Por Pedro Francke
Diario Uno, 16 de marzo, 2015.- Nuevamente se ha abierto el debate sobre qué minería le conviene al Perú. Este debate se pone picante cuando hay conflictos sociales, como sucedió cuando la protesta contra Conga estuvo más fuerte. Ahora es por Tía María.
Como antes, se quiere forzar el dilema de aceptar todos los proyectos mineros tal cual están o ser considerado anti-minero. Como si oponerse a que hagan una bullosa discoteca al costado de tu casa te hiciera anti-cultura, no querer una gran planta manufacturera en zona residencial te hiciera anti-industria, pitear contra hacer de Ancón un megapuerto te hiciera anti-comercio o decir que las universidades requieren acreditación te hiciera anti-educación. No es así.
Para forzar el falso dilema anti-minero, quienes defienden que se haga minería “como sea” afirman que el frenazo económico se debe a las protestas contra Conga y Tía María. Tal teoría no tiene asidero real. Por un lado, todo Latinoamérica ha frenado su crecimiento, ¿acaso en Brasil o en Chile es también por supuestos anti-mineros? Por otro lado, esta teoría no guarda proporción: todos los años la inversión en el Perú equivale a 30 “Tías Marías” y muchos proyectos agropecuarios, turísticos o de servicios se pierden por falta de infraestructura, crédito, conocimientos y coordinación.
La teoría de que el frenazo económico se debe a las protestas sociales es jalada de los pelos: ni el FMI ni el BCR consideran esto como una causa de la desaceleración económica. Sin embargo, esta idea descabellada tiene un objetivo claro: hacernos creer que salvo la minería contaminante y abusiva, todo es ilusión.
No es así. Otra minería es posible. Una que no malogre otras inversiones en el agro o el turismo, que tenga aceptación de los pueblos de su zona, que no contamine, que no genere corrupción, que no persiga a sus opositores, que aporte lo justo al Estado peruano.
No se le puede pedir a la gran minería generar mucho empleo: simplemente no va con su tecnología. Para eso necesitamos diversificación productiva. Pero sí se puede y debe exigir que las empresas mineras respeten la democracia y los derechos humanos, eviten daños a la sociedad y contribuyan económicamente. No es mucho pedir, pero hay que ponerse firmes en ello, pues es lo justo.
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Fuente: Diario Uno: http://diariouno.pe/columna/salvo-la-mineria-contaminante-todo-es-ilusion/
Comentarios
La minería extracvista es el engaño mayor de "crecimiento económico", teoría que se sostiene en la política económica gracias a que la gran mayoría de nuestros economistas no piensan, sino más bien se parecen a los abogados peruanos.
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