a Mariátegui?

Una parte final y polémica de la disertación de José Ignacio López Soria fue cuando anunció la publicación de su próximo libro titulado: "Adiós a Mariátegui" que al margen de lo que sugiere el titular en el sentido de olvido, se trata en realidad de un homenaje al amauta.

López Soria dijo que el título indica un llamado a seguir pensando la realidad, como lo hizo José Carlos, pero con independencia.

"El pensador más profundo y rico que ha tenido el Perú es José Carlos Mariátegui. Es parte de nuestro propio presente, es el pasado del presente, por lo que tenemos que seguir en diálogo con él. Si hay alguien con quién dialogar es precisamente con Mariátegui".

"Lo que no podemos es seguir anclados en los años 20 porque el pasado no manda. Tenemos que decir adiós al pensamiento de los años 20 no en el sentido del olvido, sino en el sentido que tenemos que dialogar con el pasado, porque el pasado nos constituye" dijo López Soria. "La dignidad que le damos al pasado viene del hecho de que dialogamos con él. No cuando lo imitamos. Cuando dialogamos con nuestro pasado le damos densidad histórica a nuestro nuevo presente".

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Comentarios

Estimados Amigos.

Saludos y felicitaciones por dar a conocer eventos que marcan la historia polÃtica de nuestro paÃs, conozco a don José Ignacio, espero que el mensaje se difunda a los jóvenes.

Realmente el pensamiento del amauta JOSE CARLOS MARIATEGUI, sigue latente y vivo. Soy un indigena shipibo que admiro a Cesar Vallejo, Jose Maria Arguedas y al Amauta MARIATEGUI, quienes a traves de ellos me iluminaron en la busqueda de una patria libre hermosa y solidaria. Amazonicamente. Cecilio Soria Gonzales - Director del Programa Radial VOZ INDIGENA -Radio Frontera , trasmision de 5 a 6 a.m. en FM. de Lunes a Sabado.

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