Por Fanny Fernández Melo
22 de abril, 2010.- En el Día Mundial de la Tierra, ella nos envía un mensaje claro y directo desde su entraña a través del volcán Eyjafjoll (Islandia). Es la Tierra la que dirige los destinos de los humanos y en cualquier momento puede hacernos colapsar, aun cuando se ha logrado adelantos científicos que por unos instantes nos hacían pensar que podíamos domesticar el planeta.
Según refieren los informes de Europa se han cancelado mas de 95 mil vuelos en los últimos seis días y es el mayor caos aéreo registrado en el continente desde la segunda guerra mundial, con pérdidas el orden de los 200 millones de dólares por día para las empresas aéreas además de las pérdidas para otros sectores relacionados al aéreo.
Y todo esto porque el volcán Eyjafjoll decidió erupcionar y arrojar a la atmósfera 15.000 toneladas de CO2 por día, según datos del Instituto Vulcanológico de la Universidad de Islandia, lo cual es de sumo peligro para los aviones.
Sin embargo, la paralización del tráfico aéreo ha permitido medir la cantidad de CO2 que los aviones producen y los expertos en promedio han determinado que si a las 344,109 toneladas de CO2 que produce el tráfico aéreo en Europa por día, le restamos las 15,000 toneladas del volcán, se ha dejado de producir (contaminar) 329,109 toneladas por día, lo cual indudablemente es bueno para el planeta, aun cuando malo para la economía de los grandes.
Por otro lado algo que nos permite analizar las cifras es que los humanos producimos muchísimo mas CO2 que la naturaleza y que realmente nuestra especie es la responsable del cambio climático.
Momentos para reflexionar, analizar, procesar e investigar y decidir disminuir la huella ecológica que vamos generando día a día, la misma que nos pasará la cuenta en algún momento y no habrá dios al cual acudir en busca de protección.
Las reglas de la naturaleza son escalofriantemente simples. Toda causa tiene un efecto, a más contaminación mas cambio climático y desastres naturales.
Pese a este drama que viven nuestros hermanos europeos, que por cierto cada día su huella ecológica crece inevitablemente, los que tenemos la dicha de conocer el bosque de nubes de la Amazonía, vemos allí una esperanza, aun encontramos bosques plenos de vida donde el machete no ha entrado y donde el aire es puro y el agua corre por doquier, entonces pregunto: ¿Con cuánto están dispuestos a ayudar nuestros hermanos del primer mundo para que podamos conservar estos hermosos bosques y evitar que la necesidad y la falta de políticas de gobierno obliguen a los habitantes de estos bosques a depredarlos?.
¡Feliz Día de la Madre Tierra!
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