Servindi, 18 de mayo de 2007.- Rodolfo Stavenhagen, Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, efectuó hoy una importante intervención oral en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas que se realiza en New York.
El se refirió a diversos temas como el panorama general de los derechos humanos de los pueblos indígenas, los pueblos aislados, la Declaración Internacional sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, entre otros. Lea a continuación el texto completo de su intervención oral:
Señora Presidenta,
Distinguidos miembros del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas,
Distinguidos representantes de los pueblos y organizaciones indígenas,
Señoras y Señores,
Como en años anteriores, tengo el honor de dirigirme al Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas para presentar un resumen de las actividades llevadas a cabo en mi calidad de Relator Especial desde la última sesión del Foro, en mayo de 2006, así como una serie de reflexiones sobre la situación general de los derechos de los pueblos indígenas.
Resumen de actividades llevadas a cabo
Desde mi última participación en el Foro, se han desarrollado una serie de acontecimientos de gran trascendencia para la protección internacional de los derechos indígenas. El primero de ellos es, como bien es conocido, el establecimiento del nuevo Consejo de Derechos Humanos por resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, como órgano principal en la maquinaria internacional de protección de los derechos humanos. El segundo, también de sobra conocido por esta audiencia, es la adopción por este Consejo de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, un hecho de enorme trascendencia al que me referiré más adelante.
En el mes de septiembre de 2006, presenté ante la segunda sesión del Consejo mi informe anual correspondiente a las actividades desarrolladas en el 2005. En marzo de 2007, presenté mi último informe ante la cuarta sesión del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, correspondiente a las actividades de 2006.
En este informe hice énfasis en la evolución de los derechos de los pueblos indígenas en el mundo durante los últimos años, así como en los retos a los que se enfrenta la protección de los derechos de estos pueblos y especialmente de los grupos más vulnerables, como son los pueblos de los bosques, los pueblos en aislamiento y los que se dedican al pastoreo tradicional.
También presenté a la consideración del Consejo los informes sobre mis visitas oficiales a Ecuador y Kenia, así como un resumen de las comunicaciones con los Gobiernos sobre supuestas violaciones de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas. Este año presenté asimismo un estudio sobre las mejores prácticas para la aplicación de las recomendaciones de mis informes anuales, en seguimiento del pedido que me hiciera en 2003 la Comisión de Derechos Humanos.
Además de la investigación temática, las comunicaciones con los Gobiernos, y las misiones oficiales, he realizado otras actividades en coordinación con los Gobiernos, organismos internacionales, universidades, sociedad civil, y los propios pueblos indígenas. Entre ellas, me gustaría destacar las visitas que he llevado a cabo en Guatemala, Canadá, Filipinas y México en seguimiento de los informes sobre estos países, y las actividades organizados por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Camboya y Nepal en asuntos directamente relacionados con la situación de los derechos de los pueblos indígenas en estos países.
Me gustaría destacar asimismo la consulta regional asiática llevada a cabo en Phnom Penh, Camboya, con la participación de distintas organizaciones indígenas y de la Presidenta del Foro Permanente, que sirvió para recabar información para la elaboración de un informe específico sobre la situación de los derechos de los pueblos indígenas en Asia, y que estaré presentando ante este propio Foro el próximo lunes 21 de mayo con ocasión del debate de medio día de duración sobre Asia (E/C.19/2007/CRP.7).
También deseo mencionar mi participación en otros eventos relacionados con mi mandato, como la reunión de expertos sobre la implementación de las recomendaciones del Relator Especial, realizado en Montreal en octubre de 2006, y que ha dado lugar recientemente a una publicación sobre el mandato; el seminario regional sobre los derechos de los pueblos del Ártico a la tierra y los recursos naturales, realizado en Copenhague en marzo del presente año; el seminario sobre el seguimiento a las recomendaciones de órganos y procedimientos internacionales de derechos humanos, celebrado en ocasión del 80º aniversario de la Comisión de Expertos de la Organización Internacional del Trabajo; así como conversaciones informales con el Parlamento de la República Federal Alemana en ocasión del debate sobre la posible adopción del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales (propuesta que infelizmente no obtuvo la mayoría requerida para su ratificación por esa instancia).
Entre las actividades que tengo la intención de llevar a cabo en los próximos meses antes del fin de mi mandato se encuentra una visita a la República del Congo-Brazzaville. Congo, que mostró su interés públicamente en una visita del Relator en el curso de la última sesión del Consejo, será el tercer país africano que habré visitado con carácter oficial a lo largo de mi mandato.
Panorama general de los derechos de los pueblos indígenas
Señora Presidenta,
En mi último informe al Consejo de Derechos Humanos quise llamar la atención sobre algunas tendencias de la situación actual de los derechos de los indígenas en diversas partes del mundo, con miras a orientar la actuación de los Gobiernos, los órganos internacionales de derechos humanos, y la sociedad civil para brindar mejor protección a sus derechos frente a los nuevos retos que afectan su supervivencia como pueblos.
Una de las tendencias que se han reforzado en los últimos años está directamente vinculada al tema especial de la presente sesión del Foro Permanente. Me refiero a la disminución continua de las tierras y territorios indígenas, incluyendo la pérdida de control sobre sus recursos naturales, un proceso intensificado por las dinámicas de la economía globalizada, en particular por las nuevas y cada vez más acentuadas formas de explotación de recursos energéticos e hídricos.
El impacto ambiental de las industrias extractivas, como en Norteamérica y en Siberia; la extensión de las economías de plantación, sobre todo en áreas del Sudeste asiático y en la Amazonía; la destrucción de los últimos bosques originarios del planeta debido a la tala desenfrenada de la floresta, como en distintos países de África ecuatorial y América Latina, son todos procesos que golpean especialmente a los pueblos indígenas, y que dan lugar a violaciones masivas de sus derechos humanos. He visitado varias de estas áreas y he podido constatar personalmente algunos de estos casos que se reflejan en mi informe al Consejo.
Por ejemplo, en en reciente seminario de expertos sobre la cuestión de la tierra y los pueblos indígenas en Camboya, fue señalada la grave situación de pérdida de tierras que experimentan las comunidades indígenas en este país como consecuencia de la corrupción generalizada y de las concesiones económicas de tierras ancestrales indígenas en contra de las disposiciones de la Ley. En toda la región del sureste asiático es dramática la vulnerabilidad de los pueblos indígenas y tribales frente a la militarización de sus territorios y por el despojo de sus tierras en beneficio de las empresas de plantaciones comerciales y por la construcción de megaproyectos que tienen considerables impactos ambientales y sociales, no siempre benéficos para la población local.
Situaciones semejantes se dan en otras partes del mundo, como por ejemplo en México en relación con el proyecto de construcción de la represa de La Parota; en Filipinas y Guatemala donde se denuncia el aumento de la violencia contra los defensores de los derechos de los pueblos indígenas; y en algunos países de África (Camerún, Congo, Uganda, Tanzania y otros) en los que va en aumento el despojo de las tierras ancestrales de los pueblos más marginados y vulnerables, aún cuando en el papel existan leyes que presuntamente deberían proteger a estas comunidades.
Los distintos procesos de pérdida de control sobre las tierras y recursos indígenas afectan especialmente a comunidades específicas cuyos modos de vida los colocan en situación de especial vulnerabilidad. Éste el caso, particularmente, de los pueblos de los bosques, enfrentados a la pérdida de sus espacios tradicionales prácticamente sin compensación ni alternativas económicas, y enfrentados a un futuro incierto de pobreza, pérdida de identidad y conflictividad social.
Especialmente preocupante es la situación que enfrentan las pocas comunidades que continúan en situación de aislamiento en áreas recónditas de las selvas tropicales, y enfrentados ahora a la amenaza de diversos poderosos intereses económicos sobre sus territorios tradicionales, y que corren serio riesgo de desaparición física. Éste es el caso en varios países sudamericanos en la cuenca amazónica. Peligra también la existencia de los pueblos pastores en las regiones áridas y semiáridas como consecuencia de la privatización y el parcelamiento de sus tierras tradicionales de pastoreo, o la creación de áreas naturales protegidas, procesos que reducen paulatinamente su hábitat tradicional, como sucede en varios países de África oriental.
Las actividades extractivas, las grandes plantaciones comerciales y patrones de consumo no sustentables han conducido a la amplia contaminación y destrucción ambientales, de la que ya se hace eco la opinión pública mundial. Estos procesos tienen un impacto especialmente grave sobre los pueblos indígenas, cuyas formas de vida están estrechamente vinculadas a su relación tradicional con sus tierras y recursos naturales. Con frecuencia el deterioro de esta relación conduce a desplazamientos forzados de comunidades indígenas, que a su vez generan altos índices de pobreza y serios problemas de nutrición, salud y bienestar. Un ejemplo dramático es el de los pueblos árticos que sufren en forma directa los efectos del calentamiento global.
Para defender sus derechos y expresar sus necesidades, los indígenas recurren a distintas formas de organización y movilización social que con frecuencia resultan ser la única vía para que sus demandas sean escuchadas. Sin embargo, son demasiado frecuentes los casos en los que la protesta social es criminalizada, dando lugar a nuevas y a veces graves violaciones de los derechos humanos. He documentado casos diversos en mis informes al Consejo. Se denuncian ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas, detenciones arbitrarias, amenazas y hostigamientos. Muchos de estos incidentes tienen lugar en el marco de la defensa que hacen las comunidades y organizaciones indígenas de sus tierras, recursos naturales y territorios ancestrales.
El aumento de las migraciones de personas indígenas es otra de las expresiones de la globalización y de la desigualdad y pobreza generada por ésta. Los indígenas migrantes se encuentran particularmente expuestos a violaciones de sus derechos humanos en los trabajos agrícolas y mineros, en el ambiente urbano y a nivel internacional. La migración forzada de los pueblos indígenas es el resultado de la situación muchas veces desesperada que experimentan en sus lugares de origen. Aunque numerosos gobiernos han adoptado políticas sociales con el objeto de cerrar la brecha de las disparidades en los indicadores de desarrollo humano y social entre indígenas y no indígenas, hasta la fecha los resultados han sido magros.
Mujeres e infancia indígena
Señora Presidenta,
Debo señalar una vez más en este Foro la persistente situación de desventaja que ocupan las mujeres, las niñas y los niños indígenas en muchas partes del mundo. A lo largo de los seis años de mi mandato he podido escuchar de viva voz y he recibido un cúmulo considerable de informaciones sobre la discriminación, las violencias, los abusos de los que son víctimas estos colectivos.
En este sentido, tengo el honor de estar acompañado hoy día por dos expertas independientes del Consejo de Derechos Humanos, la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias; y la Relatora Especial sobre la trata de personas, especialmente las mujeres y los niños. Ellas expondrán a continuación, con mayor conocimiento de causa, sus reflexiones en torno al impacto de estos fenómenos en los derechos de las personas indígenas.
Me congratulo de la presencia de ambas Relatoras hoy día, que es muestra de los esfuerzos llevados a cabo por este Foro para transversalizar las cuestiones indígenas en todos los ámbitos del sistema internacional de los derechos humanos.
La Declaración sobre Derechos de los Pueblos Indígenas
Señora Presidenta,
He podido observar que las comunidades indígenas en muchas partes del mundo han sido alentadas por la adopción por el Consejo de Derechos Humanos de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en junio del año pasado. Sienten que finalmente sus reclamos y anhelos habían sido escuchados por las Naciones Unidas. Muchas de estas comunidades están, sin embargo, preocupadas y decepcionadas por el retraso impuesto a la adopción de la Declaración en la Asamblea General de la ONU, y esperan que éste sea un retraso meramente temporal.
Para orientar y encuadrar las mejores prácticas a favor de los derechos humanos de los pueblos indígenas, e independientemente del resultado de las discusiones que tengan lugar en el seno de la Asamblea General, la Declaración constituye desde ya un marco de referencia obligado para el propio Consejo de Derechos Humanos, para la Oficina del Alto Comisionado y las agencias de Naciones Unidas, para los órganos internacionales de derechos humanos, y para el propio Foro Permanente sobre las Cuestiones Indígenas. Espero que los principios de la Declaración se vean pronto reflejados en prácticas y acciones concretas que beneficien directamente a las comunidades indígenas.
El futuro de la protección internacional de los derechos indígenas
Señora Presidenta,No me gustaría terminar mi intervención sin antes referirme a la revisión de los mecanismos y métodos de trabajo que está llevando a cabo actualmente el Consejo de Derechos Humanos, y que representa una coyuntura de gran trascendencia para la protección internacional de los derechos de los pueblos indígenas.
En mi última presentación ante el Consejo hice un llamamiento a los Estados Miembros y a los Estados Observadores a que aseguren que los derechos de los pueblos indígenas reciban un tratamiento prioritario en el futuro trabajo de este órgano. En particular, el Consejo debe tomar en cuenta el importante legado del Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indígenas como foro de discusión y asesoramiento técnico en materia de derechos de los pueblos indígenas, para considerar el establecimiento de un nuevo órgano de expertos en la materia, que desde luego deberá incluir a expertos indígenas de distintas partes del mundo. Animo al Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, así como al caucus indígena, a que jueguen un papel activo en esta discusión.
El Foro Permanente, el futuro grupo de expertos, y el mecanismo del Relator Especial, trabajando en estrecha coordinación y dentro de su ámbito respectivo de competencia, están llamados a jugar un papel clave en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas frente a los retos, tanto novedosos como de larga data, que hoy amenazan a su supervivencia física y a la herencia cultural y espiritual de sus antepasados.
Muchas gracias por su atención.
Fuente: Agradecemos la información al Docip
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