Por Maria Sol Wasylyk Fedyszak*
20 de abril, 2010.- “Nos preguntan por qué estamos en contra de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA)?, pero la respuesta está en los propios objetivos de ese proyecto… el IIRSA es la integración para enriquecer a unos pocos” resume una de las representantes de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida del Uruguay, una de las tantas organizaciones que participó en la III Feria Internacional del Agua en Cochabamba, Bolivia.
A este encuentro, que se realizó el fin de semana, asistieron cientos de organizaciones de distintos países. Diversas temáticas fueron las que se abordaron: fuentes de agua, cambio climático, contaminación, gestión comunitaria frente a la gestión pública del agua, las actividades petroleras y mineras en territorios indígenas, el impacto de las represas, megaproyectos, entre otros.
El ultimo día del encuentro, una de las mesas temáticas congregó a entidades argentinas y uruguayas que graficaron los alcances del IIRSA y el nivel de perjuicio en Sudamérica. “Nos preguntan por qué estamos en contra de los ´corredores o ejes del desarrollo´? Para ellos pareciera que sobrara gente, porque si alguno de esos corredores pasan en medio de un pueblo, los pasan por encima. Entonces desde ahí decimos que queremos el desarrollo para nosotros”, subrayaron desde el Uruguay.
También se recordó que el IIRSA cumple 10 años, el mismo aniversario que el de la Guerra del Agua en Bolivia. Si se paseaba en estos días por la plaza central de Cochabamba, en ella se podía ver un recordatorio con fotos y textos de esos acontecimientos que marcaron la historia del país.
También sumaron sus voces a este evento gente de la región de la Chiquitanía de Bolivia para comentar cómo el pueblo se opuso a una empresa que quería explotar el agua de la zona. Momento especial fue el de la representante mapuche Moira Millán que recordó que en enero los mapuches en Chile le ganaron y recuperaron 6 mil hectáreas al emprendimiento minero Navidad. “No es la lucha por la tierra sino que es la lucha por otro modo de vida en la tierra”.
Millán criticó la negativa del Gobierno boliviano de aceptar una mesa temática para la Cumbre por la Madre Tierra referida a impactos de megaproyectos. Resaltó en ese sentido que autoridades de la cancillería boliviana le dijeron que al estar queriendo “recomponer las relaciones diplomáticas con Chile no pueden apoyar a refugiados políticos”, relató Moira, como es su caso. “Creíamos que íbamos a tener un hermano en el Gobierno pero él estrechó la mano del capitalismo”.
Por otra parte, hace días se viene dando vueltas acerca de si se efectuará o no una mesa 18, aunque son 17 las oficiales que aparecen en el programa de la cumbre. En ella se haría hincapié en los conflictos socio ambientales que enfrentan comunidades y pueblos de Bolivia y eso, aparentemente, generó incomodidad en el Gobierno.
Según publicó el medio Erbol en su web (domingo 18 de abril), el viceministro de Medio Ambiente, Juan Pablo Ramos, indicó que “en realidad no hay una mesa 18. En principio se había trazado el trabajo de 16 mesas, pero se aumentó una más que sugirió la organización de la Federación Bartolina Sisa y con eso serán sólo 17 mesas”, dijo.
En el mismo medio cuestionó que la mesa popular 18 no trabaje al interior de la Conferencia y prefiera instalarse fuera del mismo, aunque aclaró que no se empleará la fuerza pública para desalojar a los miembros de esta mesa no oficial en el encuentro mundial.
Al cierre de la última jornada de la Feria del Agua varias organizaciones dieron su apoyo a la realización de la misma. Esta mesa trataría de la política energética , la explotación petrolera y minera en territorios indígenas, el IIRSA y contará con el apoyo de organizaciones como Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasusyu (CONAMAQ), Cedla, Cedib, Probioma, Oinco, UMSS, Bolpress, Fobomade, entre otras.
En ese sentido, el mallku, autoridad de la comisión de industrias extractivas de CONAMAQ, Rafael Quispe, indicó que la presentación de estos temas parece que no sólo “preocupan al Presidente sino que a varios gobiernos. No es el número sino el contenido que tiene que tener. No podemos ser pares ni cómplices de este proceso".
"Si tenemos un líder que pregona el respeto a la madre tierra, debe cumplir. Sabemos que el 80 por ciento de los ingresos de Bolivia provienen de hidrocarburos, del extractivismo. Los pueblos originarios percibimos que hablar de esto afecta a la economía, por eso entendemos que no alcanza solo con poner un hermano indígena en la presidencia, sino que hay que discutir modelos de desarrollo” dijo Quispe quién enfatizó en la necesidad de “ser coherentes entre el discurso y el hecho”.
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* Maria Sol Wasylyk Fedyszak es periodista del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA)
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