Por Marcos Matías Alonso
En décadas pasadas se crearon numerosas “Comisiones de la Verdad” (CV) en varios países del mundo(1). En América Latina, al fenecer las dictaduras militares y al concluir diversos conflictos armados, estos instrumentos extrajudiciales surgieron como alternativas en la búsqueda de justicia.
Argentina fue el primer país que creó una comisión para investigar las atrocidades de la “Junta Militar”. En su arribo al poder presidencial, Raúl Alfonsín creó la “Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas”.
En México, como parte de su compromiso de campaña presidencial, Vicente Fox ofreció crear una CV para investigar la desaparición de personas y la violación sistemática de los derechos humanos. En noviembre del 2001, V. Fox se limitó a crear la “Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado” (FE), dependiente de la Procuraduría General de la República. Sepultó la iniciativa de crear la CV con participación de la sociedad civil; tuvo miedo de enfrentar la sombra del pasado y no quiso provocar la ira de los gobiernos autoritarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En el 2006, la FE concluyó su trabajo con resultados decepcionantes. En su reporte final, titulado: “Informe Histórico sobre la Sociedad Mexicana”, reconoció que en el mandato de tres presidentes de la República (de 1964 a 1982) hubo “masacres, desapariciones forzadas, tortura sistemática y genocidio”. Ante la insatisfacción del trabajo de la FE, en septiembre del 2005, el entonces Senador Saúl López Sollano propuso, al pleno del Senado, crear “la Comisión de la Verdad ciudadana, que emita un juicio histórico sobre los crímenes de Estado” en el país.
Así como Vicente Fox frustró la esperanza de crear una CV a escala nacional, también Zeferino Torreblanca (ZT) incumplió su palabra de crear una comisión local en Guerrero. En junio del 2007, el mandatario anunció su interés de crear una comisión estatal para investigar episodios dramáticos en la violación de los derechos humanos. Esclarecer las masacres de “Aguas Blancas” (junio de 1995) y “El Charco” (junio de 1998), se perfilaron como ejemplos emblemáticos con varios años en su reclamo de justicia. Ni “Aguas Blancas” ni “El Charco”, deben considerarse “casos cerrados”. Indudablemente, los fantasmas del pasado representados en poderosos intereses del cacicazgo político, impidieron una acción enérgica de ZT. Desatar la “indignación” de los jefes políticos del PRI podría tener un costo demasiado alto y decidió postergar la exigencia ciudadana. La herida sigue abierta y el agravio a las víctimas es un capítulo inconcluso.
En este contexto es loable reconocer el compromiso de Leonel Godoy, gobernador de Michoacán, quién, en octubre del año pasado, instaló una comisión estatal de la verdad y ofreció su respaldo a la CV para investigar la “verdad jurídica” del período de la “guerra sucia”, detenciones ilegales y las ejecuciones extrajudiciales. Similar iniciativa impulsan defensores de derechos humanos en Oaxaca. Consideran que, para cerrar las “heridas del tejido social”, debe conformarse una CV que investigue los agravios del 2006 y determine la responsabilidad de los “crímenes de Estado”, acontecidos en el gobierno de Ulises Ruíz.
La instauración de las CV es un camino para alcanzar la justicia y reivindicar la dignidad de las víctimas. Honrar el pasado exige desenterrar la verdad. Es contundente la respuesta a la siguiente pregunta: ¿quieren recordar u olvidar? ¡Debemos recordar lo que pasó para evitar que ocurra de nuevo! ¡Recordar no es fácil, pero olvidar puede resultar imposible! El derecho a conocer y reconocer la verdad llevará a saber las causas de la violencia y establecer la responsabilidad jurídica de los actores involucrados. Sólo de esta manera puede desterrarse la impunidad. No hay justicia si no hay sanción ni aplicación del castigo, conforme a la ley nacional e internacional vigente.
Cerrar las heridas del pasado exige reparar daños. Si un mecanismo extrajudicial como una CV contribuye a tender puentes para la reconciliación o el perdón de las partes involucradas, vale la pena intentar su impulso. Si el mandato de la CV evita que nuevas atrocidades se repitan, es loable cristalizar el esfuerzo. Si es franco y honesto el compromiso de Ángel Aguirre Rivera(2) para constituir una CV que esclarezca las atrocidades ocultas, bienvenida la voluntad política para aclarar los crímenes del pasado. Abrir las puertas para hacer justicia y romper el muro del silencio, es una prueba de fuego para Ángel Aguirre.
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(1) Los interesados en el tema pueden consultar el estupendo libro de Priscilla, Hayner. Verdades innombrables. El reto de las Comisiones de la Verdad. Fondo de Cultura Económica. México, 2008.
(2) Candidato a Gobernador por el Estado de Guerrero de la Coalición “México nos Une”, integrado por el Partido de la Revolución Democrática, Partido del Trabajo y Partido por la Convergencia.
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Fuente: Recibido directamente del autor Marcos Matías Alonso
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