Por Alejandro Navarro
25 de noviembre, 2009.- Ante el debate de la nacionalización del agua, tenemos un punto que no podemos dejar pasar. El agua de los indígenas es de los pueblos indígenas, pues ellos tienen titularidad ancestral, previa a Estado de Chile, de tales derechos. Así lo reconoce el moderno derecho internacional.
Basta leer el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de Pueblos Indígenas de la ONU, y algunas sentencias de Canadá, de Nueva Zelandia y de la Corte Interamericana.
En Chile ya tenemos el reconocimiento de este derecho a través de la sentencia recaída en las aguas de Toconce, comunidad atacameña, y ahora se abre las esperanzas con las aguas de la Comunidad de Chusmiza Usmagama, de la comuna de Huara al interior de Iquique.
Los aymara no conocían en su cultura ancestral los papeles folio, las inscripciones en el Conservador de Bienes Raíces, escrituras ante notarios, y abogados encargados de tramitar los títulos de sus derechos a la tierra y al agua. Esos recursos naturales eran de ellos por que los usaban de manera inmemorial. Su título es el uso ancestral y muchas veces el trabajo que costó extraer esa agua o distribuirla, a través de verdaderas obras de ingeniería.
Es lo que ocurre en Chusmiza Usmagama, tal que la Corte de Apelaciones de Iquique acreditó en uso y las obras de regadío ancestrales, en inspección personal, a 3.000 metros de altura, el año 2007. Asimismo, la Corte acreditó la existencia de un socavón que construyeron los abuelos durante el siglo pasado, cuando las agua amenazaron agotarse desde la vertiente, uno de los cuales quedó mutilado por la explosión anticipada de la dinamita utilizada al efecto.
Pero llegaron las leyes de Chile, a exigir trámites y papeles, sin los cuales los derechos ancestralmente utilizados podían ser usurpados, es decir, despojados de su legítimo titular por vía legal. Como a las comunidades no llegaba necesariamente el Diario Oficial, y muchas veces con suerte los diarios de provincia, pocas comunidades se enteraron de que se encontraban en trámite la reasignación de sus derechos a terceros. Las menos contaban con abogados.
Tales pueblos andinos se quedaron sin agua, y como el agua es vital para la agricultura y la ganadería, y asimismo dentro de muchas de sus tradiciones, los pueblos fueron despojados de la base económica necesaria para que su cultura se mantuviera fuerte y vital.
A pura fuerza y empeño, la comunidad de Chusmiza Usmagama ha logrado sobrevivir al intento de la Sociedad Agua Mineral Chusmiza de apropiarse de sus aguas. Para ello, la embotelladora ha contado con la complicidad del Estado, a través de la DGA, quien permitió la transformación ilegal de derechos de agua no consuntivos en consuntivos (para consumo), a favor de la Embotelladora, amenazando la existencia de pueblo.
A pesar de haber perdido la demanda de nulidad de derecho público interpuesta por la comunidad, esta ha demandado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la actuación ilegal del Estado. Pero superando la pobreza, y en un acto de esfuerzo propio de los pueblos andinos, la Comunidad regularizó sus derechos ancestrales en virtud del artículo 64 de la Ley Indígena, que les reconoce a los pueblos derecho directo sobre las aguas ancestrales que se encuentren en su territorio, sin constituir derecho de aprovechamiento. A ello se opuso la embotelladora, la que perdió en primera instancia (Juzgado de Pozo Almonte), y en la Corte de Apelaciones de Iquique. Pero como siempre los poderosos cuentan con buenos abogados, la empresa requirió a la Corte Suprema, la que se encuentra redactando el fallo definitivo.
La Comunidad estuvo presente en los alegatos ante la Corte Suprema. Viajaron seis veces hasta Santiago, tolerando suspensión tras suspensión de las audiencias, En varias oportunidades esperé con ellos, sin resultados. Hasta que se alegó la causa el 26 de octubre de 2009. El abogado de CONADI, de parte de la comunidad, realizó un excelente alegato, argumentando los nuevos avances en el derecho internacional, que dan luces acerca de la correcta interpretación de las normas chilenas, especialísimas en su naturaleza.
Quedamos esperanzados en que la Corte falle a favor de la comunidad. Para mí, como senador no indígena, la tragedia de Chusmiza y Usmagama, la amenaza que se cierne sobre su existencia y su forma de vida, se cierne sobre todos nosotros. Por que lo mismo que Chile le hace a los indígenas, lo hacen las transnacionales respecto de nosotros, los chilenos.
Chile le quitó el agua a los indígenas. Pero ahora el agua de Chile, es en su mayor parte propiedad de transnacionales españolas. Nosotros estamos pasando, gracias a la ambición de unos pocos, por lo mismo que pasan los indígenas, y al pretender nacionalizar el agua, queremos lo mismo que Chusmiza Usmagama.
Pero los antiguos y su descendencia, siguen esperando justicia, que el sistema reconozca su trabajo, su esfuerzo, la propiedad de los abuelos. La Corte Suprema tiene el sartén por el mango. Y el lobby que muchos inescrupulosos hacen en el Congreso, seguramente está intentando penetrar la Corte, en este preciso instante.
Alcemos nuestras manos, presionemos a nuestras autoridades para apoyar a la comunidad de Chusmiza Usmagama, en este momento duro y tenso, que es la espera de un fallo, que en lo hechos significa, en simples términos, vida o muerte.
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* Alejandro Navarro es Senador, profesor de Filosofía. Parlamentario desde 1994.
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Fuente: Blog de Alejandro Navarro: http://blog.latercera.com/blog/anavarro/entry/chusmiza_usmagama_el_agua_es
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