Por Lorenso Castro E.
28 de enero, 2011.- El río Amazonas se está convirtiendo en una inmensa anaconda fosilizada. Entre la deforestación, la extinción de la fauna y los vertidos de mercurio, la trituradora capitalista exprime sin piedad al pulmón del mundo y se lleva río abajo, en un inmisericorde proceso de ‘aculturización’, a los pueblos nacidos en sus riberas.
Pero la naturaleza resiste. En marzo de 2010, el colombiano Andrés Sosa regresó a su país a pasar un mes con la comunidad indígena Ticuna, en la localidad de Puerto Nariño, y descubrió que en las aguas del Amazonas viven espíritus que remiten a tiempos ancestrales.
Cuando navegaba con indígenas vio que estos inclinaban la cabeza para ver el reflejo de la vegetación en el agua y, refiriéndose a las figuras antropomórficas que ahí se formaban, los nativos hablaban de “los espíritus de la selva”, una de las leyendas de la zona. De algún modo, el artista plástico también vio reflejado el alma de una cosmovisión acorralada.
De vuelta a Barcelona, su residencia desde hace 10 años, Sosa ha rendido homenaje a esta cultura a través de una exhibición itinerante de fotografía y video que ahora puede verse hasta el 29 de enero en el Centro Cívico Drassanes. Luego, seguirá su andadura por otros 3 centros cívicos.
“Es una muestra más documental que plástica”, explica el bogotano, quien durante su viaje, acompañado del guía Guillermo Mariño, se dedicó a retratar tanto aquellos “espíritus de la selva”, así como la vida cotidiana de esas comunidades.
Este egresado de Bellas Artes por la Universidad de los Andes, estima que el saber ancestral de pueblos como el Ticuna, un pueblo amerindio enclavado entre Perú, Colombia y Brasil, está “condenado a desaparecer”, a pesar del trabajo de preservación cultural realizado por “gente fantástica” a su alrededor.
Personas como su guía, Mariño, otro bogotano que hace 20 años decidió “dejarlo todo” e irse a Tabatinga, a ganarse la vida como guía turístico en la zona. Fue él quien, entre otras, le explicó la leyenda de los espíritus y el de las Victorias Regias, ambas escogidas por Sosa para incluirlas en la muestra.
Irónico, pero luego de 10 años de “sequía creativa” no fue en Barcelona, una ciudad tan cosmopolita y sensible al arte, sino en su país, a través de aquellos “espíritus”, en donde ha vuelto al lienzo o, mejor dicho, a la pantalla del ordenador.
“No sentía la necesidad de expresar nada, hasta que de pronto surgió”, confiesa, en alusión a ese periodo en el que, además de realizar un doctorado en la Universitat de Barcelona, se ha dedicado a ganarse la vida “haciendo cosas que ni me imaginaba”.
Consultando su página web es posible contabilizar hasta 10 exhibiciones en su currículum artístico, detenido en algún punto en el que la desilusión lo venció. “Me desligué del mundo del arte, es un mundo complicado”, señala.
En la actualidad, trabaja como diseñador gráfico y en vista de la flexibilidad que ello le permite, planea seguir el camino retomado, “hacer más cosillas”. Por lo pronto, espera que la gente vea la exhibición, “disfrute con ella y tome contacto con una cultura que desconoce”. Una cultura que sin estar muerta, habla a través de sus espíritus.
Siga la exposición
Centre Cívic Drassanes Hasta el 29 de enero
C/Nou de la Rambla, 43 (metro Drassanes)
Centre Cívic l’Eléctric Del 4 al 29 de febrero
Carretera de Vallvidrera (Les Planes km. 6,5)
Vallvidrera –Les Planes
Centre Cívic Can Deu Del 1 al 24 de abril
Plaça de la Concòrdia 13 (metro Les Corts)
Centre Cívic Matas i Ramis Del 26 de abril al 14 de mayo
C/ Feliu i codina 20 (metro Horta)
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