Por Cabildo Indígena cerro Tijeras
Nos aseguraron hasta el cansancio que con ese mar de petróleo navegaríamos en la gloria. Y lo creímos. Entonces explotaron Caño Limón lo que significó para el pueblo indígena Guahibo su destrucción. Alcoholismo, prostitución, violencia y desarraigo. Hoy, veinticinco años después, el Guahibo está herido, Caño Limón se agota y el desarrollo que nos auguraron fue una falacia.
Luego afirmaron que con la represa terminarían los desbordamientos del Sinú; con estos argumentos construyeron Urrá que anegó también al pueblo Embera Katio. Les quitaron el pescado, asesinaron a Kimy, a Lucindo, los desplazaron. Hoy, seis años después, el Sinú rebosó la presa llevando a la miseria a miles de pescadores y campesinos que perdieron todo cuanto tenían.
Ahora nos afirman que es importante explotar los minerales resguardados por los Embera en el Cerro Sagrado de Careperro; nos insisten en la necesidad de desviar el río Ovejas para alimentar la hidroeléctrica de Salvajina aunque el precio sea destrozar a las comunidades; nos manifiestan la urgencia de explotar el crudo acumulado en territorio Uwa; el carbón en territorio Waiu.
Descalifican nuestras voces diciendo que "unos pocos" no pueden oponerse al bienestar de la mayoría, sin embargo vemos que los frutos de ese prometido desarrollo se queda, ahora sí, en unos "muy pocos".
Somos los más y ellos los menos, tenemos otro significado de desarrollo, creemos que progreso no es sinónimo de ultrajar, de atropellar.
Somos Nasa, somos zenú, coreguajes, afros, gitanos, blancos, mestizos. Olemos a tierra, a mar, a sal, a esperanza, a noche, a desvelo. Vestimos harapos, faldones, taparabos, mantas, guayucos. Somos los más y ellos los menos.
Altamira, septiembre 6 de 2007
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