30 de diciembre, 2013.- A 20 años del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y pese al cambio de Gobierno, no hay señales de un seguimiento a los Acuerdos de San Andrés.
Así lo considera Rodolfo Stavenhagen, ex relator de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas quien, no obstante, destaca en entrevista cambios positivos en el país.
Por ejemplo, que las secretarías de Salud y Educación, así como la Comisión Federal de Electricidad, tienen ahora oficinas para tratar directamente con indígenas.
"Pero de ahí a que podamos decir: 'ahora va a cambiar todo', o 'ha cambiado todo porque hay una nueva política', no la vemos.
"Y desde luego los zapatistas no la ven, así que los zapatistas no le dan la menor importancia al cambio de Gobierno que hubo el año pasado", indica en entrevista.
En su cubículo en El Colegio de México, el académico afirma que el progreso y el crecimiento económico siempre afectan a los pueblos indígenas, aunque no se quiera.
Considera que el zapatismo no puede ser visto sin la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor el 1 de enero de 1994, el día que el EZLN declaró la guerra al Estado mexicano.
"Las dos cosas van unidas. Son polos extremos del mismo fenómeno, de un México disfuncional, de un México que por una parte quiere ser moderno y próspero y altamente tecnologizado y digitalizado -que es lo que se dice actualmente- como si eso nos llevaría a la solución de graves problemas históricos de marginación, de injusticia, de pobreza, de polarización".
Aunque no es cierto. "Eso todavía se usa en los discursos públicos. Pero nunca ha resultado, ni siquiera en los países ricos", agrega el investigador.
Se refiere al modelo neoliberal, que en México, explica, comienza en los 80 con el Consenso de Washington, un acuerdo entre el Gobierno y las élites mexicanas con Estados Unidos.
Antes, en la época en que Stavenhagen estudiaba su licenciatura en Antropología, lo que él oía versaba sobre cómo la revolución aún no incorporaba a los marginados. Los presidentes, incluso, pedían perdón a los indígenas, dice.
"A partir de los 80 ya no se escucha ese discurso. Es claro que ese modelo neoliberal fue diseñado para beneficiar a algunos y excluir a otros".
El crecimiento no produce justicia social, sino al contrario, indica el doctor en Sociología: el crecimiento fortalece las injusticias y la polarización.
El levantamiento del EZLN fue el primer gran grito de inconformidad pues, según Stavenhagen, no había política de desarrollo que los incluyera.
"Ahora (los del EZLN) no son los únicos. Ahí están las policías comunitarias de Guerrero y los municipios autónomos, algunos en Michoacán, que han declarado su propia autonomía porque ya no confían en las instituciones del Estado.
"Ya no confían en que el Estado les asegure incluso las necesidades básicas y la seguridad de la comunidad".
El investigador celebra que el EZLN haya hecho acto de presencia en el México de fines del siglo 20 y haya planteado problemas no resueltos no sólo de los pueblos indígenas, sino también de los mexicanos marginados e ignorados por los poderes.
"No en los discursos, pero sí en la realidad".
En materia educativa, admite, ha habido avances, aunque no es suficiente.
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Fuente: Medios en México: http://mediosenmexico.blogspot.com/2013/12/lamentan-poco-cambio-en-tema-indigena.html
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