Por Guillermo Villalobos M.
Fundación Solón, 25 de marzo, 2022.- Por su gran magnitud no hay problema de mayor impacto ambiental que los incendios y la deforestación en Bolivia. Sin embargo, el Plan de Desarrollo Económico Social (PDES) 2021-2025 no plantea metas para reducir los incendios y la deforestación, y reduce las promesas de forestación y reforestación establecidas en el Decreto Supremo Nº 2912 del año 2016. El PDES 2021-2025 solo menciona la palabra deforestación dos veces y no fija un indicador sobre a cuánto reducirá la deforestación legal e ilegal para el 2025.
Entre forestar y reforestar por un lado y frenar la deforestación por otro lado, la prioridad siempre tiene que estar en disminuir la deforestación de bosques nativos que no se pueden compensar con plantaciones de plantines que, en gran medida morirán durante el primer año, tardarán decenas de años en volver a ser un bosque sin la misma biodiversidad perdida bajo el fuego.
Bolivia es un país de bosques. En 2013, la Memoria Técnica: Mapa de Bosques 2013 del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA) calculó que la cobertura boscosa a nivel nacional tenía una superficie aproximada de 51,6 millones de hectáreas (ha.) (1). Sin embargo, año tras año esta superficie boscosa se ve cada vez más reducida. Las estimaciones más recientes señalan que para 2020 la superficie boscosa del país se redujo a unos 50,8 millones de ha (2), vale decir 800 mil ha menos en apenas siete años.
El país tiene niveles de deforestación bastante alarmantes. Según datos proporcionados por Global Forest Watch, durante 2020 Bolivia se posicionó en el tercer lugar de la lista de países con mayor pérdida de bosques primarios tropicales (después de Brasil y la República Democrática del Congo) (3). Asimismo, Maaproject estima que la Amazonia boliviana tuvo una pérdida de 240 mil ha durante la misma gestión, posicionando a Bolivia como el segundo país con la mayor pérdida de bosque primario amazónico, superado únicamente por Brasil (4).
La deforestación en el país ha tenido un índice de crecimiento constante durante los últimos años.
Sin embargo, esta situación no es nueva. La deforestación en el país ha tenido un índice de crecimiento constante durante los últimos años. De acuerdo a datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), entre 2012 y 2019 en el país se deforestaron un total de 1,8 millones de ha, con un promedio de 231 mil ha deforestadas anualmente (5).
La deforestación ilegal es el principal mecanismo de esta deforestación. En 2012, por ejemplo, la deforestación ilegal representó el 92% del total; mientras que para 2019, si bien hubo una disminución, se mantuvo aún por encima de la media, representando el 57% del total. Por otra parte, en relación a la superficie deforestada, la deforestación ilegal aumentó de 117 mil ha en 2012 a 155 mil ha en 2019. En otras palabras, en términos porcentuales existe una disminución, pero en términos absolutos tanto la deforestación ilegal como la deforestación total fue en aumento. Esto evidencia que en el país no se tienen una política de reducir la deforestación total, sino más bien de “legalizar la deforestación ilegal” (6).
Los datos nacionales de deforestación señalan que vamos a contramano de los compromisos asumidos en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (CND) presentadas en el marco del Acuerdo de París en 2016, donde Bolivia se comprometía a eliminar al 0% la deforestación ilegal hasta 2020. Como veremos más adelante, el actual PDES no solo omite hacer un balance del estado actual de la deforestación en el país, si no que pasa por alto tanto los compromisos asumidos en sus CND como por otros programas nacionales.
¿Qué propone el PDES respecto a la deforestación y la preservación de los bosques?
El plan de desarrollo para los siguientes años tiene pocos planteamientos concretos respecto a la deforestación. Su propuesta principal sobre los bosques gira más bien en torno a incrementar las áreas forestadas y reforestadas. Por área forestada se entiende como poblar un terreno donde antes no existía bosque con plantas forestales, en cambio por área reforestada se entiende como repoblar nuevamente un terreno que antes tenía bosque con nuevas plantas forestales. Entre forestar y reforestar por un lado y frenar la deforestación por otro lado, la prioridad siempre tendría que estar en disminuir la deforestación de bosques nativos que no se pueden compensar con plantaciones de plantines que tardarán decenas de años en volver a tener la misma cubierta arbórea pero sin la misma biodiversidad.
Según la rendición de cuentas de 2021 del MMAyA, durante el último quinquenio (2016 al 2020) la superficie forestada y reforestada en Bolivia fue de 43,5 mil ha. Durante la última década, entre 2012 y 2021 el promedio anual de forestación y reforestación fue solamente 7 mil ha, alcanzando un total de 70 mil ha forestadas y reforestadas durante este periodo (7).
Según este mismo informe, las 70 mil ha forestadas y reforestadas entre 2012 y 2021 requirieron una inversión de 747,2 millones de bolivianos, de las cuales 592,2 millones de bolivianos fueron en el último quinquenio. Solo durante la gestión 2018, año en que llegó a las 21 mil ha forestadas y reforestadas (la cifra más alta durante este periodo), se invirtieron alrededor de 418,9 millones de bolivianos (8). A esto se añade que – según diversos factores como el clima, zona ecológica, variedad de especies, etc. – el porcentaje de pérdida de los plantines que se usan para forestar y reforestar varían entre un 20% y un 90% (9).
Ahora bien, ¿Cuál es la propuesta específica del PDES 2021-2025 respecto a deforestación, forestación y reforestación? Partiendo de la línea base de 43,4 mil ha de superficie forestada y otros 43,4 mil ha reforestada en 2020, el PDES plantea aumentar esta superficie en 106 mil ha en cada caso. O sea, llegar a 150 mil ha de áreas forestadas y 150 mil ha de áreas reforestadas (300 mil ha en total) para 2025. Estas cifras generan varias interrogantes respecto a las bases, la veracidad y la factibilidad de la propuesta del PDES respecto a los bosques.
Uno de los principales interrogantes gira en torno a la línea base que utiliza el PDES para proyectar su planificación al 2025. Por un lado, vemos que las cifras de forestación y reforestación en 2020 son inexactas y están mal planteadas. Según el MMAyA, el 2020 se forestaron y reforestaron solo 2,6 mil ha, mientras que el PDES señala que en 2020 se contaba con 43,4 mil ha forestadas y 43,4 mil ha reforestadas. Así pues, la cifra presentada por el PDES parecería estar relacionada más bien a un periodo quinquenal y no a un año en específico, puesto que, como mencionamos párrafos arriba, durante el quinquenio 2016 al 2020 la superficie forestada y reforestada fue de 43,5 mil ha. Es decir, los datos de la línea base tomada por el PDES no corresponden a datos específicos de la gestión 2020 sino al proceso de forestación y reforestación del quinquenio 2016-2020
Por otro lado, las cifras de forestación y reforestación de la línea base del PDES están erradas y totalmente sobredimensionadas. Según el MMAyA, durante el quinquenio 2016-2020 tanto la superficie forestada como reforestada fue únicamente 43,5 mil ha. Sin embargo, el PDES señala en su línea base 43,4 mil ha forestadas y otros 43,4 mil ha reforestadas, haciendo un total de 86,8 mil ha. Dicho de otra manera, en el PDES se está duplicando los datos para aumentar los valores globales de forestación y reforestación.
Si adecuamos la línea base a las cifras del MMAyA, significa de hecho que la propuesta del PDES para el siguiente quinquenio se reduce a la mitad; o sea, únicamente a 150 mil ha para el período 2021-2025, un aumento de tan solo 106 mil ha de la superficie forestada y reforestada ¿Qué tan factible es esta propuesta? Tomando en cuenta que el promedio de deforestación entre 2015-2019 fue de 266 mil ha por año, la propuesta de forestar y reforestar 150 mil ha en el quinquenio 2021-2025 claramente no representa ningún alivio a la problemática de la deforestación. Asimismo, para llegar a la suma de los 150 mil ha, se necesitaría un promedio de forestación y reforestación de por lo menos 21,2 mil ha al año. Lo que significa un promedio anual casi tres veces mayor a lo que se tuvo en el quinquenio 2016-2020.
Por último, al igual que con la CND, esta propuesta se contradice con las metas de la Estrategia Nacional de Implementación del Programa Nacional de Forestación y Reforestación (PNFR) 2016-2030, aprobadas por el Decreto Supremo N° 2912 del año 2016. Está estrategia planteó como meta para el primer quinquenio 2016-2020 alcanzar las 750 mil ha forestadas y reforestadas. En tanto que para la gestión 2021-2025 proyectaba alcanzar los 1,5 millones de ha y para el último quinquenio llegar a las 2,2 millones de ha forestadas y reforestadas, haciendo un total de 4,5 millones de ha en el período 2016-2030.
¿Qué representa esto en relación al PDES 2021-2025? Por un lado, que el gobierno incumplió sus compromisos de forestación y reforestación para 2016-2020, ya que en ese periodo llegó únicamente a las 43,5 mil ha forestadas y reforestadas, según los datos más actuales del MMAyA (10). Esto es apenas el 6% de lo que se había propuesto para ese quinquenio. Por otro lado, vemos que el gobierno de hecho redujo considerablemente sus metas asumidas en la Estrategia del PNFR al 2030, pasando de 1,5 millones de ha forestadas y reforestadas a tan solo 150 mil ha para el quinquenio 2021-2025.
Relación deforestación-reforestación: ¿Una trampa para ocultar el crecimiento de la deforestación?
El otro gran interrogante que se desprende de la propuesta del PDES respecto a los bosques tiene que ver con las cifras de deforestación. En el PDES 2021-2025 la única mención específica al tema de deforestación se limita a “Establecer mecanismos e insumos de monitoreo y control para la reducción de superficie deforestada” (Meta 8.1.2.3). Tomando como línea base un 49% de superficie forestada y reforestada sobre la superficie deforestada en 2020, el PDES propone para 2025 aumentar hasta en un 183% la superficie forestada y reforestada sobre la superficie deforestada.
Al igual que con la línea base, esta propuesta está llena de errores y proyecciones sin un asidero fundamentado. El primero de ellos se relaciona nuevamente con la línea base. Al igual que para la superficie forestada y reforestada, la línea base toma datos como si fueran anuales cuando en realidad son quinquenales.
La segunda observación es que según las cifras presentadas por el PDES, durante el quinquenio 2016-2020 se tenían 86,8 mil ha forestadas y reforestadas (el 49%) sobre cerca de 177 mil ha deforestadas (el restante 51%). Es decir, de acuerdo al PDES, se ha forestado y reforestado la mitad de lo que se deforestó durante 2016-2020.
Esta cifra no tiene una base real pues los datos de la ABT señalan que la deforestación acumulada entre 2016 y 2019 fue de 1,090 mil ha. Como vimos párrafos arriba, la superficie forestada y reforestada durante el último quinquenio en realidad fue la mitad de lo señalado por el PDES, llegando simplemente a 43,5 mil ha. De esta manera, en realidad la superficie forestada y reforestada durante 2016-2020 fue de tan solo 4% en relación a la superficie deforestada acumulada entre 2016 al 2019, y no de 49% como afirma equivocadamente el PDES.
Por otra parte, la tercera y última observación es que el PDES proyecta forestar y reforestar el 183% de la superficie forestada y reforestada entre 2021 y 2025, lo que significa reforestar casi el doble de lo que se deforestará en este período; una cifra que a todas luces no tiene sentido según los datos históricos presentados previamente.
Un dudoso plan de manejo integral y sustentable de los bosques
El plan presentado por el gobierno tiene pocos planteamientos respecto a un manejo integral del bosque. Sus principales propuestas giran en torno a incrementar la superficie de bosque bajo manejo integral y sustentable. Partiendo de una línea base de 10,8 millones ha en 2020, el PDES apunta a alcanzar a los 15,2 millones ha (equivalente según el gobierno al 29% del total de área boscosa) (11). Esto representa 4,4 millones a adicionales para 2025.
Al respecto, los datos presentados por la ABT señalan que en 2021 se aprobaron 337,507 ha para el Manejo Forestal Integral (12), siendo ésta la cifra más alta desde la gestión 2015 ¿Cómo es que el PDES llegó a la cifra de 10,8 millones de hectáreas bajo manejo forestal en 2020? Claramente se trata nuevamente de un valor acumulado histórico y no de una cifra anual. De todas maneras, los datos del PDES no coinciden con los registros de la ABT. Desde 2009 hasta 2021, la ABT aprobó un total de 5,1 millones de ha para el Manejo Forestal Integral (13); es decir, la mitad de lo que señala el PDES como su línea base. Ante esto, resulta inevitable preguntarnos ¿Cómo llega el PDES a este acumulado histórico al 2020 de 10.8 millones de ha bajo manejo forestal? ¿En qué fuente se basó el gobierno para elaborar su línea base?
La propuesta del PDES sobre un manejo integral del bosque no solo se basa en cifras totalmente sobredimensionadas, sino que también en proyecciones poco realistas. Por ejemplo, si consideramos que en doce años se aprobaron únicamente 5,1 millones de hectáreas para Manejo Forestal Integral, es de suponer que, en la proyección de cinco años del PDES, difícilmente se logrará incorporar bajo manejo forestal los 4,4 millones de hectáreas adicionales que plantean como meta para 2025.
Incendios forestales: un problema desestimado por el PDES
Finalmente, respecto a los incendios forestales, la propuesta presentada por el gobierno se enfoca en mejorar y desarrollar mayores capacidades de gestión de riesgos ante fuegos forestales. Proyecta aumentar el número de municipios vulnerables que cuentan con un plan de prevención, alerta y atención de incendios forestales, pasando de 10 a 60 para 2025; es decir 50 municipios adicionales. Lastimosamente, el PDES no menciona nada respecto a la cantidad de incendios forestales, ni tampoco se fija metas claras para reducir la superficie quemada en general y en los bosques en particular.
Cabe recordar que, solo durante la gestión 2021, en el país se quemaron unos 4,2 millones de ha. De las cuales, 1.1 millones de ha (26%) fueron en áreas boscosas, otros 1.1 millones de ha (28%) se dieron en pajonales, arbustos y tierras fiscales disponibles y no disponibles (que incluyen áreas protegidas), y 1.9 millones de ha (45%) fueron en predios agrícolas; según la clasificación presentada por el MMAyA (14). Es decir, existe una importante superficie boscosa que año tras año está siendo afectada por incendios forestales, la misma que no puede ser abordada simplemente por planes de gestión de riesgos a nivel municipal.
Notas:
(1) MMAyA (2013). Memoria Técnica Mapa de Bosque 2013 (Clasificación por tipo de bosque). Ministerio de Medio Ambiente y Agua. Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal. 2013
(2) Véase: https://bit.ly/3NlyiKY
(3) Véase: https://bit.ly/3Laohyc
(4) Maaproject (2021). MAAP #136: Deforestación en la Amazonía 2020 (Final). Monitoring of the Andean Amazon Project.
(5) ABT (2019). Informe de resultados obtenidos. Gestión 2019. Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT). Audiencia pública ABT 2019.
(6) Solón, P., Solón, J.C. y Cauthin, M. (2018). Inconsecuencia climática. Análisis de la contribución de Bolivia y su implementación. Tunupa N° 106. Diciembre 2018. Fundación Solón. Disponible en: https://bit.ly/3urVazO
(7) MMAyA (2021). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2021. Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos, Gestión y Desarrollo Forestal. Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA). Disponible en: https://bit.ly/3NoJlmu
Sin embargo, en otro estudio que utiliza datos de proyectos ejecutados por FONABOSQUE encuentra que entre 2012 y 2018 se habían forestado y reforestado apenas una superficie de 14.902 hectáreas, por lo que, en solo tres años, se tuvieron que forestar y reforestar 55.204 hectáreas. Cifra difícilmente alcanzable en un periodo tan corto. Véase: Solón, P., et al. (2018). Inconsecuencia climática. Análisis de la contribución de Bolivia y su implementación. Tunupa N° 106. Diciembre 2018. Fundación Solón. Disponible en: https://bit.ly/3wKXZ1w
(8) MMAyA (2021). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2021. Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos, Gestión y Desarrollo Forestal. Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA).
Disponible en: https://bit.ly/3tGOuOY
(9) Solón, P., et al. (2018). Inconsecuencia climática. Análisis de la contribución de Bolivia y su implementación. Tunupa N° 106. Diciembre 2018. Fundación Solón. Disponible en: https://bit.ly/37VIHwF
(10) MMAyA (2021). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2021. Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos, Gestión y Desarrollo Forestal. Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA). Disponible en: https://bit.ly/3DeJEfm
(11) De acuerdo a estos datos, se puede calcular que, según el PDES, la superficie boscosa total del país sería alrededor de 51,8 millones de hectáreas
(12) Incluye Planes Generales de Manejo Forestal (PGMF) mayores a 200 hectáreas, Planes General de Manejo Forestal Pequeños (PGMFp) menores a 200 hectáreas y Planes de Manejo Integral del Bosque (PMIB) aprobados de acuerdo a norma técnica regionalizada.
(13) MMAyA (2021). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2021. Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos, Gestión y Desarrollo Forestal. Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA). Disponible en: https://bit.ly/3Le86zX
(14) MMAyA (2021). Resultados de gestión: Prevención, control y combate de incendios forestales. Dirección General de Gestión y Desarrollo Forestal
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Fuente: Publicado en el portal web de la Fundación Solón el 23 de marzo de 2022: https://bit.ly/35aHNeK
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Es una pena y una acción
Es una pena y una acción criminal lo que se viene haciendo, con miradas hacia otro lado como si nada estuviera pasando... y el estado...de qué sirve.
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