A la comunidad nacional e internacional desde el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Angol
23 de diciembre de 2005.- Chile ha sufrido una larga trayectoria en términos de violaciones a los derechos humanos. Tanto sus gobiernos como sus políticas llevan las marcas de éstas heridas que hacen de las palabras "por la Razón o la Fuerza" sean la práctica represiva de las decisiones políticas que toman los que se reivindican de democráticos y respetuosos de la dignidad humana, pero intolerantes e incapaces de escuchar y respetar a sus ciudadanos, mucho menos escuchar las demandas que emergen de su propia diversidad humana y cultural.
Como Pueblo Nación Mapuche oprimido, vemos día a día nuestros derechos individuales y colectivos confrontados a la inmoralidad del poder económico que se vale de todos los medios para perpetuarse, expandir y acumular sus riquezas a costa de nuestra libertad, de la depredación de nuestros recursos naturales, de la explotación y empobrecimiento de nuestra gente. Esta amarga realidad es la que nos ha obligado a luchar decididamente por nuestra existencia como pueblo y contra del modelo económico depredador que nos destruye.
Vergonzoso es ver a todos aquellos que lucharon por la defensa de la vida, poner precio a la nuestra. Precio a nuestra dignidad humana y cultural, precio a la naturaleza y precio a nuestro territorio. Aquellos que lucharon a favor de la justicia y la verdad sean quienes tejen mentiras y siembran la injusticia que se perpetúa en una coalición de gobierno que administra el poder económico para los ricos, en desmedro de una inmensa mayoría pobre y explotada.
Estos personajes, no han dudado en utilizar la represión para acallar las voces de los que reclaman por territorio y libertad. Este estado agresor que nos enfrenta con la muerte, el despojo de la tierra y la explotación nos ha condenado a la cárcel y persecución. Desde aquí surgen nuevamente nuestras voces para exigir nuestras justas demandas que surgen del derecho a la vida y a seguir existiendo como pueblo y cultura distinta a la de los chilenos.
Somos parte de un pueblo que sigue luchando y resistiendo. Es en este contexto que denunciamos una vez más al Estado Chileno que nos arremete.
¿De qué debemos pedir perdón entonces, de qué debemos arrepentirnos?
El estado chileno nos ha encarcelado y perseguido, no nos ha dado un debido proceso como lo establece sus propias leyes, se han valido de testigos sin rostro que han sido pagados con dineros del estado. Estos han desfilado por los tribunales con la mentira y las calumnias. No se ha respetado nuestra presunción de inocencia atemorizando a nuestros familiares con presencia policial permanente. A nuestra gente la han allanado, maltratado sin distinción de hombres mujeres, ancianos y niños. Los han intimidado a través de la desacreditación de los dirigentes, la manipulación de la información, la utilización de leyes altamente represivas.
Aparte de tenernos presos y amedrentar a nuestras familias y comunidades, ahora persiguen a la gente que nos apoya.
Solidarizamos desde la cárcel política con la que fue nuestra defensora Miriam Reyes García; quien ha empezado a sufrir en carne propia la persecución policial y política de parte del estado. Los más siniestros del Ministerio Público, como es el fiscal Pedro García, han iniciado una investigación por desacato de parte de Miriam.
Creemos que lo anterior es solo una represalia en contra de nuestra abogada por su entrega y profesionalismo al defendernos. La defensa que realizó en nuestro favor, es un ejemplo del compromiso con la defensa de los derechos humanos, la cual trasciende la esfera profesional y esta íntimamente ligada a la condición humana. Le enviamos todo nuestro apoyo y solidaridad por la situación que está viviendo y hacemos unos llamados a todos aquellos que comparten nuestra lucha a solidarizar con ella.
También queremos denunciar el circo que está por comenzar con el enjuiciamiento de nuestro lonko José Cariqueo Saravia. Es el tercer juicio en la causa Poluko Pidenco, y al igual que nosotros, ya está sufriendo de las represalias de los poderosos que han castigado con cárcel a quien los ha enfrentado y denunciado los atropellos realizados por el poder económico y político.
Nuestro lonko se expone a una pena de 10 años y un día por reclamar sus derechos. Nuevamente se valdrán de testigos pagados. Nuevamente estarán coludidos fiscales, gobierno y empresa en nuestra contra. Sin embargo hacemos un llamado a seguir resistiendo. Tengan por seguro que la cárcel no nos ha quebrado ni menos nos ha restado opinar y protestar frente a las injusticias. La cárcel política se asume con dignidad. No hay de nada que arrepentirse, más aun cuando se ha tratado de un montaje orquestado por el poder.
Desde la cárcel de Angol
¡Basta de represión a las comunidades!
¡Libertad a todos los presos políticos mapuche!
¡Marrichiwew!
Patricia Troncoso Robles
Jaime Marileo Saravia
Patricio Marileo Saravia
Juan Carlos Huenlao Lielmil
José Cariqueo Saravia, Lonko del pueblo mapuche
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