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La autorregulación de los medios de comunicación

Por Wilfredo Ardito Vega*

7 de abril, 2014.- La semana pasada, me encontraba en la sala de espera de la dentista, cuando, en la televisión apareció un anuncio lleno de alusiones violentas y rostros de adolescentes enfurecidos. Era el programa Guerra de Colegios, en el cual los participantes se deben enfrentar para obtener un viaje de promoción.

Me causó perplejidad la irresponsabilidad de América Televisión por lanzar un programa que exacerba el enfrentamiento en un país donde las rivalidades entre colegios muchas veces terminan a golpes y donde hay  crecientes problemas de violencia entre jóvenes y adolescentes.   Me pareció indignante también la irresponsabilidad del principal auspiciador: Movistar.

Tres días antes, otro programa de América Televisión Puedes con Cien, había sometido a una mujer a un intento de violación, con hombres desnudos que la manoseaban, a manera de “cámara escondida”. El programa se había transmitido a las ocho de la noche, dentro del horario que es de protección del menor, según una norma que ningún canal parece respetar. De hecho, dicho programa busca siempre “divertir” humillando a una mujer, inclusive sometiéndola a una detención ficticia.

Pensé en estos dos programas de televisión, cuando hace unos días leí el comunicado de la Comisión Nacional contra la Discriminación en relación a La Paisana Jacinta. En realidad, supongo que era sobre este programa, porque quienes lo suscribían, nada menos que ocho Ministerios, cuidaban bien de mencionarlo y, después de hacer referencias a estereotipos negativos sobre mujeres andinas, recomendaba  a los medios de comunicación autorregularse. No se exigía corregir el programa, no se planteaba sanciones, no se advertía a padres ni maestros, ni se recomendaba que los auspiciadores (Bayer y Nestlé, entre otros) dejaran de patrocinarlo.

Pedir la autorregulación de los canales de televisión resulta totalmente ingenuo si vemos que se encuentran tan obnubilados con sus intereses lucrativos y por la competencia, que lo menos importante para ellos es su responsabilidad social. Es evidente que esto le ocurre a América Televisión, ATV o Frecuencia Latina. Sobre el racismo, por ejemplo, lo condenan en los noticieros, pero siguen seleccionando exclusivamente conductores blancos y el mismo criterio impera para los participantes en programas como Esto es Guerra o Combate. En estos últimos casos, además, el uso del cuerpo de la mujer es tan evidente e insistente que los antiguos comerciales de cerveza parecen recatados.

Intentos de violación, guerras de adolescentes, ridiculización de la mujer andina…  Pareciera que no hay límites para el envilecimiento televisivo, del cual forman parte también los auspiciadores, mostrándose un panorama tan deplorable como el de los años noventa. La gran diferencia es que mientras en los noventa el envilecimiento estaba vinculado con el poder político, en la actualidad no es así, sino que se usa como grandes cortinas de humo para el poder económico.

Es verdad que varios de esos programas tienen mucha sintonía, pero al mismo tiempo son muchas las personas que los detestan. En la campaña contra el programa La Paisana Jacinta, muchas personas nos han señalado que Esto es Guerra, Titanes y Combate son peores por el uso que se tiene de la mujer y por la selección racista de los participantes.

El comunicado de la Comisión Nacional contra la Discriminación no solamente es una abdicación de las funciones de las instituciones públicas, sino que sugiere a los ciudadanos un mecanismo parece del siglo XIX: enviar una queja al medio de comunicación, esperar una respuesta, pedir una rectificación, dirigirse luego a la Sociedad Nacional de Radio y Televisión para presentar una nueva queja y después de varios meses, recién entonces se puede acudir al Poder Judicial. ¿Ninguno de los ocho Ministerios que supuestamente se han involucrado en la lucha contra la discriminación tiene procuradores o funcionarios que puedan hacer ese trabajo?

Resulta sorprendente que la mencionada Comisión ni siquiera se sienta libre para mencionar el nombre del programa ni el canal que lo transmite, lo cual muestra el poder de los medios de comunicación para discriminar abiertamente o difundir antivalores con total impunidad.

Al parecer, las cosas pueden cambiar si la sociedad o el Estado rompen su pasividad: la intervención del Ministerio de la Mujer y las organizaciones feministas generó que América Televisión se disculpe frente al intento de violación, pero todos los responsables continúan laborando normalmente.  También dicho canal accedió a cambiar el nombre de Guerra de Colegios por Versus de Colegios, debido a una petición expresa del Ministerio de Educación, aunque no ha modificado el tono violento del programa.

Estos precedentes nos hacen pensar que, si los integrantes de la Comisión Nacional contra la Discriminación fueran más firmes para enfrentar el racismo en la televisión, es muy posible que los medios de comunicación le hicieran caso. Lamentablemente, en el Perú el Estado escoge muchas veces ser débil y las consecuencias las pagamos todos los ciudadanos.

ADEMÁS…

- Les recordamos que este miércoles a las 7 pm será la protesta ante Frecuencia Latina contra el programa La Paisana Jacinta. Están todos invitados.

- Mientras la Conferencia Episcopal Peruana se pronunció contra la unión civil homosexual, en la Catedral de Córdoba (Argentina) fue bautizada la pequeña Umma, hija de una pareja formada por dos mujeres, precisamente casadas según la legislación de dicho país.

- Hablando de asuntos familiares, la nueva Ley 30179 elevó de 2 a 15 años el plazo para ejecutar una sentencia de alimentos.

- En el apacible parque Acosta de San Isidro, ayer 6 de abril, una vecina estaba paseando a su perro, cuando vio a un pastor alemán sin correa. Se le acercó al dueño y le indicó que debía tenerlo sujeto. El hombre, alto, blanco y canoso, comenzó a gritar: "¿Y tú quién eres para hablarme? ¡Ubícate! ¿Quieres plata para dar comida a tu perro? ¡Regresa a tu barrio! ¡Vete de San Isidro!" Y la amenazó con un fuete para caballos. Un testigo comentó después: "Es que algunos vecinos se sienten invadidos por la gente de los edificios nuevos".

APORTES Y COMENTARIOS (Sobre el maltrato que algunas empresas privadas ejercen contra los ciudadanos)

- Claro es una de las peores empresas que hay. Y ese problema en realidad forma parte de su estrategia de ventas. Tratar con displicencia al cliente, es decir, darle a entender que ellos son superiores y tú no y que, gracias a su superior bondad, ellos te van a permitir a ti, simple mortal, adquirir uno de sus servicios. Así es como funciona, lamentablemente. Y la única manera es alzar la voz, tratarlos igual, es decir, jugar el juego de ellos: yo soy tan superior como tú. En ese momento recién te atienden bien.

En general, cuando vienes de fuera descubres que el país tiene serios problemas en este aspecto. Hace una semana, confieso que miré sorprendido a un gringo que se quejaba del pésimo servicio de los agentes BCP que están en varias farmacias, pero que nunca tienen sistema (luego me entero que te dicen eso porque el banco les paga una miseria de comisión). Después me puse a pensar: Esta persona simplemente reclamaba lo justo. Si la publicidad te habla de la ventaja de tener "el banco cerca de tu casa", ¿por qué es que nunca funciona en realidad?  El gringo se alejó quejándose: "Esto debe ser parte de la cultura peruana"... (Un empresario de Surco).

- En una ocasión estuve en el Rokys de Barranca con mi pareja y tuvimos la mala idea de tomar un pisco sour que al parecer estaba hecho con un cañazo de tan mala calidad que casi nos manda al hospital. Presenté mi queja por la web y me llamaron para disculparse, diciéndome que no era posible que sus licores eran de calidad, pero nada mas.  Quizás si presentábamos las boletas de las medicinas, hubiesen hecho algo pero decidimos ya no dar pita al asunto. En otra ocasión, una de mis hermanas que compraba regularmente productos Unión, recibió una bolsa con productos con hongos. Al presentar su reclamo, le enviaron una carta de disculpas y un enorme paquete de productos para resarcir el hecho. A mí me tocó vivir también una experiencia con Despegar.com (empresa colombiana con sede en Perú) al querer hacer un cambio en las fechas de vuelo. Tuve que llamar a Lima varias veces hasta por 20 minutos y cada vez me daban versiones diferentes, aduciendo que no era la cantidad que yo había visto en la web sino mucho más. Al final me puse fuerte, y dije que me quejaría a INDECOPI. Esa misma noche me llamaron desde Colombia para pedirme disculpas y decirme que respetarían lo que yo registré. Creo que si no me ponía fuerte me endilgaban otra tarifa, pero así son las cosas a veces, si no presionas te pasean (Un ingeniero desde Barranca).

- Estaba pensando seriamente en regresar a vivir al Perú después de 42 años de trabajar en varios países... pero, cuando leo tu columna me entran unas ganas locas de no regresar NUNCA. Hoy en día resido en Chile y veo que vivo en el paraíso comparativamente con la situación peruana. ¡Qué cantidad de racismo y degradación, el Perú que tú nos presentas! Parece una sociedad llena de odio y mala leche por los cuatro costados, plena de organizaciones de la edad de piedra para quienes el ser humano es prácticamente basura. Muchas gracias por desanimarme. La verdad, no me queda ni un miligramo de ganas de volver a nuestro Perú, salvo de vacaciones y muuuuuuuy cortas, no vaya a ser que me toque hacer cola ante alguna empresa que está acostumbrada a pisotear la dignidad humana. Saludos y mucha suerte con tu columna altamente desmotivadora y realista. (Un empresario peruano, desde Chile).

- Muchas veces uno termina levantando el tono de la voz, para que recién  tomen en serio el reclamo, es muy lamentable y penoso y esto sucede a diario en cualquier rincón de nuestro Perú (Un profesor desde Piura).

- Los servicios presenciales de las empresas en general suelen ser lentos e ineficientes. Hasta parece que son diseñados expresamente para disuadir a la gente de usarlos. Es un error tener muchas expectativas de ellos (Un funcionario público).

LA FRASE W:

Cuando el gato tiene miedo a los ratones, ellos creen que dan miedo.

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*Wilfredo Ardito Vega es abogado y catedrático nacido en Lima. El texto publicado forma parte del boletín:  Reflexiones Peruanas núm. 507, que se distribuyen por correo electrónico y se encuentran en la dirección: http://reflexionesperuanas.lamula.pe/

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