... en tiempos de consulta y globalización.
Por Ismael Vega*
Lo indígena en un escenario de globalización
11 de junio, 2013.- Los acontecimientos políticos y socioculturales producidos durante las últimas décadas en los países de la región muestran un escenario cultural donde los pueblos indígenas se constituyen en actores con identidades abiertas e interculturales.
Estas identidades están constantemente involucradas en procesos de reelaboración de sus tradiciones, costumbres y formas de organización social en el marco de un proceso de globalización.
En la actualidad, el Perú asiste a una época intensamente marcada por la emergencia de identidades locales, particularmente de identidades indígenas. Antes se pensaba que las identidades eran más evidentes y “puras” en situaciones de aislamiento y de menor contacto con los “otros”. Actualmente es evidente que las identidades indígenas son más visibles, los intercambios y relaciones con los “otros” son más intensas y frecuentes (Koonings, K. y Silva, P. 1999; Barth, F. 1976).
Si hay algo que caracteriza a la globalización, es el incremento de los contactos y relaciones entre diferentes colectividades. La predicción de la homogenización cultural como uno de los efectos más nefastos de la globalización -a estas alturas- resulta insostenible. Al contrario de lo que se esperaba, este proceso ha creado condiciones propicias para la diferenciación y visibilidad de las identidades indígenas.
Asistimos a un escenario propicio para que los pueblos indígenas reivindiquen sus identidades como parte de una estrategia que expresa la conciencia de un origen e historia común cuya línea demarcatoria no debe reducirse a la conservación o pérdida de ciertos rasgos culturales, ni a la incorporación de elementos de otras culturas. Sino que debe expresarse en la recreación de una adscripción particular distintiva que se remite a la tradición cultural pero que simultáneamente se transforma con la historia vivida (Vega y Cornejo, 1998; Vega, 2003).
Desde el surgimiento de las organizaciones indígenas amazónicas a fines de los 70 e inicios de los 80, la mayor presencia e incidencia política de los indígenas y la aparición de una élite intelectual se expresa -entre otros temas- en un conjunto de normas e instrumentos nacionales e internacionales que reconocen y promueven sus derechos en la participación política de un número cada vez mayor de sus representantes en la gestión pública (alcaldes, consejeros regionales, funcionarios públicos) y en una mayor capacidad para incidir políticamente en el Estado a nivel nacional y subnacional (Stavenhagen, 2004).
El tema indígena en el escenario nacional
Si tendríamos que hacer un balance de lo logrado por los pueblos indígenas amazónicos a lo largo de los últimos veinte años, podríamos mencionar que son dos los puntos más importantes.
Uno de ellos es de orden político y consiste en poner en cuestión la hegemonía de la legitimidad de los grupos de poder que han gobernado el país a lo largo de la época republicana, lo cual ha obligado al Estado tomar en cuenta otras legitimidades (legitimidad indígena) en los procesos de deliberación política. El otro logro importante, aunque menos visible y más lento, en tanto tiene que ver con la dimensión cultural, es el cuestionamiento de la legitimidad del historicismo evolutivo; es decir, la aceptación de la desaparición de lo indígena como algo natural e inevitable frente a influencia de la modernidad y la globalización. Esto plantea al Estado y la sociedad civil, reelaborar lo indígena como única forma de acabar con los estereotipos sedimentados en el imaginario colectivo respecto a la existencia de pueblos indígenas inmutables y atemporales.
Ambos logros fuertemente relacionados en tanto el cuestionamiento de la legitimidad hegemónica occidental y la inevitabilidad de la desaparición de lo indígena, plantean la necesidad de un cambio sustancial de las relaciones entre Estado y pueblos indígenas. En torno a los logros de los pueblos indígenas, especialmente alrededor de su complejidad en el mundo globalizado, se debería analizar y entender quiénes son indígenas y quiénes son los sujetos de la consulta en el Perú.
Sin embargo, hay que reconocer que si bien se ha comenzado a cuestionar la idea de la “natural” desaparición de lo indígena como resultado de la modernización y la globalización, tampoco podemos afirmar que estemos viviendo en una sociedad y un Estado multiculturales donde la alteridad indígena y sus transformaciones sea reconocida y valorada de una manera auténtica y radical. Más lejos aún, estamos de contar con una clase política que comprenda la complejidad de este proceso.
La clase política no comprende lo indígena y se equivocan rotundamente cuando afirman que los indígenas son primitivos, salvajes, estancados en la historia y opuestos al desarrollo o cuando se atribuyen la autoridad para decidir quién es indígena y quién no lo es.
Los intentos de medir lo indígena en función de una supuesta escala evolutiva que coloca lo indígena en lo más primitivo y lo no indígena- mestizo o blanco - occidental en el máximo nivel de la civilización, expresan los espasmos de un colonialismo todavía vigente, mentalidades postcoloniales que siguen entendiendo lo indígena como un estadio inferior en la evolución de la sociedad, que desaparecerá inevitablemente. En esta línea de pensamiento se enmarca el artículo “El perro del hortelano” de Alan García y las declaraciones de Ollanta Humala sobre la no existencia de pueblos indígenas en la sierra y la costa.
En realidad, los indígenas y los pueblos que se autoidentifican como tales, son pre existentes al Estado peruano y este sólo reconoce su existencia y su identidad pero no les otorga ni una ni otra (Art. 2 de la Constitución Política). Los indígenas, vienen transformándose desde hace más de quinientos años y a lo largo del tiempo han transitado por intensos cambios marcados por la presencia colonial española, la época republicana y en las últimas décadas por el capitalismo y la globalización. Actualmente construyen su propia visión del desarrollo alternativa a la occidental, conocida como “Buen Vivir”.
Lo indígena… un proceso abierto, un guión sin final conocido
Lo indígena más bien es un proceso histórico abierto marcado por colonialismos pasados y presentes por los que han transitado y transitan de múltiples e inéditas maneras los pueblos indígenas (De la Cadena, 2010). Lo indígena, esa compleja adscripción (autoidentificación), es un guión con final abierto e indeterminado, un proceso en permanente elaboración y re elaboración estratégica de acuerdo a escenarios políticos y momentos históricos determinados pero que simultáneamente remite a una historia y un pasado común donde el vínculo con el territorio y la existencia de una cosmovisión indígena son fundamentales.
Si reconocemos que lo indígena no es algo encapsulado ni intacto, sino un proceso histórico abierto, entonces lo indígena adquiere sentido y significado a partir de la relación con otros y de la interacción con lo no indígena. Esto resulta evidente dentro de las comunidades y fuera de ellas. Lo indígena se hace más visible cuando entra en contacto con lo que no es tal, como sucede por ejemplo cuando los indígenas amazónicos migran a espacios sociales abiertos y amplios como Lima y otras ciudades del interior del país. En estos escenarios, los indígenas interactúan y se relacionan con lo que se considera urbano no indígena, es cuando los patrones culturales, creencias y formas de organización adquieren una identidad indígena más clara y visible.
Las posibles combinaciones entre los elementos de carácter histórico-tradicional y aquellos que responden a determinados contextos sociopolíticos actuales e interacciones con la sociedad dominante occidental son complejas y numerosas, no solo por la cantidad y formas de combinaciones posibles, sino también por la intensidad y pragmatismo que pueden tener. A su vez, hay que tener en cuenta que estos elementos se pueden reinventar o reciclar en nuevos contextos. Los cambios sociales, reformas políticas, políticas extractivistas, migración a las ciudades, luchas por los derechos, son algunos de los escenarios que resultan propicios para la reivindicación o la visibilidad de la identidad étnica como un recurso estratégico alrededor de los cuales se pueden generar movilizaciones sociales como las protagonizadas en los últimos años en el Perú. Estos factores constituyen la compleja y diversa gama de posibilidades donde “los pueblos improvisan nuevas formas de ser nativos” (Clifford, 2010).
Lo indígena abarca a los que optan por el uso de su vestimenta tradicional y hablan en su idioma original, como también a los que usan terno y corbata y hablan en castellano, pero a su vez a los que se comunican en su idioma original y a los que se ubican en ambos extremos.
Lo indígena se expresa en la permanente elaboración-reelaboración de una autoidentificación particular y diferente que se nutre de lo tradicional-ancestral y simultáneamente se transforma con las relaciones y contextos sociales. Este proceso (elaboración-reelaboración) tiene un fuerte componente estratégico, en tanto responde a la lucha de los pueblos indígenas por alcanzar el ejercicio pleno de sus derechos. Hay que tener en cuenta que dicha dimensión estratégica sólo es sostenible en tanto existe una base histórico-tradicional, conciencia de un pasado ancestral común, un vínculo con el territorio y un fuerte sentido de pertenencia que trasciende la ubicación física o el nivel de contacto (mayor o menor) de sus miembros con la sociedad occidental dominante (Koonings y Silva; 1999).
El Estado y las autoridades que anuncian la implementación de procesos de consulta a los pueblos indígenas, de acuerdo a lo establecido por el Convenio 169 de la OIT y la Ley de Consulta Previa (29785), no deberían establecer grados o niveles de indigeneidad de acuerdo a la cantidad de elementos o rasgos culturales que tengan estos pueblos o de acuerdo a su mayor o menor contacto con la sociedad dominante occidental. Tampoco debería atribuirse la autoridad de decidir quién es o no es indígena -a partir de percepciones arbitrarias- o en función de la necesidad de inversiones económicas.
El gobierno debe entender la complejidad y diversidad identitaria de los pueblos indígenas amazónicos y andinos, y evitar caer en simplificaciones y definiciones arbitrarias a la hora de establecer quiénes son los sujetos de la consulta. Lo más conveniente sería que a partir de los criterios objetivos y subjetivos establecidos por el Convenio 169 de la OIT, la Ley de Consulta Previa (29785) y con la participación de las organizaciones indígenas, se construyan protocolos que permitan el reconocimiento de estos pueblos que demandan el ejercicio de su derecho a ser consultados, se autoidentifican como tales y habitan sus territorios antes de la llegada de los colonizadores y del surgimiento del Estado.
Referencias bibliográficas
Barth Fredrick, 1976: Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales. FCE, México.
Clifford, James, 2010: “Diversidad de experiencias indígenas: Diásporas, tierras natales y soberanía” en: Indigeneidades contemporáneas: Cultura, política y globalización. De la Cadena, M.; Starn, O. (Editores) Lima: IEP-IFEA.
De la Cadena, Marisol y Starn Orin, 2010: “Introducción” en: Indigeneidades contemporáneas: Cultura, política y globalización. De la Cadena, M.; Starn, O. (Editores) Lima: IEP-IFEA.
Koonings, Kees y Silva, Patricio (Eds.), 1999: “Construcciones Etnicas en América Latina” en: Construcciones étnicas y dinámica sociocultural. Quito: Abya-Yala.
Stavenhagen, Rodolfo, 2004: “Pueblos Indígenas: Entre Clase y Nación”. En: Los desafíos de la Interculturalidad: Identidad, Política y Derecho. Santiago: Universidad de Chile.
Vega, Ismael, 2003: “Ciudadanías en construcción: participación y surgimiento de una ciudadanía indígena” en: Ciudadanías inconclusas. El ejercicio de los derechos en sociedades asimétricas. Zariquiey, R.; Vigil, N. Lima: GTZ-PUCP.
Vega, Ismael y Manuel Cornejo, 1998: “Pueblos Indígenas, identidad, participación y democracia” en: Nueva América N° 80. Río de Janeiro.
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* Ismael Vega Díaz, es investigador del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) y coordinador del Diplomado de Interculturalidad y Pueblos Indígenas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
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