Servindi, 17 de noviembre de 2011.- Violaciones, ataques brutales, represiones, desplazamientos masivos y demás terrores de la guerra interna guatemalteca fueron revividos en el documental “Nuestra voz, nuestra memoria” durante su estreno, la semana pasada.
Según su productor, Alfonso Torres, el largometraje de 30 minutos es de carácter de pedagógico y narra el calvario de las comunidades durante el gobierno del general José Efraín Ríos Montt, entre 1982 y 1983.
Mencionó que su obra se basa en entrevistas a testigos, grabaciones y fotos, además de conversaciones con el mandatario durante los años mencionados.
Asimismo, señaló que la producción fue realizada por la organización no gubernamental Luciérnaga y el Centro Legal para los Derechos Humanos (CALDH).
“El documental se hizo con la idea de que convierta en una herramienta educativa y va dedicado especialmente a los jóvenes que ignoran el genocidio que hubo en Guatemala”, aseveró Porras.
Testimonios
Uno de los protagonistas es Tiburcio Tuy, quien sufrió los atropellos de los militares en el área de Ixil, departamento noroccidental de Quiché: la zona más afectada por la guerra interna.
Según narra, a él lo capturaron, torturaron, le abrieron el estómago, y le quemaron los testículos, el pecho y los ojos.
En el documental también cuenta como los soldados llegaron a su comunidad y encerraron a 11 indígenas en una casa, la cual luego incendiaron.
“Dos mujeres escaparon pero las alcanzaron. A la que estaba embarazada le partieron la barriga, le sacaron el bebé y lo estrellaron en un palo que estaba tirado en el patio de la casa”, detalló.
“A otra, narra Tuy, le reventaron la cabeza con un machete para luego arrastrarla de las canillas como a un perro y después quemarla”.
“Yo fui violada varias veces por los ejércitos y perdí a mi hijo de tres meses”, recuerda otra de las testigos, Antonio Valey Ximitul, habitante de la comunidad de Chichupac, departamento de Baja Verapaz.
Ella junto a otras mujeres nativas padecerían la misma suerte durante los años 1981 y 1982 tras ser capturadas y abusadas repetidas veces por los militares.
El documental también muestra los testimonios de varios niños de San Martín de Jilotepeque, oeste de Guatemala, quienes manifiestan que vieron como los soldados asesinaron a sus padres.
Reacciones
El Director de CALDH, Mario Minera, exigió justicia para las víctimas ya que de lo contrario “sería imposible vivir en un estado moderno”.
Precisó que estos asesinatos impulsaron el desplazamiento las comunidades, lo que le daba mayor control al Estado de sus territorios.
Por su parte, el diplomático Christian Tomuschat, quien dirigió la Comisión de la Verdad de Guatemala, explicó que durante las operaciones militares de 1981 y 1983, se cometieron actos de genocidio en contra del pueblo maya.
Cabe precisar que esta guerra interna acabó en 1996 con la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y la guerrilla. Esta dejó un saldo de doscientos mil muertos, 45 mil desaparecidos y más de un millón de desplazados.
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