Por Marcos Matías Alonso*
La Asamblea Nacional del Poder Popular, como órgano supremo del poder del Estado Cubano, eligió el domingo 24 de febrero, en el Palacio de Convenciones de la Habana, a Raúl Castro Ruz, como presidente del Consejo de Estado y de Ministros.
El Parlamento Cubano respetó fielmente la decisión del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, quien en su mensaje del 18 de febrero, señaló: No aspiraré ni aceptaré, repito, no aspiraré ni aceptaré el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe. Desde México y América Latina muchas voces manifestarán: ¡Viva Fidel, viva Cuba, viva Raúl!
El Parlamento Cubano, integrado por sus 614 diputados, ha elegido a Raúl Castro Ruz como su presidente del Consejo de Estado.
También ha definido sus principales niveles de mando político y de gobierno. Asimismo, ha sido reelecto Ricardo Alarcón de Quesada como presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El doctor Ricardo Alarcón encabezará el máximo órgano del poder legislativo.
Su amplia experiencia en política exterior, su pericia en el campo de la diplomacia internacional y su alto compromiso con el Comité Central del Partido Comunista, lo convierten en un cuadro imprescindible de la vieja guardia de revolucionarios con gran visión de futuro.
Ha sido claro el mensaje del Parlamento Cubano: continuar fortaleciendo la revolución con la participación de rostros viejos y caras jóvenes; la inclusión de militares y civiles, hombres y mujeres, blancos y negros.
La composición de los principales órganos de gobierno refleja la pluralidad del socialismo tropical de la isla. El Parlamento Cubano tuvo un alto honor y una gran responsabilidad en la toma de sus decisiones trascendentales.
No cabe duda que todos ellos cuentan con la autoridad y la suficiente experiencia para garantizar el reemplazo del proceso revolucionario de ese país. Por ello, y por otras razones más, el Parlamento Cubano es un ejemplo para el mundo.
A mediados del mes de julio del año pasado sostuve en la Habana una reunión de trabajo con el doctor Ricardo Alarcón.
Me explicó las bases del sistema político de su país y me ilustró reiteradamente que, en la república de Cuba, la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado.
Con elocuencia escuché su exposición, que la revolución cubana se fundamenta en la existencia de un sólo poder: el poder del pueblo; no en la división clásica de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Sin embargo -me explicó- en la estructura política juega un papel crucial la participación de los legisladores y parlamentarios cubanos.
El Parlamento Cubano se sostiene en los siguientes pilares de una democracia popular para elegir a sus diputados.
El pueblo propone y nomina libre y democráticamente a sus candidatos; los elige mediante voto directo, secreto y mayoritario de los electores; los revoca en cualquier momento del mandato; los controla sistemáticamente y participa con ellos en las decisiones más importantes.
En síntesis, el pueblo cubano puede nominar, elegir y revocar a sus diputados. La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Los diputados cubanos no son propuestos por ningún partido, sino por los delegados de las Asambleas Municipales.
En Cuba no se admiten campañas electorales. Los gastos de las elecciones son sufragados en cantidades modestas por el Estado.
Está prohibido por la ley que los candidatos hagan campaña. Una vez nominados, nadie debe gastar un sólo centavo en la promoción del voto.
Para dar a conocer a los candidatos se utilizan métodos prácticos y directos. Sólo se permiten pequeñas biografías en las cuales se destaca su experiencia más relevante.
Los diputados cubanos no cobran salarios por ejercer sus funciones. No tienen salarios onerosos, dietas o prestaciones especiales.
Sólo reciben algunas facilidades para el desempeño de sus funciones legislativas. Los parlamentarios cubanos no son una carga financiera para su país.
En cuba no se conoce el ausentismo o falta de quórum en el trabajo legislativo. No existen los diputados plurinominales. Todos tienen un alto compromiso con la base social que los eligió.
El partido no puede proponer ningún candidato; los propone libremente la población a través de procedimientos abiertos, públicos y transparentes. El Partido Comunista de Cuba no es un partido electoral.
Es decir, la experiencia del Parlamento Cubano es extraordinariamente excepcional. Están prohibidas las campañas electorales onerosas.
Los diputados no son una carga financiera para el país. El partido político no es electoral y no hay corrientes ni tribus de mafias.
Está estrictamente prohibido que, mientras un representante popular se encuentre en funciones públicas, inicie una nueva campaña política para otro cargo. No hay diputados plurinominales ni privilegios para nadie.
Qué alejado se encuentra nuestro país de la experiencia cubana. México es el país de América Latina que más gasta en campañas electorales.
También somos líderes en el uso de dinero de procedencia dudosa. La experiencia cubana nos señala que el dinero sucio no sólo no beneficia al candidato sino lo envilece.
Lo que se gasta en política electoral en nuestro país resulta un insulto para los mexicanos.
Qué distante se encuentra Guerrero de la experiencia cubana. Cuántos representantes populares se encuentran desatados en campaña tras campaña sin cumplir con las funciones que la Constitución los mandató.
Vernos y reflexionar en la experiencia cubana nos obliga a revisar nuestra ética de trabajo profesional. Es un espejo político que debe dignificarnos o avergonzarnos. Cada quien y cada cual sabe el terreno que está pisando.
Termino evocando las palabras que transmití aquella noche en la Habana a Ricardo Alarcón: el Parlamento Cubano es un ejemplo digno para todos los parlamentarios del mundo.
Como dijo Fidel Castro: Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Parte de ese grano de maíz está en su parlamento y en sus parlamentarios.
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* Diputado Federal. Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Comentarios
El Parlamentario no cobra, pero como todos los funcionarios, viven por el subsidio del estado.Un medico en Cuba, gana algo de $ 29.00, un maestro, 12 dolares, asi etc. Desconozco cuanto recibe un parlamentario.
Es bueno conocer la pobreza de Cuba desde adentro. reflexionar, lo bueno de la politica comunista, pero tambien buscar respuesta a la migracion de su gente en millares en busca de libertad.
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