Servindi, 15 de diciembre, 2011.- El final de la XVII Cumbre sobre Cambio Climático (COP17) que culminó el pasado sábado en Durban, Sudáfrica, estuvo marcado por las opiniones encontradas entre países industrializados -miembros de la Unión Europea, China, India y Estados Unidos- y países en vías de desarrollo.
Debido a las controversias, estando cercano el final de la cumbre fueron perdiéndose las esperanzas de lograr cruciales acuerdos de importancia global, por lo que se prorrogó un día el término del evento.
Al final del COP17, logros como el mecanismo para un “fondo verde” climático y un segundo período para el Protocolo de Kyoto fueron destacados por los participantes.
Sin embargo, lo que para unos fue un éxito, para otros fue un “pequeño e importante avance” o incluso un “fracaso”.
Entre quienes quedaron satisfechos por los acuerdos figura Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), afirmó que la hoja de ruta establecida hacia un pacto para el 2015 es un “acuerdo significativo”.
Por otro lado, la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), Christiana Figueres, mostró su entusiasmo citando la frase del ex presidente sudafricano, Nelson Mandela , “Todo parece imposible hasta que se consigue. ¡Y se ha conseguido!”.
Por su parte, el Ministro británico de Energía y Clima, Chris Huhne, asumió el resultado como un “gran éxito de la diplomacia europea” pues “se logró incluir a grandes emisores, como EE.UU., India y China en la hoja de ruta”.
Del mismo modo, para Tood Stern, representante de Estados Unidos, “todo terminó bien” y calificó el resultado como "un conjunto de medidas potente y una gran oportunidad". Asimismo, consideró que el resultado es “la pieza del rompecabezas que le faltaba al Protocolo de Kioto”.
Asimismo, el enviado de Brasil, Alberto Figueiredo expresó su conformidad afirmando tener un resultado “robusto” y un “texto excelente acerca de una nueva fase en la lucha internacional contra el cambio climático.
Apunta claramente hacia la toma de acciones”, mientras que la presidenta de su país Dilma Rousell - que presionó para la renovación del Protocolo de Kyoto- , también afirmó estar satisfecha con el resultado de la conferencia.
Por otro lado, voces pertenecientes mayormente a países “en vías de desarrollo” y organizaciones no gubernamentales (ONG), criticaron los resultados de la cumbre.
En ese sentido, la delegación China cuestionó a los países “desarrollados” por “carecer de voluntad política para reducir emisiones”. Asimismo, pronosticó que será larga y complicada la ruta hacia un nuevo régimen climático.
La representante de Venezuela, Claudia Salermo, afirmó que el documento final sólo recogió intenciones de las potencias más no compromisos vinculantes para la reducción de emisiones de carbono, y que recién en 2012 dirán si sus intenciones son vinculantes.
“Hay una promesa de que ellos, tienen una intención de suscribirlo y eso es gravísimo para el planeta”, afirmó Salermo.
Por su parte, la delegación boliviana, presidida por René Orellana, expresó su desacuerdo con el resultado de la cita, afirmando que "el régimen legal a ser elaborado hasta 2015 no tiene carácter vinculante" y que será ejecutado en 2020.
De igual manera, Orellana subrayó que "los países con población pobre no pueden tener más obligaciones que los desarrollados, quienes se hicieron ricos a costa del uso excesivo del espacio atmosférico y crearon esta crisis climática".
Varias organizaciones ambientalistas manifestaron su desacuerdo con los resultados del evento, al que Greenpeace calificó como un “fracaso”.
Así como la organización Friends of the Earth International (FEI) para quien "está claro qué intereses se han protegido con este acuerdo, y no se trata de los del 99 por ciento de la gente".
Por su parte, Celine Charveriat, directora de campañas y promoción de OXFAM afirmó que el claro mensaje de los organizadores a “la gente que pasa hambre en el mundo” ha sido “¡que coman carbono!".
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