Servindi, 10 de noviembre, 2011.- Debido a su labor en defensa de los derechos de los pueblos y las mujeres indígenas en el Perú y en espacios y procesos internacionales, la indígena quechua Tarcila Rivera Zea, fue reconocida con el Premio Visionario otorgado por la Fundación Ford.
Rivera Zea, entre doce personalidades a nivel mundial, fueron premiadas por su liderazgo, visión extraordinaria y valeroso trabajo en temas sociales claves, que permiten expandir la participación política y social de millones de personas marginadas alrededor del mundo.
Al respecto, el presidente de la Fundación Ford Luis Ubiñas manifestó que "a través de estos premios, queremos destacar la labor poco conocida de miles de líderes valientes cuyas vidas están dedicadas a mejorar los sistemas e instituciones a fin de que todas las personas tengan una voz en las decisiones que afectan sus vidas".
Empleada del hogar y quechuahablante natural de Ayacucho, Tarcila Rivera Zea es reconocida como una destacada activista indígena. Entre los logros de Rivera Zea destacan la fundación del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas y el Foro Internacional de Mujeres Indígenas, redes que impulsan el liderazgo y la participación política de millones de mujeres indígenas alrededor del mundo.
“Yo nunca quise ser representante. Nunca fui conciente que hacía liderazgo. Solamente trataba de desarrollar las iniciativas que se me ocurrían porque respondían a un contexto de necesidad”, señaló en el corto documental que la Fundación Ford estrenó en su portal web el pasado a 25 de octubre.
Tarcila Rivera preside la asociación sin fines de lucro Chirapaq Centro de Culturas Indígenas del Perú, y desde su fundación ha luchado por el ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas y el reconocimiento a sus saberes y cultura.
“Empezamos Chirapaq hace 25 años para potencializar las capacidades que tenían las mujeres. Para garantizar que hubiera continuidad cultural a través de la transmisión de la cultura de mayores a menores. Queríamos revalorar la cultura, la cultura alimenticia, la educación, la lengua, los dibujos, los cantos, la cerámica y el textil”, explicó.
En Ayacucho la organización no gubernamental Chirapaq impulsa la autoestima y la afirmación de la identidad cultural de niños y jóvenes indígenas en situación de pobreza, a través de la práctica de artes tradicionales como el retablo, el telar en cintura, la escultura en piedra, el canto y la música.
Dicha experiencia, implementada hoy por escuelas y maestros de Ayacucho, permitió alejar a los jóvenes de las calles y formar líderes positivos orgullosos de su cultura.
“En Chirapaq estamos formando nuevos lideres jóvenes y serán ellos los que tomen la posta. Tenemos la obligación de seguir creciendo, de seguir aprendiendo de seguir siendo nosotros mismos y no hacerlo solos sino cada vez ser más los que miremos el mismo horizonte”, concluye.
Chirapaq en quechua significa “centellar de estrellas”, y desde hace 25 años promueve la afirmación de la identidad y el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, en especial de la mujer, la niñez y la juventud, con miras a la construcción de una sociedad más justa, democrática e intercultural.
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