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Sonríe, estas en Tailandia y la hierba está creciendo

Fuente de la imagen: https://thaiweedguide.com/directory-dispensaries/listing/wonderland-bangkok/

El reino despótico de Tailandia ha sido el primero en legalizar el cannabis en Oriente. Una revolución cultural y un nuevo paradigma ético, además de empresarial.

Por Raimondo Bultrini

il Manifesto, 20 de febrero, 2023.- Es una peregrinación ininterrumpida que desde hace siete meses serpentea por las calles de la nueva meca de la hierba libre. Desde el histórico 9 de junio de 2022, cuando Tailandia eliminó el cannabis de la lista de estupefacientes y liberalizó su consumo y venta, viejos o nuevos fumadores, especialmente extranjeros, han cruzado las ciudades y pueblos de renombre del reino que han resucitado con una sonrisa en la cara. No se permite fumar en la calle, que aún está penado con cárcel, pero en todas partes hay infinidad de tiendas iluminadas con deslumbrantes luces de neón y cafeterías con fumaderos privados. Establecimientos que han cambiado la cara del turismo masivo, como el icónico Khao San, hace pocas semanas desierto y oscuro por causa de los tres años de la Covid-19.
 

Fuente de la imagen: https://thaiweedguide.com/directory-dispensaries/listing/wonderland-bangkok/

En muchos hoteles se ofrece un porro preparado con el desayuno y hay anuncios comerciales con la hoja verde de cinco puntas que brillan como cometas señalando el camino a los buscadores de placeres temporales entre las numerosas calidades de Cannabis sativa e indica locales importadas o híbridas con cepas tailandesas. Se pueden ver expuestos como productos de farmacia en ambientes asépticos llamados "dispensarios" y "clínicas". Calles enteras están llenas de ellos y también afloran entre los restos milenarios y sagrados de antiguas capitales como Sukhothai y Ayutthaya, incluso alrededor de los tolerantes templos budistas que antes desaconsejaban toda clase de sustancias tóxicas, pero que ahora algunos monjes no desdeñan meditar después de un porro.

Poco importa que la nueva ley imponga un límite de apenas 0,2% de tetrahidrocannabinol (1) o THC para fines médicos y poco más para los "recreativos". A excepción de los menores y mujeres embarazadas, todos pueden elegir entre la calidad de las hierbas que se ofrecen, especialmente las importadas que contienen entre 10 y 29%, porcentajes adecuados para fumadores empedernidos, y en cualquier caso con precios fuera del alcance de la mayoría de jóvenes tailandeses.

La gran liberalidad podría durar poco si de las urnas sale un gobierno más restrictivo el próximo mayo. O si la actual coalición, encabezada por un exgeneral golpista de visiones abiertas y el ministro que aprobó el decreto ley, se vea obligada a imponer mayores controles para obtener la aprobación del parlamento; por ejemplo, solicitar a las tiendas nombres y fotos de sus clientes. Además de temer perder parte de su electorado conservador, el Primer Ministro Prayut Chan Ocha puede recibir presiones de gobiernos socios de países poderosos y severamente anticannabis, como Japón, que amenaza a sus turistas con repercusiones a su regreso, o China, que recientemente ha reabierto sus fronteras y ha pedido a las agencias que adviertan a los clientes sobre los efectos de las drogas del occidente hedonista.

Sin embargo, además del turismo de hierbas "recreativo", la economía tailandesa se ha revitalizado en torno a la hoja verde y ha disfrutado también del auge de las cremas y aceites dermatológicos para terapias contra el cáncer que en los últimos años exporta a muchos países. Es un mercado prometedor para el reino gracias a la oportunidad de la apertura que no solo saca a muchas familias del túnel de la pobreza, agravada en los tres años de Covid-19, sino también le permite superar a cualquier otro país asiático que pretenda hacer cultivos legales a gran escala.  

El ministro de Salud Anutin Charnvirakul, padrino de la liberalización y posible próximo primer ministro de Tailandia, espera ingresos de 10 mil millones de dólares para 2030 del comercio nacional y mundial de productos tailandeses.

El ministro de Salud Anutin Charnvirakul, padrino de la liberalización y posible próximo primer ministro de Tailandia, espera ingresos de 10 mil millones de dólares para 2030 del comercio nacional y mundial de productos tailandeses. Meses antes de que entrara en vigor la ley, donó otras tantas plantas de cannabis a un millón de agricultores, diciéndoles que las cultivaran y multiplicaran con la promesa de un fácil enriquecimiento después de tanto sufrimiento por la pandemia y otras adversidades de la naturaleza.

Entre las licencias de cultivo, distribución y venta, hasta siete millones de tailandeses y extranjeros han solicitado y obtenido acceso al nuevo negocio. Pero son los cultivadores tradicionales los que se encuentran con el camino más cuesta arriba: no todos han logrado obtener una buena cosecha de la planta distribuida por el ministro de Salud Anutin, u otras compradas; y comprendieron de inmediato que una gran parte de las ganancias va a quienes abastecen a la gama de compradores adinerados, sobre todo extranjeros que buscan la mejor calidad.

A pesar de la apuesta inmediata por la hibridación por parte de los entusiastas y expertos locales, la mayoría de los productos más vendidos aún provienen de la tecnología genética para semillas y plantas de los laboratorios californianos y holandeses, pero la competencia está abierta para elevar el contenido de Thc o CBD de las especies autóctonas y promover cepas con principios psicoactivos altos.

A diferencia de los Países Bajos, Honduras, California y recientemente el Estado de Nueva York, el experimento en marcha por primera vez en Oriente «también apunta a la reapropiación de una cultura cannábica que en los libros de historia data de tres siglos –explica Apichart Suttiwong, autor de un libro de culto en tailandés sobre la ganja (marihuana)– pero desde que llegaron las primeras semillas de la India fue muy utilizada en la alimentación, la medicina tradicional y en los campos agrícolas, donde los labriegos la masticaban para soportar el calor. Pero se ilegalizó a partir de la guerra declarada en 1971 contra las drogas por Estados Unidos y la ONU y fue cuando se perdió cierto conocimiento".

De la herencia genética olvidada se ocupó desde los años 90 Decha Siriphat, de 75 años, experto en hierbas de la medicina tradicional que fue inspirador de los actuales legisladores.

De la herencia genética olvidada se ocupó desde los años 90 Decha Siriphat, de 75 años, experto en hierbas de la medicina tradicional que fue inspirador de los actuales legisladores. Demostró que muchos pacientes que sufrían de dolor, ansiedad, trastornos mentales y del sistema nervioso encontraron enorme beneficio en los aceites de CBD y THC extraídos del cannabis. Organizaron marchas kilométricas para pedir la legalización de su investigación para uso terapéutico.
 

Médico tradicional Decha Siriphat. Fuente de la imagen: La Nación

Al coraje de Ajarn (Maestro) Decha y a su carisma en las altas esferas le debe mucho el nuevo paradigma ético en un país despótico y patriarcal, que el pasado 9 de junio liberó a 4300 consumidores y pequeños traficantes de drogas, pero aún mantiene en prisión a muchos presos políticos, y a las dos estudiantes que llevan un mes en huelga de hambre contra las leyes de lesa majestad.

Decha sufrió varias detenciones e incautaciones de sus laboratorios de cannabis en Suphan Buri hasta que, hace 4 años, el propio Prayut lo liberó con una de sus primeras medidas como premier. A las granjas pioneras de la fundación, Decha encomendó la investigación para la producción de cannabis medicinal y otras hierbas como el kratom, legalizado gracias a él hace dos años. Se rumorea que fueron dos hijas de músicos de rock que pudieron haber suavizado los prejuicios del rígido general golpista; pero también la influencia de otro general, Paiboon Koomchaya, asesor cercano del rey, ex jefe adjunto del ejército y su ex ministro de justicia.

De regreso de una convención de la ONU en Nueva York sobre el narcotráfico en 2016, el alto oficial quedó impactado por la autocrítica de los prohibicionistas contra el cannabis y por las tesis de las nuevas orientaciones liberales, similares a las de Ajarn Decha. Convenció al primer ministro (y evidentemente también al soberano Rama X, recientemente ascendido al trono) para que estudiara con más detalle los pros y los contras de la despenalización, ya que en el reino de Tailandia en ese mismo año casi dos millones de jóvenes habían comprado más de 4 mil millones de pastillas mucho más peligrosas de la llamada yaba (2), la «medicina que te vuelve loco».

Las políticas represivas como ejecuciones extrajudiciales de presuntos narcotraficantes y consumidores ordenadas por el exprimer ministro Thaksin Shinawatra en 2003 (años después copiadas por su homólogo Rodrigo Duterte en Filipinas) solo produjeron indignación y muy pocos efectos, y sí en cambio más de 2.000 muertes como efecto de esa cruel campaña "antidroga".

Los seguidores de Thaksin, los ex "camisas rojas", opositores del partido Pheu Thai se encuentran en sintonía sobre el no a la hierba con un segmento de la mayoría, los exenemigos de los "camisas amarillas" con los que se enfrentaron durante siete años en las plazas. El Pheu Thai nominará a Paethongtan, que ya encabeza las encuestas y desde el anuncio de la ley hace un año ha comenzado una campaña de noticias terroríficas sobre los efectos de la marihuana, como la historia del joven que se castró a sí mismo tras una larga y dolorosa erección causada quizá por los 2 gramos de hierba fumada con una pipa de agua, o quizá por los cinco cafés que se bebió en ella.

En un país donde el alcohol produce consecuencias aún más graves, medio siglo de estricta prohibición ha hecho casi olvidar que el País de la Sonrisa nunca había sido intolerante con el uso del cannabis. Prueba de ello es que, hasta finales de los años 60, hippies de todo el mundo venían a probar la legendaria hierba de Buda fumada por soldados estadounidenses en las todavía vírgenes playas de arena blanca de Pattaya para aliviar el estrés de los horrores de la guerra de Vietnam.

Anutin se refirió al siguiente período de prohibición buscado por EE.UU. y la ONU el pasado mes de septiembre con una paradoja que encarna el espíritu de su ley. En presencia de nuestro exprimer ministro Matteo Renzi, durante una reunión de la Cámara de Comercio Italo-Tailandesa, en Bangkok, dijo: «Si esos soldados hubiesen consumido cannabis desde el principio, se habrían ido en paz y no habría habido guerras en Indochina (…). Bromas aparte –añadió– el cannabis quita la agresividad». Cuando le pidió a Renzi una opinión sobre la despenalización, respondió fuera de escenario revelando que se trata todavía de un debate encendido incluso dentro de la familia. “Mi mujer –explicó– es mucho más liberal que yo”.

Notas:

(1) Al tratarse de una sustancia psicoactiva, el tetrahidrocannabinol actúa modificando los receptores neuronales presentes en la red cerebral. Es por ello que en el campo de la salud y la medicina se utiliza habitualmente con finalidades analgésicas o antiinflamatorias para calmar el estrés y la ansiedad.

(2) Yaba, droga sintética en pastillas mezcla de metanfetamina y cafeína de precio muy barato.
 

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Fuente: il Manifesto: https://ilmanifesto.it/sorridi-sei-in-thailandia-e-lerba-cresce - Traducción de Leoncio Robles. Autor de Viaje al reino de Ava. Una crónica birmana, Editorial La Línea del Horizonte, Madrid, 2022.

 

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