Por Josep Maria Antentas*
El Foro Social Mundial (FSM) de Belem no es un Foro cualquiera. Es el primero después del estallido de la "gran crisis" del 2008, en un momento donde el fracaso del neoliberalismo y el carácter destructivo del capitalismo global se manifiestan con toda su crudeza. La Amazonia brasileña es, además, un lugar privilegiado para denunciar la ligazón entre la crisis social y la ecológica.
Este Foro llega también tras un largo período en el que el movimiento altermundialista perdió centralidad y capacidad aglutinadora. Las resistencias sociales han seguido aumentando en el conjunto del planeta pero en un contexto de mayor fragmentación y dispersión.
En este escenario, la visibilidad e interés por el FSM ha descendido, así como su utilidad concreta aparente. A pesar de ello, sigue siendo el mayor punto de referencia simbólico de las fuerzas altermundialistas. Éstas necesitan un nuevo impulso favoreciendo el desarrollo simultáneo de las resistencias "por abajo" y su articulación general.
La crisis plantea el desafío de renovar perspectivas estratégicas y dar respuestas a los retos del momento, marcados por el ascenso de un rechazo, aunque difuso, del actual sistema económico. Un mero enfoque "antineoliberal" no basta. Pasar al "anticapitalismo" consecuente aparece como un desarrollo estratégico necesario para avanzar hacia este "otro mundo posible" del cual el Foro ha sido una referencia.
Es la hora de profundizar en las alternativas y radicalizar su contenido, y de elevar el listón de la crítica planteando una agenda de ruptura con el paradigma neoliberal desde una lógica anticapitalista. Junto a las demandas "clásicas" planteadas en los últimos años (la Tasa Tobin, la anulación de la deuda, la supresión de los paraísos fiscales...) hay que agregar nuevas propuestas, "descatalogadas" hasta hace muy poco, como la puesta bajo control público democrático del sistema bancario y muchas otras.
Es pronto para saber que nos deparará este Foro en Belem, pero conviene recordar que los foros sociales no son un fin en sí mismos. Son útiles en la medida en que aparezcan como expresión de las luchas y las resistencias, y permitan avanzar en la articulación de las mismas y en el debate estratégico.
Hace ya cinco años, en el FSM de Mumbai, la escritora Arundhati Roy señalaba "necesitamos urgentemente discutir las estrategias de resistencia. Necesitamos centrarnos en blancos reales, librar batallas reales e inflingir daño real". Hoy, más que nunca, debemos tenerlo presente.
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* Josep Maria Antentas es Profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona
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